jueves, 22 de marzo de 2012

COLUMNA

La justicia de Felipe

Apolinar Castrejón Marino

 El Código de Hamurabi, que debían memorizar los ciudadanos para evitar faltas; la Ley del Talión; que imponía un castigo de «ojo por ojo y diente por diente»; y la Ley de Lynch, que ocasionó pena de muerte por ahorcamiento a muchos colonizadores norteamericanos, son etapas vergonzantes de la civilización. Más contra todo pronóstico, en pleno siglo XXI, en México se ha creado un ambiente de linchamiento contra una ciudadana francesa acusada de ser secuestradora.

Y lo más vergonzante es que tal instigación proviene desde los más altos niveles del gobierno, del mismo Presidente de la República. Felipe Calderón alega que se deben respetar las garantías y derechos de las víctimas, pero no se da cuenta que en la presente situación, en que se pondera la perversión de un procedimiento jurídico, la francesa es víctima (¿?). Los hechos que se encuentran en revisión, son que una persona fue apresada por fuerzas procuradoras de justicia.
Con toda alevosía y ventaja, esos elementos de las fuerzas policiacas, mantuvieron en cautiverio por más de 10 horas a la mujer apresada….ante la complacencia de sus superiores.
Para mayor infamia, los captores montaron una farsa para ser televisada, en la cual aparecían los policías luciéndose en un «operativo» muy éxito atrapando a los delincuentes y liberando a unos secuestrados.
Cuan burdo sería el manejo de la farsa, que poniendo un poco de cuidado, se alcanzan a escuchar voces diciendo «¡…ya no le peguen!
Y se aprecia una mano agarrando rudamente por el cuello a la francesa. Tomando en cuenta estas irregularidades y atropellos un ministro de la suprema Corte de Justicia, ha presentado un proyecto de sentencia en la cual propone que la acusada sea liberada…. después de que el pleno de la corte dictamine el caso.
Como es costumbre de Felipe Calderón, entrometerse en todo para manipular a la opinión pública, en los días recientes ha pronunciado enconados discursos pidiendo el máximo rigor en contra de la francesa…sea culpable o no.
Estudio muy profesionales indican que la ciudadanía mexicana considera que en nuestro país, los extranjeros no tienen los mismos derechos que nosotros, lo cual es un patrioterismo muy contrario a la gran cantidad de mexicanos que estudian, viven y trabajan en otros países por todo el mundo.
Sumado a esto, las arengas de Calderón pidiendo la cabeza de la francesa, nos recuerdan lo que dice la historia acerca de las costumbres bárbaras como cortar las manos o sacar los ojos de cualquier infractor, según la gravedad de la falta.
La ley del Talión es un ordenamiento jurídico que impone castigos idénticos a la falta cometida.
Si un individuo matara al hijo de otro en castigo su hijo también sería asesinado.
Debido al contenido vengativo de este ordenamiento, fue proscrito desde hace muchos siglos. En Estados Unidos se aplicó una forma de justicia expedita y absoluta, asesinar a quien tuviera el infortunio de ser señalado como culpable de algún delito.
Mediante este procedimiento, que pasó a la historia como «linchamiento», un grupo de gentes tomaba la ley en sus manos para «castigar» a alguien, independientemente de que un tribunal lo declarara culpable o inocente.
Charles Lynch fue un agricultor del condado de Virginia. Militar y político que luchó durante la Guerra de Independencia de los Estados Unidos, y en 1784 fue Senador.
Durante este desempeño él y otros Senadores descubrieron a un grupo de personas que planeaban una sublevación.
Lynch y sus compañeros atraparon a los confabuladores y los condujeron ante la corte, pero los jueces absolvieron a los acusados, porque no encontraron pruebas suficientes en su contra.
Lynch no quedó conforme con el veredicto y formó un grupo de hombres armados, que le ayudaron a atrapar nuevamente a los acusados, y los ahorcaron.

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