miércoles, 31 de agosto de 2011

COLUMNA

La Jaula de Dios
Jesús Pintor Alegre
¿A qué santo habremos de encomendarnos para que nuestras autoridades realmente accionen?, ya el gobernador, Ángel Aguirre Rivero, volvió a lapidar las esperanzas de esos que soñaban con que ahora sí se haría justicia, este lunes volvió a decirlo, que no se entretendrá en revisar el pasado, en lo que de facto van incluidos los pecados de otros de su talla y menores, que han pasado por la cueva de Alí Babá.
Es decir, la justicia seguirá siendo esa ramera que se vende sólo para el que la puede pagar, en un lamento que perfora los sentidos. La faramalla que se arma en torno a aplicar la justicia, es pues de esos sueños guajiros que ha explicado el mismo mandatario, se quedaría en esos niveles si no se quiere gobernar bien.
Que bueno, gobernar bien ahora parece traducirse en hacer obras, algo así como ser el secretario de Obras Públicas, y aparte, entregar dádivas, más becas y más lastimosos apoyos, de esos que al entregarse se humedecen los ojos, y hasta deforma la cara en un intento a veces infructuoso, de detener el llanto.
Mucha gente ve excelente el Seguro Popular, ve efectivo y agradece las becas a madres solteras, a los estudiantes, a los viejitos, ve con buenos ojos que haga esto y aquello, que se deshaga el gobierno en dejar huella. En estos momentos de desesperación, cae bien el dinero que sea, y la ayuda, por supuesto.
Pero si habremos de decir algo, es que esto que vivimos, es producto de las malas políticas aplicadas. ¿Pero qué pasa con la inseguridad pública y la violencia desatada?, ¿qué ocurre con los empleos escasos o nulos?, ¿qué hay con el miedo y la pobreza?, ¿qué pasa con la carestía de la vida y la crisis?
Hay una cascada de preguntas que se vacían en nuestra bandeja. Un padre de familia en vez de útiles escolares, preferiría un empleo seguro con un sueldo decoroso; una madre de familia, que se detuviera la escalada de precios a una beca solo porque sí, que se desvaneciera la crisis. O un productor agropecuario, precio de garantía para su mercancía en vez de Procampo u Oportunidades.
¿Qué tal un empleo para un egresado de universidad?, que se parte de un punto ominoso, y es el rechazo directo para estudiar una escuela profesional. Según los números recientes del rector Ascencio Villegas Arrizón, este año se rechazaron a cerca de 4 mil aspirantes, pero los números de Rogelio Ortega, hablan de que se llega a los 10 mil jóvenes proclives a engrosar las filas de la delincuencia organizada. Así de directo.
El secretario de Asuntos Indígenas, Marcos Matías Alonso, dijo que este año fueron 400 aspirantes de la Montaña que al ser rechazados de la UAG, su única salida es delinquir, y al rato a esos muchachos o se les encuentra muertos cocidos a balazos, o se les ve en las fotos grandiosas de Felipe Calderón y la PGR, o de la misma PGJ, para decir que ha sido golpeada la delincuencia, y que la guerra se va ganando, cuando no son sino meros peces enflaquecidos por los sueños de salir de esta pobreza que abrasa.
Los crímenes de estado y comunes, los desaparecidos, que ayer, el comité de Desaparecidos de familiares y amigos secuestrados y asesinados en Guerrero, reclamaron al gobierno, respuestas, sabedores esas mujeres viudas y esos hijos huérfanos, esas madres sin hijos, esas hermanos sin hermanos, esos tíos sin sobrinos, que jamás van a ver su exigencia escuchada.
Digámoslo de manera cruda: hay delitos, de cierto, pero el gobierno, sin justificar las malas acciones, no da opciones, o las que ofrece son en verdad sueños guajiros y meras jaladas de pelos. Allí el combate al cultivo de enervantes en la Sierra y la Montaña, una actividad que inyectaba dinero a los pueblos y hacía circular el dinero, se elimina, y viene la pobreza, ya no hay dinero y la gente huye.
Seguimos jugando al ensarapado. En el caso del presupuesto para Guerrero, por ejemplo, de algo así como 40 mil millones de pesos, se otorga el 0.5 por ciento para los pueblos indígenas, por lo que es entendible que las calles de las ciudades se vean atestadas de limosneros, ya que no hay forma de echar a andar proyectos productivos reales, mientras, el secretario de Desarrollo Rural, Socorro Sofío Ramírez Hernández, anda buscando ser senador ahora.
O en la Tierra Caliente, donde nos presume el gobierno que ya se ha empieza a reactivar la economía con sólo la visita de sus secretarios de despacho. Este juego demoniaco del gobierno, no tiene un real cauce, por más gritos que avienten, no se ve intención alguna, pues el decir que no se va a entretener en revisar el pasado en el caso de Aguirre Rivero, es un botón de muestra del poco interés de cambiar el estado de las cosas.

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