COLUMNA

La Jaula de Dios

Jesús Pintor Alegre

Dios nos ampare con lo que vemos, oímos y hablamos. Ayer se confirmó que la policía del estado está recibiendo mejor preparación, equipo y mejor salario, pero está muy limitada para combatir la inseguridad que se vive en la entidad, además de que pasa por una situación penosa, porque el estado no puede ofrecerles un mayor estatus, que les permita ponerse a la altura de las circunstancias.

Y esa confirmación, la proporcionó el secretario de Seguridad Pública, Ramón Almonte Borja, pues hay un déficit de personal, que arrastra desde la anterior administración, lo que en consecuencia, no permite proporcionar mejor trabajo, y es que dijo, para resolver el flagelo de la inseguridad, se requeriría poner un policía o un grupo de policías para cada habitante, que por supuesto, no lo pueden hacer.

El estado de fuerza mermado, se agrupa a la lista de carencias: hacen falta dos helicópteros operativos y hay la necesidad de construir 13 Ceresos más en la entidad, además de los 17 que ya existen, la dependencia también requiere telefonía celular, cascos, chalecos antibalas, vehículos blindados para transportar reos.

Las 60 patrullas que entregó con mucho esfuerzo el mandatario estatal, Ángel Aguirre Rivero, los va a obligar a castigar otras partidas, advirtió Almonte Borja. Y urgió entonces, a trabajar con Iniciativa Mérida para cubrir sus necesidades. Es decir, por la situación penosa, necesariamente los recursos se van a buscar por otras vías.

Ahora con este gobierno aguirrista, también de acuerdo al calentano Ramón Almonte, se les ha mejorado el nivel, en una palabrería que hasta parecía contradictoria.

Es decir, la policía del estado está mejor que antes pero sigue jodida, ha elevado su nivel, pero a la vez arrastra varias inercias que no le permiten avanzar del todo, ni soltarse de su pasado, no acaba por repuntar, es decir, algo así como que es amarillo pero no es amarillo, en ese tono cantinflesco que nos enreda y nos llena de melcocha verbal.

En este estado suriano, ahora gobernado por Ángel Aguirre Rivero, informó el titular de la Secretaría de Seguridad, que los delitos que más se cometen son: el secuestro, la extorsión, el pago de piso, el robo de vehículos, los homicidios, y las violaciones sexuales a hombres y mujeres.

En este último punto pronunciado ayer en las instalaciones del antes conocido como Albergue Tutelar y que ahora tiene un nombre hasta espasmódico, pues se llama: centro de Ejecuciones de Medidas, quién sabe de quién ocurrido, Ramón Almonte dijo que se han registrado muchos casos de violaciones sexuales tanto a mujeres como a hombres, y bueno, como de soslayo, dejó entrever la respuesta a la reproducción casi masiva de la homosexualidad.

En la verborrea, también esto y lo otro, además de aquello, finalmente la Secretaría de Seguridad Pública, pasa por una situación penosa y difícil, porque poco puede hacer por el momento, lo que sí han hecho, es recuperar vehículos en Acapulco, donde en la era del zeferinato, se registraba el robo de 25 vehículos diarios, y ahora ya sólo se roban 10.

No proporcionó datos sobre los homicidios a manos de las fuerzas oscuras, porque posiblemente no las tendrá a la mano, pero bueno, hay algo que nos debe regresar la calma a los guerrerenses: la Secretaría de Seguridad Pública no es un ente aislado, pues para combatir los delitos, también están con ella, los militares, la ´Marina, la Policía Federal, la PGR y hasta los ministeriales.

Luego entonces, y también de soslayo, pidió que no le carguen toda la culpa de lo que pasa en el estado, pues su responsabilidad no es total, además de que tiene serios problemas de recursos humanos y materiales, que al paso del tiempo irán resolviendo y que pronto la gente, tendrá a una policía verdaderamente confiable.

Allí las voces y las frases, en un acto nos deja una lectura de usos y costumbres, con más costumbres que usos, en esto de seguir igual con ganas de ser diferente, o avanzar estando quieto, y en espera del maná del cielo, que quizá se busca, pero para que otros la hagan caer a sus pies y como dijera el paisano: ahora sí, sí, poder hacer algo.