miércoles, 9 de febrero de 2011

Columnas

Memorandum
Gerardo Ruano Cástulo
INEVITABLE EL INCREMENTO
EN LA TORTILLA.
Existen demasiadas razones para suponer que es cuestión de tiempo para que el precio de la tortilla tenga un incremento. Se habla de que los industriales discuten sobre la posibilidad de llevar el kilo de los 12 a los 15 pesos, en virtud de que en más de tres años la tarifa se ha mantenido, mientras los insumos y energéticos siguen subiendo sus precios.
La industria de la masa y la tortilla es fundamental dentro del proceso económico y social de nuestro país, debido a que millones de mexicanos consumen éste producto. En Guerrero no es la excepción. Sin embargo, la economía de los empresarios se ha visto golpeada por las crisis constantes que sufre el país, las que han traído incrementos constantes a los energéticos y a los insumos, entre ellos, todas las piezas que necesitan para dar mantenimiento a su maquinaria.
Los industriales de la masa y la tortilla tienen que pagar impuestos federales, estatales y municipales para poder operar. Aunado a ello, para poner a funcionar sus máquinas tienen que pagar gas y energía eléctrica. El flete del maíz se ha incrementado por las constantes alzas del precio de la gasolina. Y a eso debemos abonar, que muchos de ellos pagan nómina de empleados, que además están dados de alta en el seguro social.
En los últimos tres años, la mayoría, si no es que todos, los productos de la canasta básica se han incrementado. Lo que ha provocado un golpe muy severo para las familias mexicanas. ¿Cuánto cuesta hoy una pechuga de pollo, una tapa de huevo o las diferentes verduras? Las amas de casa hacen milagros con el dinero.
En el ámbito social, en los últimos tres años, el precio del pasaje de la urvan en Chilpancingo se ha incrementado mínimamente dos veces, pasando de tres a cuatro pesos. Y todo, por el incremento de la gasolina y las refacciones.
Luego entonces, ante tal situación, es predecible que se viene el incremento a la tortilla. A pesar de que desde la secretaría de desarrollo económico se ha cuestionado a los industriales, porque según su titular, Jorge Alfonso Peña Soberanis, han apoyado mucho a la industria a efecto de sostener el precio, lo cual está en tela de duda, luego de que los créditos otorgados fueron empleados en paneles solares y aplicados por una empresa de dudosa calidad, ante la complacencia de la autoridad, que no ha hecho prácticamente nada para corregir el problema, lo que podría convertirlos en cómplices de éstos.
No parece haber, desde el gobierno, mucha calidad moral como para impedir lo que se ve venir: el incremento en el precio de la tortilla. Sobre todo, porque la industria también tiene que luchar por sobrevivir. Lo que sí, hay que decirlo, no parece sano, es que el precio se dispare hasta los 15 pesos. Eso sería una puñalada artera en contra del pueblo.
Dada la situación económica, tal vez sería racional, que el precio pasara de 12 a 13 pesos por kilo, a efecto de que no fuese tan gravoso para las familias.
Porque es un hecho. Existen demasiadas razones para suponer que los industriales podrían incrementar el precio de un momento a otro. Y más aún, cuando de esas empresas dependen cientos de familias. El alza al precio a la tortilla parece inevitable. Esa es la cuestión.
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