lunes, 28 de marzo de 2011

PRINCIPAL DE PRIMERA PLANA

Guerrero empeoró con

el nefasto de Zeferino

Francisco Rangel.—Frívolo, simulador, terco, nefasto, incompetente, alejado de la ciudadanía, de los sectores sociales y sus representantes, de los partidos políticos, mentiroso por no cumplir con sus promesas de campaña, incumplidor de la ley que juró hacer valer y respetar, insensible ante la pobreza y la marginación, y miles de crímenes y asesinatos no aclarados, por quien dijo que “como nunca antes el gobierno hizo obras y acciones”, el gobernador Carlos Zeferino Torreblanca Galindo se irá del poder el próximo 31 de marzo con el repudio de todos los guerrerenses que alguna vez confiaron que representaba un cambio para mejorar y este nunca llegó.

Las mantas colocadas por los propios trabajadores de las secretarías de Salud y Educación despidiendo a ese gobierno que presume en un libro titulado “El Acento del Cambio” en un gobierno que no cambió nada de lo que la gente esperaba, un gobierno sin acento que ha gastado dinero en spots para tratar de convencer a la gente de que “Guerrero mejoró, como nunca antes” no pueden hacerlo porque todos los guerrerenses que viven una realidad lacerante en donde la inseguridad, la falta de empleo y oportunidades, estancamiento del desarrollo económico, político y social de la entidad durante estos seis años, en que el que se el supuesto gobernador manejó las cosas como si el fuera el dueño de una gran tienda de autoservicio y todos los demás fueran sus empleados. Mucho ha sido señalado como fallas y errores del gobierno zeferinista a lo largo de seis años, en la que sus familiares, amigos y colaboradores colocados en el gabinete y en las paraestatales, se enriquecieron notablemente, con actos de corrupción en donde la ley fue enterrada, lo mismo que la normatividad oficial, las cuales fueron manejadas al antojo de oligárquica manera de “hacer gobierno” de todos ellos, pese a que la entidad recibió gracias a las gestiones de los diputados federales más recursos, ya que de los poco más de 23 mil millones de pesos que recibió el primer año de su gobierno Torreblanca Galindo, además de “sus supuestos ahorros” recibiría más de 30 mil millones de pesos el segundo año y desde entonces la cifra se incremento hasta lograr los casi 35 mil millones de pesos. Pese a esos incrementos en su presupuesto el estado de Guerrero no ha podido subsanar el hambre, la pobreza, el analfabetismo y la falta de educación y salud de sus pobladores, pese a los esfuerzos de los legisladores federales para pedir más recursos, por la ineptitud del gobierno estatal zeferinista de conseguir recursos para poder llevar a cabo programas conjuntos con la federación y los sub-ejercicios presupuestales, por la ineficacia de quienes operaron los recursos, los cuales manejaron como fortuna propia y no para ayudar a quienes verdaderamente los necesitaban y no tenía siquiera para comer. Esos criminales actos de parte del mandatario estatal y sus funcionarios del gabinete, que se quedaron cómodamente disfrutando de la comodidad de sus oficinas, eso cuando asistían a trabajar que era casi nunca,, pues e encontraban siempre de viaje, de gira, en la ciudad de México “buscando recursos” o de plano imitando a su jefe del Ejecutivo, que hacía actos de aparición esporádicos, por andar en la pachanga y las fiestas de sociedad organizadas en el puerto de Acapulco como fue demostrado en fotos del Auditor General del estado, Ignacio Rendón Romero, al lado de jóvenes edecanes, junto a su yate y divirtiéndose. También demostrado con las comprometedoras fotografías del encargado de la secretaría de Salud, Rubén Padilla Fierro y la subsecretaría de Administración y Finanzas de esa misma dependencia, Angélica María Ramos Aguilar, desnudos juntos y una reveladora charla en Internet con su amante y colaborador de esta última en donde se revelaban “negocios sucios y corrupción” realizados en las altas esferas llegando hasta el propio gobernador del estado, Carlos Zeferino Torreblanca Galindo, como se ha evidenciado ahora con las compras de helicópteros para su uso de los recursos asignados para dar salud a miles que la necesitaban y que no recibieron medicamentos que se echaron a perder o caducaron en las bodegas de las dependencia. Eso es un crimen de lesa humanidad y debe ser castigado. Pero el repudio de la población al gobierno de Carlos Zeferino Torreblanca Galindo no es gratuito, pues las expectativas de un cambio profundo no se realizaron, por lo que su gobierno se convirtió en un mal remedo de los gobiernos priístas a los cuales criticó y con los cuales acabó conviviendo a finales de su gobierno demostrando su incongruencia y su falta de ideología “de izquierda”, pues su rompimiento con el PRD que lo llevó al poder desde el inicio de su gobierno lo convirtió en su peor denostador y a todos en el PRD en sus peores críticos y acusadores de la corrupción en su gobierno. Lo único que logro Torreblanca Galindo fue poner a todos los guerrerenses de acuerdo, pues con el paso del tiempo hasta los que votaron él, estaban arrepentidos de hacerlo y todos estaban de acuerdo en que lo mejor que le podía pasar a Guerrero es que se acabara el suplico de tener un gobernador incapaz de gobernar, pues todo estaba de cabeza, porque en vez de avanzar se dieron grandes hacia atrás, pese a la modernidad en las dependencias presumida “hasta el cansancio”, pero sin resultados reales. Las acusaciones y críticas al gobierno de Carlos Zeferino Torreblanca Galindo se multiplicaron a lo largo de estos últimos seis años, porque como nunca antes hubo ingobernabilidad, los hechos sangrientos y bárbaros cometidos por la delincuencia organizada y los narcotraficantes, cometidos todos los días y en todo lo ancho y largo del territorio de Guerrero, demuestran que los cientos y miles de millones usados para preparar policías, inaugurar cuarteles, pagar mejores salarios, dotar de mejor armamento, chalecos y vehículos a las corporaciones policíacas estatales y municipales, de nada sirvieron para parar todo tipo de delitos y mucho menos detener y enjuiciar a los delincuentes, que envalentonados por la impunidad con la que andan de día y de noche han recrudecido sus acciones y amenazas no solo contra sus rivales en la lucha por las plazas, sino en contra de los mismos policías y lo más grave, en contra de una población indefensa que se convierte en posible víctima de los mal llamados “daños colaterales” que nunca son castigados y menos compensados a las familias de las víctimas inocentes. ¿Quién puede negar que en este gobierno, hubo más asesinados y ejecutados que en la llamada “guerra sucia” o en la matanza de Aguas Blancas, páginas negras en la historia del estado de Guerrero? Y el responsable directo, le guste o no, es quien estuvo al frente del gobierno estos seis años: Carlos Zeferino Torreblanca Galindo. Pero no solo ese tipo de delitos y crímenes se han realizado de manera impune en este gobierno, también se encuentran los crímenes de políticos conocidos, entre los que destacan al menos los de dos diputados locales, el presidente de la comisión de Presupuesto y Cuenta Pública, el diputado del PAN, Jorge Bajos Valverde y el que fuera presidente de la comisión de gobierno, el diputado del PRD, Armando Chavarría Barrera. A pocas horas de que se termine su gobierno, Torreblanca Galindo anuncia que se darán a conocer el avance del 99 por ciento de la investigación del crimen de Chavarría Barrera, lo que de inmediato genera suspicacias y hasta desconfianza de que sea tan solo un anuncio “político” que levantará mucha ámpula en el PRD y por consiguiente en el gobierno entrante de Ángel Heladio Aguirre Rivero, al que le heredará la responsabilidad de aprender al o los culpables del asesinato. Pero en cambio dejará no cientos sino miles de ejecuciones y asesinatos, desapariciones de personas y secuestros sin castigo a los criminales que impunemente pasean como si nada ante el sospechoso silencio y acción de justicia de parte de un gobierno que dejó hacer y dejó pasar, tal vez a cambio de un pago de protección para esas actividades. En lo que respecta a crímenes de periodistas en la entidad destacan el del corresponsal de Televisa México, Amado Ramírez Dillanes y otros 8 periodistas, que no han sido aclarados y que marca un sangriento record, en un gobierno estatal que ha reprimido económicamente a los medios informativos y a los periodistas con los que la relación es áspera y de critica al tipo de información que aparece publicada en los medios a los que hasta ha acusado de ser los causantes de la fuerte violencia y los sangrientos asesinatos y “no sacar lo bueno que hace el gobierno estatal”. Pero la pregunta siempre fue ¿qué ha hecho bien el gobierno como para que sea digno de ser publicado? De no pagar inserciones a los medios las obras y acciones del gobierno no tienen calidad o trascendencia como para causar interés entre la población para enterarse. Las nóminas falsas mediante las cuales funcionarios de la dirección de personal de la secretaría de Finanzas y el robo de cajeros automáticos dentro de las instalaciones del nuevo palacio de gobierno en fin de año 2009 y el no pago de aguinaldo a muchos empleados, son solo algunas de las muestras de delitos que se descubrieron y no fueron castigados pese a que apuntaban al que fuera el director general de Administración y Desarrollo Personal del gobierno estatal y amigo de Torreblanca Galindo, José Luis Zuzuárregui Soberanis, quien muriera hace un año cuando era operado de una afección cardiaca. Los amigos y ex colaboradores del gobernador de Guerrero Zeferino Torreblanca Galindo, María Hortensia Galeana Ortiz y su esposo Aarón Morales Atkinson, ex jefa del área de Nómina de la Dirección de Personal del estado y empleado, respectivamente, de esta dependencia, fueron detenidos e internados en el Centro de Readaptación Social de Chilpancingo, mientras que la hija de ambos Sharon Morales Galeana, empleada de la misma dependencia, actualmente sigue prófuga de la justicia por los mismos delitos. Todos ellos señalaron a Zuzuárregui Soberanis de haber autorizado el pago de plazas desde 4 mil a 100 mil pesos y sobresueldos a personal del gobierno estatal. Pero del caso se dejó de informar y a la fecha no se sabe nada al respecto. Esos son algunos de los ejemplos de los muchos que se han consignado mediante denuncias públicas y ante las autoridades, que no han actuado “sospechosamente” ya que se encuentran directamente relacionados al gobernador saliente, Carlos Zeferino Torreblanca Galindo. Por eso no se entienden las “bravatas” de pedirle al próximo gobernador Angel Heladio Aguirre Rivero, y a las personas que formen su gabinete de que superen las acciones y obras de “su gobierno”, las cuales por cierto empezó a marcar con una “Z” para que nadie se las adjudique como suyas, cuando dejará muchas de ellas inconclusas o mal elaboradas, pese a las millonarias cifras manejadas para su construcción. Presume que como nunca antes se gastaron mil 800 millones de pesos en la edificación de escuelas y aulas, pero las escuelas de bajareque, madera de ostilla o de láminas de cartón no han desaparecido de las ciudades y comunidades guerrerenses; siguen las protestas por la falta de alimentos en la normal rural de Ayotzinapa; presume que en seis años hizo mil 800 kilómetros de carreteras, pero que falta hacer 14 mil; presume de que cobertura de agua potable mejoró del 65 al 75 por ciento; abatimos el analfabetismo en dos por ciento en seis años, pero no dice que hay más de 700 analfabetas todavía según cifras del último censo hecho por el INEGI. Se hizo muy poco pese a que hubo más recursos. ¿Cómo nunca antes! En algunas carreteras construidas en su gestión ya se ven a menos de un año de entregadas y terminadas, fallas y desgaste en su acabado por el uso de materiales de baja calidad por constructoras que fueron escogidas fuera de las normas de licitación que el propio gobierno estatal y la ley marcan, claro sospechosamente encubiertas por la Auditoría Superior del Estado y su anterior titular, Ignacio Rendón Romero. Las denuncias hechas por los propios perredistas y otros líderes sociales se empiezan a multiplicarse al terminar su gobierno, a 4 días de mandato, en un fenómeno en que se denota que antes no lo hicieron por miedo a las represalias por denunciar, acción que debió realizarse en su momento para que Torreblanca Galindo diera cuenta de las mismas. Ahora se heredarán problemas como juicios laborales y el pago de indemnizaciones por despidos injustificados, pagos a proveedores que no cobraron, entre otros muchos más, que de manera institucional el gobierno entrante habrá de afrontar y que pidieran frenar el desarrollo que tenían planeado. Tocará al nuevo gobierno surgido de la Coalición Guerrero nos Une, formada por el PRD, el PT y Convergencia, revisar al detalle todos esos errores y delitos que se dieron en el gobierno de Carlos Zeferino Torreblanca Galindo, así como esclarecer y aplicar la justicia a todo lo pendiente dejado por el mal gobierno, porque falto quien gobernara Guerrero en estos últimos seis años.