martes, 16 de noviembre de 2010

Reflexión


Señor

Marilli
Ayúdame a decir la verdad delante de los fuertes y a no decir mentiras para ganarme el aplauso de los débiles.
Si me das fortuna, no me quites la razón.
Si me das éxito, no me quites la humildad.
Sí me das humildad, no me quites la dignidad.
Ayúdame siempre a ver la otra cara de la medalla.
No me dejes inculpar de traición a los demás por no pensar igual que yo.
Enséñame a querer a la gente como a mí mismo y a no juzgarme como a los demás.
No me dejes caer en el orgullo si triunfo, ni en la desesperación si fracaso.
Más. Bien, recuérdame que el fracaso es la experiencia que precede al triunfo.
Enséñame que perdonar es un signo de grandeza y que la venganza es una señal de bajeza.
Si me quitas el éxito, déjame fuerza para aprender del fracaso.
Sí yo ofendiera a la gente, dame valor para disculparme, y si la gente me ofende, dame valor para perdonar ¡Señor … Sí yo me olvido de ti, nunca te olvides de mi!.
Reflexión.
Nunca digas ojo por ojo por que el mundo se quedara ciego.

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