jueves, 26 de enero de 2012

COLABORACION

La ciudad de Chilpancingo

 
Apolinar Castrejón Marino

Una Cosa si hay que reconocerles a los estudiantes de Ayotzinapa, que han puesto el nombre de la Ciudad de Chilpancingo en el mapa de la República Mexicana.
Así es, a lo largo y ancho del país, la Capital del Estado de Guerrero era completamente desconocida, a pesar de los esfuerzos que han hecho las dependencias de turismo, estatales y municipales.
Cuando alguien se encontraba escribiendo en una computadora, y tecleaba el nombre de Tixtla, la computadora cambiaba automáticamente tal nombre por el de Tuxtla.
Ambos son nombres de ciudades mexicanas, pero la primera no tenía ninguna significación en los sistemas de corrección ortográfica de los equipos electrónicos y la segunda es una ciudad bastante conocida, capital de Estado de Chiapas.
Esto es posible, porque las computadoras tienen la capacidad de «leer» lo que vamos escribiendo, y el procesador de escritura puede señalarnos errores gramaticales, ortográficos y sintácticos. Debajo de cada palabra mal escrita, o al escribir arbitrariamente las palabras en una oración, aparece un subrayado en color verde o rojo según corresponda, y nosotros tenemos que hacer o admitir la corrección que nos propone.
En caso de errores frecuentes o evidentes, como omitir una letra, cambiar el orden de las letras en una palabra, el programa de escritura de la computadora, hace los cambios necesarios automáticamente. Este era el caso que hemos mencionado de cambiar la palabra Tixtla, por Tuxtla. Ocasionalmente hacíamos la corrección y las computadoras no lo admitían.
A partir del 12 de diciembre de 2011, la cosa cambió sustancialmente, y ahora la palabra Tixtla es perfectamente admitida por cualquier computadora. Y nos referimos a los «esfuerzos» que hacen las dependencias de turismo, con ironía, pues la realidad es que tales instancias duermen el sueño de los justos, y tienen en total abandono la promoción de los atractivos naturales, culturales e históricos.
Loa políticos y las autoridades municipales, no salen de su cantaleta de que Chilpancingo es la cuna de los Sentimientos de la Nación, de que celebran una feria internacional de fin de año, y de que los chilpancingueños toman mucho mezcal y comen mucho pozole.
De las 32 Ciudades Capitales de la República Mexicana, Chilpancingo es la más aburrida, sucia y desordenada. El presidente municipal, de extracción priísta llegó a tal cargo como un premio de consolación, después de haber perdido en la contienda por la gubernatura. Obviamente, su interés por el bienestar de los chilpancingueños, es nulo.
Chilpancingo es tierra de caciques y de ricos que han hecho fortuna al amparo del Partido Revolucionario Institucional. Los pobladores originarios, que tienen un arraigado espíritu de servicio y de laboriosidad, han sido desplazados por los fuereños que buscaron «acompadrarse» y hacerse cómplices de gente sin escrúpulos que se han dedicado a «la política».
Los parroquianos chilpancingueños practicaban el comercio da baja monta, en donde se involucraba toda la familia, hombres y mujeres, chicos y grandes, padres e hijos, en el entendido de que cualquier ocupación es digna, siempre que sea lícita (según la Constitución).
En los años 90, en pleno auge del liberalismo pervertido del priísmo, que dejó en el abandono a las zonas rurales, la gente empezó a emigrar a las ciudades, y así Chilpancingo se convirtió en la capital de cafrería.


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