martes, 5 de octubre de 2010

Cultural/Social

Sabia virtud de
conocer el tiempo
Quizá usted conozca algún atarantado que se diga inconforme con el cambio de horario (de verano). Pues admírese de que para muchos «compatriotas» el argumento de que no debiera cambiarse el horario «porque así lo puso Diosito».
La verdad es que el tiempo es una categoría gramatical inventada por el hombre. Los horarios y los calendarios han variado tanto a través del tiempo, que dan lugar a situaciones admirables. Incluso, podemos referir algunas anécdotas. O puede usted sorprender a sus familiares y amistades con unas adivinanzas. Todos creerán que es muy culto.
Fechas extrañas.
Santa Teresa de Jesús murió el 4 de octubre de 1582. Fue enterrada al día siguiente, pero era 15 de octubre ¿Cómo es posible? Pues resulta que durante la noche que fue velada en la población de Alba de Tormes, provincia de Salamanca, España, se aprobó la reforma del calendario que produjo un salto de diez días. La revolución rusa aconteció en octubre de 1917, pues ellos se regían por el calendario juliano de la Iglesia Ortodoxa. Pero para el resto de Europa la fecha exacta es el día 7 de noviembre, según el calendario gregoriano (¿?).
En su obra Un yanqui de Connecticut en la corte del rey Arturo, Mark Twain, hace referencia a un eclipse de sol que ocurrió el 21 de junio del año 528 de nuestra Era, tres minutos después del mediodía. Sin embargo, al no hacer referencia al cambio del calendario, que fue aprobado después de dicha fecha tanto por Gran Bretaña como por los Estados Unidos, deja sin efecto la posibilidad que se indica en la novela de predecirla, tema crucial en la novela, además de que la hora solar romana que se tomó en cuenta para la creación del calendario gregoriano, tampoco coincidía con la hora solar de la isla de la Gran Bretaña, por lo que la precisión de la hora (tres minutos después del mediodía) tampoco tenía nada que ver con lo que en realidad ocurrió.
Ajustando el reloj.
Estos y muchos otros dislates fueron ocasionados por que al Papa Gregorio XIII se le ocurrió cambiar el calendario Juliano que había inventado el emperador Julio César en el año 46 antes de nuestra era cristiana. Luego vinieron muchos Concilios en los cuales se manejaron términos tan enigmáticos entonces como ahora: calendario litúrgico, calendario civil y año trópico, que quizá podamos explicar otra ocasión «con más calmita».
El asunto es que el calendario gregoriano contabiliza un retraso de cerca de 1/2 minuto cada año, lo que significa que se requiere el ajuste de un día cada 3300 años. Esta diferencia procede del hecho de que la traslación de la Tierra alrededor del Sol no coincide con una cantidad exacta de días de rotación de la Tierra alrededor de su eje. Cuando el centro de la Tierra ha recorrido una vuelta completa en torno al Sol y ha regresado a la misma en que se encontraba el año anterior, se han completado 365 días y un poco menos de un cuarto de día (0,242189074). Este calendario se adoptó inmediatamente en los países dominados por la Iglesia Católica Romana, sin embargo, en los países protestantes, anglicanos y ortodoxos, no se implantó hasta varios años ….o siglos después.
Papa Gregorio.
El jurista eclesiástico Ugo Buocompagni, que fue elegido papa el 14 de mayo de 1572 bajo el nombre de Gregorio XIII es el culpable de que haya meses con 30 y 31 días, y que inclusive un mes del año sea de 28ndías y ocasionalmente de 29.

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