lunes, 8 de agosto de 2011

COLUMNA

La Jaula de Dios
Jesús Pintor Alegre

Luego del petardo engañabobos que aventó Carlos Zeferino Torreblanca Galindo en 2005, ahora, arropado por las fuerzas nebulosas del aparente olvido y con el cobijo del poder, nos lanza una nueva amenaza: quiere ser senador. Esto no sería nuevo si consideramos el cinismo de los políticos y la memoria frágil del pueblo, pero no tan solo es verdad, sino que es un hecho de que ya preparan en unos dos meses, su destape.
Se podría pensar que es un disparate, se podrían preguntar qué es lo que pasa por la mente de este personaje que dejó malos recuerdos en el estado que como conclusión lo dejó más jodido, pues los amarres se empiezan a hacer pero no por el PRD, que fue el instituto que lo impulsó a la gubernatura, sino que será el Partido Acción Nacional.
El ex mandatario estatal de Guerrero se apresta a invertir el dinero que se robó del estado y a los miserables que nos gobernó, en una alineación que ya prepara el partido como es el blanquiazul, que no ha podido crecer en la entidad, ahora gobernada por Ángel Aguirre Rivero.
Antes del destape de Carlos Zeferino Torreblanca Galindo, el presidente estatal del PAN será Jorge Camacho Peñaloza, el mismo calentano que ahora cobra como delegado federal de la Sagarpa. Y es que entre sus argumentos lanzó la pregunta, seria, vertical, sin aspavientos: ¿en realidad quién detesta a Carlos Zeferino Torreblanca Galindo?
Y el que fuera director de la paraestatal RTG se responde a sí mismo: sólo los perredistas, pues en cualquier comunidad que se haya parado el ex gobernador Chirundo, dijo, hay obra, no hay un solo lugar de acuerdo a su análisis obtenido de alguna encuestadora patito, donde a Carlos Zeferino Torreblanca Galindo no lo quieran.
No hay un solo rincón de Guerrero donde el ex jefe del Ejecutivo no lo quieran, dijo Camacho Peñaloza, ese que dijo a los perredistas cuando pusieron a Ángel Aguirre como su candidato a gobernador: come excremento, asnos y demás calificativos de ese talante, enojado porque los planes de colocar a Manuel Añorve Baños en la senda de la victoria, se venían abajo.
Ese mismo gobernador que se peleó con la prensa por su talento fino para siempre salir mal librado de un encuentro con los medios. En el sentido humanitario nos dio una muestra de su sensibilidad, como cuando la gente desesperada por la miseria y las necesidades, se toparon con el muro infranqueable de un gobernador sin compasión, a quien le pedían ayuda personal y él les contestaba con que se conformaran con Oportunidades, pues él, gritoneó, hacía una política diferente.
Ese mismo ex gobernador que obligó a los presidentes municipales, a enlistar entre sus obras, las plantas tratadoras de aguas residuales, obras monstruosas que quedaron allí, inservibles por lo excesivamente grandes para municipios pequeños.
Este mismo ex gobernador que enjuiciaba sin investigación de por medio; ese mismo que permitió utilizar un helicóptero para romper récord Guiness antes que para servicio médico, que era para lo que estaba destinado.
El hecho de que Carlos Zeferino Torreblanca Galindo busque la senaduría, se corrobora que no importa el dinero que se tenga o se haya robado, nada se compara con el poder, allí donde se deciden los destinos de la gente, esa borregada que cada elección vota, bajo el capricho del poderoso, ese que le dice por donde ir, aunque sea al barranco. Zeferino Torreblanca ya probó las mieles del poder, y su alma caciquil, ha emergido.
¿Cómo hará este personaje para convencer a los que supuestamente no lo quieren?, bueno, además de las trampas electorales, las argucias publicitarias, donde con la ayuda de los consorcios televisivos podrían convertirlo en un héroe de la Independencia, también podría comprar votos con el dinero del pueblo, y de acuerdo a las costumbres, por supuesto que pudiera ganar la senaduría.
No nos sorprendamos, entre los enroques y hasta cambios en el gabinete aguirrista, vendrán más sorpresas, pero esta de Carlos Zeferino Torreblanca Galindo en el PAN como un hecho ya casi consumado, se ha saltado la barda. Y seguirán germinando como la mala hierba no obstante los pesticidas.

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