jueves, 3 de febrero de 2011

Cultural/Social

Relaciones laborales
Apolinar Castrejón Marino
Aprovechando que aún están latentes nuestros propósitos de mejorar, en este año 2011, queremos llamar su atención acerca de algunos factores que pueden hacernos más felices, desarrollando nuestras potencialidades. Con tal de no hacer este tema aburrido o complicado, recurramos al recurso de utilizar ejemplos y situaciones empíricas:
Rodolfo trabaja en una empresa de manufacturas desde hace dos años. Siempre es muy serio, dedicado y cumplido de sus obligaciones. Llega puntual y está orgulloso de que nunca ha recibido una llamada de atención.
Un día se animó a buscar al Gerente para plantearle una promoción, en los siguientes términos: «Señor, trabajo en la empresa con bastante esmero y estoy a gusto con mi puesto, pero siento que he sido postergado. Mire, por ejemplo Juan ingresó a un puesto igual al mío, y hace 6 meses fue ascendido a Supervisor, mientras yo continúo igual».
El jefe arrugó la frente y se mostró un tanto preocupado. Como tenía el colmillo muy largo y retorcido, miró a Rodolfo con detenimiento, y luego le dijo con voz pausada:
«Yo creo que tienes razón, pero mientras resolvemos esto, quisiera pedirte que me ayudes a resolver un problema. Mira, quiero dar fruta al personal para el postre de la comida de hoy. En la tienda de la esquina venden fruta; por favor averigua si tienen naranjas». Rodolfo se retiró en cumplir con el encargo y como la tienda estaba muy cerca, en 5 minutos estaba de vuelta, y tuvo el siguiente diálogo con el jefe.
Bien Rodolfo, ¿qué averiguaste?
- Señor, si tienen naranjas.
- ¿Y cuánto cuestan?
- ¡Ah!, no pregunté por eso.
- Esta bien, pero ¿Viste si tenían suficientes naranjas para todo el personal?
- Tampoco pregunté por eso señor.
- ¿Hay alguna fruta que pueda cambiar por la naranja, si fuera necesario?
- No sé señor, pero creo...
- Bueno, no te preocupes, siéntate un momento.
El Gerente tomó el teléfono y mandó llamar a Juán. Cuando se presentó Juán, le dio las mismas instrucciones que le había dado a Rodolfo.
Juán salió de la oficina, y en 10 minutos estaba de regreso con el Gerente. El jefe le preguntó:
- ¿Bien Juan, qué noticias me tienes?
- Señor, tienen naranjas, lo suficiente para todo el personal, y si prefiere también tienen plátano, papaya, melón y mango.
- La naranja está a 1.5 pesos el kilo, el plátano a 2.2 el racimo, el mango a 0.9 el kilo, la papaya y el melón a 2.8 pesos el kilo.
- Me dicen que si la compra es por cantidad, nos darán un descuento de 8%.
- He dejado apartada la naranja, pero sí usted elige otra fruta debo regresar para cambiar el pedido.
- Muchas gracias Juán, pero espera un momento.
Volteó a ver Rodolfo, que aún seguía esperando, y le dijo:
- Rodolfo, ¿qué me estabas diciendo?
- Nada señor, eso es todo, con su permiso.

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