martes, 2 de agosto de 2011

COLUMNA


La Jaula de Dios
Jesús Pintor Alegre
Llegaron los reyes magos a Pungarabato allá en la Tierra Caliente, sin ninguna duda. En medio de esta crisis que cada vez se recrudece más, y que la que fue consideraba quinta economía del estado sólo quedó en el recuerdo. El importante circulante que se daba a diario es ahora un fantasma, como sostuvo el síndico procurador Cuauhtémoc Mastachi Aguario en su visita a Chilpancingo.
Pungarabato ha empobrecido y se encuentra al borde de la quiebra, entre otras cosas, por la escasa recaudación que logra Reglamentos y Gobernación; un municipio donde de acuerdo a lo recogido por el reportero de RTG Humberto Peralta, el delegado de Transportes, Enrique Arellano, el pasaje colectivo se redujo a la mitad, y quien tiene una combi, simplemente se muere de hambre… pero bueno, los reyes magos llegaron de cierto, pero sólo para algunos.
El aumento se dio de esta manera: los regidores ahora ganan 20 mil pesos mensuales; el síndico procurador, Cuauhtémoc Mastachi Aguario, 30 mil; y el presidente municipal, Gustavo Juanchi, hasta donde tuvimos conocimiento, se quedó con los mismos 28 mil, pero no se habla de lo que araña aquí y allá.
De esta forma, ese funcionario que vino a lloriquear a Chilpancingo, que Pungarabato estaba económicamente mal, ha remontado sus ganancias, ahora gana más no obstante las dificultades económicas del municipio y la región calentana. Sin embargo, y aquí es donde brinca el dato, no hubo aumento para el resto de los trabajadores.
La falta de congruencia en los funcionarios de primer orden, parece un disparate, los regidores se aumentaron casi al doble en medio de esta crisis económica y este dolor que padece la región y expresamente Pungarabato, un municipio sin policías por las irregularidades encontradas dentro de la corporación, un lugar que era boyante, pero que ahora su bonanza ha quedado en el recuerdo.
La conseja popular dicta que el que trabaja, come, pero en este caso se duda, en verdad, que los regidores hagan eso, su labor es tan disimulada, pero en verdad, tan disimulada, que pasa desapercibida, el hecho de que alguien haya llamado a los ediles becarios municipales, no está equivocado, pues prácticamente se la llevan de a muertito en el periodo municipal.
Es cierto, hay municipios donde los regidores ganan mucho, y mucho es mucho más, digamos que el doble de lo que se percibe en Pungarabato, como en Ajuchitlán del Progreso, que ha sido el Cabildo más caro de la Tierra Caliente, el más oneroso y el… bueno aquí iba a decir el menos productivo, pero no hay un municipio donde se canten bien las rancheras, en todos lados se cuecen habas, y en todos lados simulan.
La situación en el corazón de la Tierra Caliente, allí donde todo se padece: barbarie, miedo, migración, cierre de negocios, y diría Mastachi Aguario «hasta las taquerías han cerrado», no se comprende entonces, el atrevimiento de aumentarse el sueldo, no se entiende sino como un acto criminal y mercenario.
No se entiende, tampoco, como el regidor Fernando Arvizu Ávila, que ni se le ve por esos lugares, que recibe una verdadera beca municipal por arreglos internos, también haya merecido el aumento salarial, debe suponerse que se gana conforme se trabaja, y esa debería ser la tónica en esta dificultad que pasa la Tierra Caliente.
No hay solidaridad de los funcionarios, no hay consideración, no hay sentimiento de ayuda al pueblo. ¿Es una aberración?, claro que la es, y bueno, quizá lo hayan aprendido de funcionarios a nivel estado, donde si bien hubo acomodos en el gabinete aguirrista, creció la burocracia en un porcentaje significativo.
Por lo que a los que ya laboraban allí con el siempre mal recordado Zeferino Torreblanca, que sueña con ser senador ahora, el salario también se redujo, en verdad se nota la poca sensibilidad de los poderosos, y se acierta en aquello que reza: el hilo se rompe por lo más delgado o al perro más flaco se le suben todas las pulgas. La gente de abajo, es la que se tiene que sacrificar.
Y ese fenómeno, se da por desgracia, en un lugar con desgracias como es Pungarabato, un municipio lleno de insensibilidad de los funcionarios de primer orden. ¿Se merecen el aumento?, allí que quede de tarea.

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