martes, 3 de enero de 2012

COLUMNA


 
La Jaula de Dios


Jesús Pintor Alegre


El hecho de capitalizar el caso Ayotzinapa, como refería el presidente municipal de San Miguel Totolapan, Egdy Julián Gómez, y que parecía encontrar eco en el alcalde de Chilpancingo, Héctor Antonio Astudillo Flores, parece dar un vuelco y un disfraz.
Ya en el sepelio de ayer del gasolinero muerto la madrugada del lunes, a consecuencia de las graves quemaduras por el incendio imputado a los estudiantes de Ayotzinapa el 12 de diciembre, Gonzalo Miguel Rivas Cámara, fue capitalizado, de cierto.
Allí mismo a los estudiantes normalistas se les calificó de asesinos, se pidió justicia, y hasta el alcalde capitalino, Astudillo Flores, quiere nombrarlo hijo predilecto de Chilpancingo, al calor de la emoción y el dolor mismo.
Allí el mundo encerrado en el acontecimiento del sepelio de ayer, dejó una estela de sentimientos regados, de condenas, de gritos y desgarres. Sin embargo, ayer mismo, el Frente de Masas Populares de Guerrero, lanzó su postura y exigió que el gobernador no se trate de lavar las manos al tratar de criminalizar a los estudiantes.
Que la muerte del gasolinero es también responsabilidad del mandatario estatal y las fuerzas políticas que lo mantienen en el poder, y en un comunicado girado ayer mismo, lo tachó de asesino de estudiantes, y exigió que la CNDH haga que esa muerte del trabajador de la gasolinera Eva III, forma parte de la investigación que ha emprendido.
Se ha ensuciado mucho el hecho ocurrido el 12 de diciembre pasado, sin duda, y hay grupos, sectores y políticos, familiares de las víctimas y presuntos victimarios, que se han rasgado las vestiduras y han rechinado sus dientes, todo en un ritmo funesto y que no permite aclarar nada.
Ya los estudiantes dijeron que tanto Genaro García Luna y sus genízaros, así como la policía ministerial y toda la Procuraduría, fueron los responsables de los asesinatos; el estado en voz del gobernador Ángel Heladio Aguirre Rivero, se ha desmarcado de las declaraciones del ex fiscal, Alberto López Rosas, quien intentó una campaña para limpiar su imagen, y echaba la culpa a los federales de los asesinatos.
Allá al fondo, no obstante, se escurre el rumor de que todo pudo haber sido preparado para desestabilizar a este gobierno de ideal indefinido, este mismo que encabeza Aguirre Rivero y que se le colgó la etiqueta de traidor al PRI, y que toda el calor se le ha estado dando con el entramado.
Un hecho sangriento, donde los conejillos de indias, parecen ser, los mismos estudiantes de la Normal Rural de Ayotzinapa, «Raúl Isidro Burgos». De ser cierto que hubo francotiradores pues los disparos fueron muy certeros, y que no son responsables ni federales ni estatales, aquí se está cociendo otra sopa, sin duda.
Una sopa que huele a ranciedad y se suelta el olor profundo de la corrupción, luego entonces, y con esta sola vista, el hecho de capitalizar el caso Ayotzinapa previo a las elecciones, parece ser primigenio, es decir, tramado desde el subterráneo de los grupos políticos oscuros.
De ser cierto que este acontecimiento funesto fue planeado en que utilizaron a los estudiantes, quienes se han caracterizado por ser inquietos y valemadristas, se prevé, sin duda, de que en las elecciones a vivir el uno de julio de este año, será de pronóstico reservado.
Ya esteremos viviendo todo el calor de nuestros políticos, trucos y artimañas a las que nos han acostumbrado, todo con la fina idea de llevar agua a su molino, luego entonces, y sabrá Dios qué más nos tengan preparado, todo se habrá resumido en que en efecto lo que se buscaba era llevar agua a su molino.
Lo que se buscaba era sacar raja política, lo que se buscaba era aplastar al contrario, en efecto, pues, lo que se buscaba era ganar a costa de lo que fuera, sin importar lo que cayera, sin importar el costo, y sin importar los dolores y desgarres.
Lo que se ve a partir de esta escena, es que los nulos escrúpulos y falta de valores, se atiborran para ganar espacios en este quehacer político, donde si hay que nombrar al gran perdedor, ese es sin duda el pueblo. Ciudadanos a los que como los perros más flacos, se le cargan todas las pulgas.
De allí que se haga un llamado a la conciencia ciudadana en estas elecciones que se prevén tramposas. Elegir con plena conciencia, aunque no haya mucho de donde escoger, con candidatos que se imponen en un hecho que el pueblo nada tiene que ver.
Alguien habla del voto de castigo, el voto blanco y el llamado a no votar, alguien más explica que si no votas, no debes opinar ni reclamar nada, todo en una elipsis de nuestra propia torre de Babel. La verdad está en el voto pensado, anulado o ejercido a favor de alguien, pero asentado con la firma real del ciudadano pensante.

1 comentario:

  1. que verguenza me dan todos con eso de que quieren culpar a otras cuando los unicos son y seran siempre los supuestos estudiantes deverian cerrar definitivamente esta escuela de delimcuentes

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