martes, 8 de noviembre de 2011

COLUMNA

La Jaula de Dios


Jesús Pintor Alegre

Hacerle al ensarapado. No hay que ser muy inteligentes para captar las lecturas de algunas acciones, o en este mar de verborrea salivosa, algunas declaraciones. Lo que sucedió ayer en Acapulco, con el hallazgo de recursos materiales y humanos, indebidos, es material irrenunciable para vaciarlo en las páginas en blanco, crear y recrear, en dispendio o en el ahorro.
Nada es gratis bajo este mundo, ya ayer mismo el alcalde igualteco de extracción priista, Raúl Tovar Tavera, sirviente del ex gobernador Rubén Figueroa Alcocer, lo confirmó, cuando por segunda ocasión de lo que lleva este año y frente al gobernador, Ángel Aguirre Rivero, los ciudadanos de la ciudad tamarindera, le lanzaron rechiflas.
Allí le acusaron de ser el principal promotor de la invasión de la colonia Jardines del Sur, para dejarlo en mal ante el mandatario estatal, para esto, no hay que leer mucho, o ni siquiera saber leer, de allí que los analfabetas funcionales, sean expertos descifradores, de los mensajes subliminales.
Un mensaje del mismo talante, es aquel del que hace alarde el diputado Víctor Jorrín Lozano, y que sustrae lo de la creación de un fideicomiso para los huérfanos de la violencia, algo que él llamó «fideicomiso estatal de apoyo integral», en este mundo de la política y la vida social, es raro ver que alguien dé paso sin huarache.
Algo que huele, sin duda, a las almas caritativas del Teletón, o las acciones heroicas y casi divinas de la escultural y voluptuosa Laura Bozo. El que se hayan trasladado a 60 reos del mal llamado Centro de Reinserción Social del puerto de Acapulco, que fue el punto de arranque de este texto, desliza o proporciona, un racimo de conjeturas.
Con la mente ágil de los mexicanos, sin duda se enlazan y se crea hasta un mundo con subterfugios inimaginables, de esos que casi no existen, en la cárcel encontraron, dicen las autoridades, nuestras homéricas autoridades, casi beatas: dos costales de mariguana, 19 sexoservidoras, de acuerdo al vocero del programa Guerrero Seguro, Arturo Martínez Núñez.
Aquí la pregunta eructada con gas pestilente sería: ¿les creemos?, un lugar donde no es exagerado decir que hasta un alfiler está inventariado, ¿cómo es posible que no se hayan dado cuenta de tal existencia?, y es que además encontraron: dos pavorreales, 10 gallos de pelea, y 100 televisores y aparatos electrodomésticos no permitidos. Rayos, como si se hubieran metido a una casa de seguridad, de esas que nuestras autoridades, las mismas de siempre, nos dicen que también descubren.
¿A qué estamos jugando en realidad en este mundo de los disparates?, dar atole con el dedo es una expresión que encuadra a este mundo de las brujas Paca, y sus respectivos sembrados en la Hacienda el Encanto, que surgió de la mente del panista Antonio Lozano Gracia, allá por los años perdidos del gran Ernesto Zedillo Ponce de León.
Qué increíble resulta que los políticos aún crean que el pueblo se chupa el dedo, eso en verdad es algo que debe resaltarse y rescatarse de todo esto, pues en esto de dormir al pueblo, es en apariencia, ya que de facto, toda esta calma es en realidad aparente. Nada hay peor cuando todo parece estar en completa paz, pues puede sobrevenir el caos.
El Guerreo Seguro se empeña, a ojos vistas, acreditarse como un programa con resultados, efectivo, pero a la vez, en este juego de los sinsabores y claroscuros, en un programa donde se juega al ensarapado, donde el tío Lolo, es rey y hasta santo, es Dios y diablo, donde la simular es un verbo a conjugar por los siglos de los siglos.
¿En dónde estamos ubicados?, se insiste en que las formas de entender las políticas siguen sin cambiar, no han variado gran cosa, siguen siendo rudimentarias y estacionadas en una era que ya el pueblo ha superado con mucha amplitud, aunque en apariencia no parezca así.
Y para ejemplos hay varios: allí las formas de ganar puestos de supuesta elección popular, sus trucos y mañas, actos de mapachería electoral donde las instancias electorales, para variar y para darle un toque mágico a todo el cuadro, hacen como que la virgen les habla, y se rigen en varios casos, en una información que se dice en voz baja pero con altoparlante: bajo las líneas marcadas o el pavoroso signo de pesos.
En este caminar, seguimos lejos de los ojos de Dios, pero cerca de los intereses de grupos, un acto que fulmina a ratos para dejar seguir en este escenario de las hipocresías y los actos barbajanes.

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