martes, 17 de abril de 2012

COLUMNA

¿Cifras falsas en turismo?

Yeshica Esmeralda Melo de Mojica

Bien harían las autoridades relacionadas con el turismo, y particularmente la secretaria de Fomento Turístico del estado, Graciela Báez Ricárdez, en no echar a volar las campanas, como parece que ya lo están haciendo, por los resultados de la Semana Santa en términos de afluencia de turistas y derrama económica.
La dependencia a cargo de la señora Báez informó que durante la Semana Santa hubo en Acapulco una afluencia de 290 mil 422 turistas, 7.7 por ciento superior a la que hubo en la Semana Santa del año pasado, que dejaron una derrama económica de 810 millones 277 mil 380 pesos y colocaron el indicador de ocupación hotelera en 80.1 por ciento en promedio.

Entre paréntesis, no puedo dejar de maravillarme de la precisión de los resultados de los cálculos que hace la dependencia, pues no presenta números aproximados, sino cifras exactas, y no puedo dejar de preguntarme cómo lo hace. Graciela Báez los califica de «resultados sin precedentes en los últimos tres años».
Y, por lo visto, esa actitud triunfalista campea entre los señores que dirigen los destinos del sector turístico del puerto, quienes dicen que el mercado nacional ya ha sido recuperado y que ahora hay que ir por el mercado extranjero.
Ambos atribuyen el éxito al Operativo Guerrero Seguro. Pero yo no estoy tan segura, porque cuando Acapulco perdió a sus turistas no había la violencia del tipo que hay ahora, es decir que los turistas no se fueron por la violencia del crimen organizado.
De lo que sí estoy segura es que los visitantes siguieron sufriendo baches en las calles, basura por doquier, comercio ambulante en las playas, luminarias en mal estado, disfunción en el sistema de agua potable, en fin… las maravillosas características del Acapulco de 10 que nos dejó Manuel Añorve Baños.
Por eso pienso que la recuperación de Acapulco debe tener otra causa. Y no se me ocurre nada más que la economía del país experimentó el año pasado una sensible recuperación, luego de tres años de penurias derivadas de la crisis global y de nuestra propia crisis mexicana por el surgimiento de la influenza A-H1N1.
Pero es una recuperación apenas en la magnitud estrictamente necesaria para que los mexicanos que viven en el centro del país y en el Bajío – Michoacán, Querétaro, Guanajuato, Puebla, DF, Estado de México– decidieran visitar este destino y no otro.
 Porque, créame, si la situación económica en el centro del país llega a mejorar sustancialmente y nuestros connacionales llegan a tener repletos los bolsillos, entonces seguramente elegirán destinos más lejanos, más caros, más ordenados y menos deteriorados que Acapulco.
Y no es pesimismo; es la conclusión lógica después de ver cómo las autoridades municipales tienen abandonado este hermoso puerto, en todos los sentidos, con excepción notable en el de la seguridad pública (porque en éste lleva la batuta el gobierno federal).
Y la otra explicación que encuentro es la que ya mencionó el gobernador Ángel Aguirre Rivero: que la violencia ya no asusta a los turistas, y que, para redondear, los levantones y las ejecuciones se circunscriben ahora a la zona periférica de Acapulco, y prácticamente no tocan su franja turística, gracias al Operativo Guerrero Seguro.
Es, en cierto modo, la realidad de lo que sucede en el puerto; de que los ciudadanos de bien han decidido no dejar de vivir sus vidas porque allá en las calles unos cuantos mafiosos crueles y sanguinarios, se andan matando entre sí.
Yo observo que ya no hay el ambiente de crispación que todavía el año pasado tuvo a los empresarios al borde de la desesperación. Vea por qué lo digo: el presidente de AHETA, Javier Aluni Montes, está pidiendo que la recaudación del impuesto al hospedaje, que es de 3 por ciento sobre la tarifa pagada, se destine toda a promoción, lo cual significa que deje de tomarse un punto porcentual para seguridad pública, como lo instituyó el entonces gobernador Zeferino Torreblanca.
Es obvio que la seguridad pública no está entre las principales preocupaciones de los hoteleros. Pero un detalle sigue preocupándome: dijo Graciela Báez Ricárdez que el gobierno del estado invirtió 56 millones 300 mil pesos en «eventos de gran promoción» en esta Semana Santa, y que por cada peso invertido se recuperaron 60 en derrama económica.
Entonces tenemos que preguntarle ¿por que siguen cerrando negocios en Acapulco? ¿Por que informa la CANACO, que han cerrado más de 200 negocios en el puerto?.
 El gobernador Aguirre ha declarado que tendrá que hacer los ajustes necesarios, pero no va a permitir que los guerrerenses se queden sin la solidaridad de su gobernador?, y también ha declarado que no va a permitir que sigan cerrando negocios como restaurantes y discotecas, y precisa cuando le preguntan que si está satisfecho con el trabajo de su gabinete, para nada, dice, al contrario muy preocupado y ha resaltado que las bellezas y las riquezas naturales en Guerrero, no se han explotado como se debería, a pesar de tener un estado considerado como uno de los más bellos del País.
El trabajo de la secretaria de turismo debe de ser de promoción, de capacitación, de concientización y no de estar dando y maquillando cifras de turismo, no conozco un solo secretario de turismo en la historia de Guerrero que haya declarado que tuvo un año con menor afluencia que el anterior para ellos siempre el presente es el mejor de la historia, si fuera eso cierto ya rebasaríamos el 100% de la ocupación hotelera todo el año. enlaceconjessy@hotmail.com

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