viernes, 19 de agosto de 2011

COLUMNA


La Jaula de Dios
Jesús Pintor Alegre
Mientras nos seguimos solazando con que nuestro heroico ex gobernador, Carlos Zeferino Torreblanca Galindo, anhela ser senador de la República por Guerrero, impulsado por el Partido Acción Nacional, partido al que por cierto ya el Instituto Electoral votó para que se le regresara su registro, y así poder meter candidatos tan divinos como nuestro ex gobernador Chirundo, el procurador general de Justicia, Alberto López Rosas, ya lo quiere mandar llamar para que declare por el caso Chavarría.
De ser así, se habrá volteado el chirrión por el palito, hay que recordar el brete en que metió nuestro bien recordado mejor gobernador de la historia de Guerrero, cuando mandó detener al periodista Juan Angulo Osorio, director de El Sur, con la fuerza del estado, para que declarara sobre ese mismo caso, y que hoy viernes, 19 de agosto, estamos a un día de que se cumplan dos años de ese asesinato.
No sorprendería a nadie que como culpable del homicidio de Armando Chavarría Barrera, fuera señalado el ex gobernador de las plantas tratadoras de aguas residuales inútiles, atrás de esa historia aún revolotea el caso de la muerte de otro ex diputado, panista por cierto, José Jorge Bajos Valverde, y que de la misma manera que Chavarría Barrera. Los panistas han callado y como que guardan un silencio cómplice pues hasta quieren hacer su candidato a Zeferino.
De ser llamado a comparecer por la Procuraduría, y en el caso de que acepte Torreblanca Galindo, como que el delito se empezaría a despejar, ello, a partir del señalamiento directo que han hecho personajes como el titular de la Secretaría de Desarrollo Social, David Jiménez Rumbo, quien con fusil AK-47 o AR-15 terciado, ha sostenido que Zeferino Torreblanca tiene mucho que ver en ese caso tan espinoso.
Los diputados: Catalino Duarte Ortuño, Celestino Cesáreo Guzmán, y, Evodio Velázquez Aguirre, han soltado un tibio, pero muy tibio señalamiento de que este asesinato tiene tintes políticos, y no se avientan a dar nombres, ya Duarte Ortuño, dejó escapar la imposibilidad de que se esclarezca el caso pues hay políticos de gran envergadura, que impedirán por ese solo hecho, que se sepa el motivo de lo qué pasó esa mañana de 20 de agosto de 2009.
Ahora bien… de ser culpable Carlos Zeferino Torreblanca Galindo, ¿qué tantos arrestos tendrá Ángel Heladio Aguirre Rivero para meterlo a la cárcel?, allí la pregunta a despejar. Las voces son muchas, incluida la de la viuda de Chavarría, Martha Obeso Cázares, y que va en ese sentido. Ayer el procurador López Rosas habló del expediente extraviado, que fue desaparecido por el ex fiscal regional de la zona Centro de la Policía Investigadora Ministerial, Jesús Miranda Rodríguez, por órdenes superiores, y eso es lo que se busca: saber quién le ordenó.
Y también para que explique, a qué se refería el ex gobernador Chirundo, poco antes de culminar su periodo gubernamental, cuando dijo que el caso de Chavarría llevaba ya un 99 por ciento de avance. Es una papa caliente, de cierto, que tiene no sólo el procurador, quien se enfrascó en un enfrentamiento casi directo, con Carlos Zeferino Torreblanca Galindo y su hermano, y hasta denuncias hubo, esta papa caliente la tiene Angel Heladio Aguirre Rivero.
Una de dos: o se dedica a gobernar como nos ha presumido Aguirre Rivero que hará en vez de hacer cacería de brujas y se hace que la virgen le habla, o permite crear un chivo expiatorio de mayor envergadura, algo así como lo que el escándalo exige para ser acallado: en base de que el hilo siempre se rompe por lo más delgado, buscarán un mártir y podrían sacrificar a gente como Eduardo Murueta Urrutia, Albertico Guinto Sierra, o hasta a David Augusto Sotelo Rosas.
Y es que ya se vio que no resultaron las 60 novias y nadie se creyó el poder garañón que según Eduardo Murueta, contaba el ex presidente del Congreso Local; tampoco nadie creyó el teatro que se le armó al que pintaba para chivo expiatorio en aras de la revolución Chirunda, José Higuera Fuentes; y la implicación en el asunto del Ejército Popular del Pueblo Insurgente, empezó a pintar como cuento chino.
De esta forma, podría sacudirse todo, al rato, el sacrificado que es en lo que podría terminar esta telenovela, se le indemnizaría con algo, en pago a su gran espíritu de sacrificio, y su amor a la revolución Chirunda. Hay que recordar sólo el caso Aguas Blancas, allí, los señalados como responsables: Rubén Figueroa Alcocer, Héctor Vicario Castrejón, o hasta el pájaro de cuenta Agustín Montiel López, por citar a los más importantes, para salir bien librados, aventaron a otros al barranco.
El caso Chavarría Barrera es la prueba de fuego del gobernador Angel Heladio Aguirre Rivero, que repetimos, al arranque de su gobierno, como que quiso sacudirse estos embrollos al aventar la declaración de que sólo quería gobernar, sólo gobernar, y casi dijo que los que habían hecho males en el estado, que los olvidara el pueblo y se fuera a chiflar a la loma.

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