jueves, 24 de marzo de 2011

COLUMNA

Cosmos
Héctor Contreras


Cuando muere una mujer bonita, pero de veras bonita como Elizabet Taylor, uno no puede ni debe quedarse callado. Porque fueron las musas de la también época bonita del cine que nos tocó vivir y disfrutar en la pozolera ciudad de Chilpancingo.
Había tres cines en los años cincuenta: El Cine «México», sobre la avenida Guerrero; el «Colonial», sobre la avenida Alemán y el «Guerrero», ubicado a una cuadra, yendo al poniente, de la plaza central.
En alguno de esos tres cines, o a lo mejor en los tres descubrimos por primera vez a Liz Taylor y admiramos de su belleza. No se trata de citar en este espacio los nombres de sus películas ni cuántas veces contrajo matrimonio y cuántas veces le puso los de vikingo al Richard Burton.
Sólo se trata de hacer una breve evocación sobre una mujer que dejó huella en el mundo del cine, con su belleza, con su talento, con su personalidad. Y vaya si le sobró Personalidad. Dije: ¡Le sobró! En ella lo hubo todo: Mucho porte, mucha elegancia, muchote de todo, sí señor, de todo.
Y, claro que tenía que ser un bohemio, un romántico, un enamorado, un soñador quien en México, al igual que millones de hombres en el mundo, se prendara de ese dulce apodadío caramelo, empanizado de mermelada y bañado con miel de abeja y llamada Liz Taylor… ¡Como para chuparse los dedos! (y hasta los de los pies, qué caray).
¡Ojos!, qué ojos. Sencillamente no ha habido otros como los de ella: El poeta lo dijo, así lo escribió y así quedó plasmado en su canción: «Te quiero por tus ojos de Jacaranda en Flor»… ¿Quién más si no solamente Liz Taylor pudo haber sido agraciada desde el cielo y en el cielo para lucir esas hermosas súper estrellas que nunca nadie ha ni siquiera imitado?
Me lo platicó Rolando Morlet, el primera voz del extinto trío musical «Los Santos», que Fabregat, el autor de la canción «Jacaranda» le compuso ese poema musical a la Taylor, a raíz de que una de las muchas ocasiones que vino a México, la conoció y se inspiró en ella.
Luego esa canción también la grabaron aquel dueto enorme, de mucha calidad musical que fueron «Lupe y Raúl», con una versión muy a su estilo, nada que ver con la grabación de «Los Santos». Y también Los Tres Ases, el trío de San Juanito Neri la grabaron, pero, insisto, nada superó a la grabación que hizo el trío guerrerense de Los Santos.
Decía Rolando Morlet, dato que confirmó Lalo Ayala (requintista del trío), que ellos, antes de ser «Los Santos» (tal vez cuando eran el trío «Linaloe») visitaban en Acapulco a la familia de Diego Alcaráz (originario de Tixtla). Y por las noches escuchaban el programa de serenata que se transmitía en la estación de radio XEBB. Y ahí, por primera vez escucharon la canción «Jacaranda». Se la aprendieron y cuando grabaron como «Los Santos», la dieron a conocer con su hermosa versión y se hizo tan famosa la canción que es posible que hasta la hoy fallecida Liz, la haya escuchado. Y dice más o menos así:
Te quiero por bonita
y por tu cara extraña,
te quiero por tus ojos
de Jacaranda en flor,
te quiero de quererte
desde la noche aquella
que me hicieron tus besos
conocer el amor.
Te quiero por el dulce
que llevas en los labios,
te quiero porque hiciste
olvidar mi dolor
y por tu pelo de oro
que brilló aquella noche
y la luz de tus ojos
de Jacaranda en flor.
La noticia del fallecimiento –este miércoles- de la actriz estadounidense Elizabeth Taylor viene de Los Ángeles. Murió a los 79 años de edad «famosa por sus deslumbrantes ojos color violeta, por brillante carrera cinematográfica, ganadora de dos Óscares y por sus ocho matrimonios». Llevaba seis semanas internada en un hospital, por insuficiencia cardíaca. Descanse en paz.