miércoles, 25 de abril de 2012

PRINCIPAL DE PRIMERA PLANA

Cada 5 días muere
mujer embarazada


Rosario Garcia Orozco.—
De acuerdo a la Organización Mundial de la Salud (OMS) es considerada muerte materna el fallecimiento de una mujer mientras está embarazada o dentro de los 42 días siguientes a la terminación del embarazo, independientemente de la duración del mismo, debido a cualquier causa relacionada con o agravada por el embarazo mismo o su atención, pero no por causas accidentales o incidentales.
En ese tenor, en Guerrero muere una mujer cada cinco días por complicaciones del embarazo, parto o puerperio, que representa el doble de la media nacional, según datos que registra el programa Arranque Parejo en la Vida, que además evidencia cual es la razón de ese fenómeno: el 54.1% de las embarazadas en esta entidad suriana es atendido por personal no calificado, mientras que en la media nacional es el 15 por ciento.
Guerrero cuenta con uno de los puertos más visitados a nivel mundial, Acapulco, de acuerdo a cifras del INEGI y la Secretaría de Economía, tan solo ese destino turístico ingresa por concepto de Producto Interno Bruto (PIB) más del 60% de lo que genera toda la entidad; que dicho sea de paso aporta al país el 1.5 del PIB nacional, colocando al estado en el lugar número 15 a nivel nacional en ese concepto.
A pesar de ese aporte económico a la nación, esta entidad suriana cuenta con cerca de mil 100 centros médicos, y casi 15 mil personas trabajan en estas unidades; pero las mujeres guerrerenses siguen en los niveles más elevados de muerte materna.
La explicación puede estar en lo siguiente: de acuerdo a cifras del Programa Arranque Parejo para la Vida las causas de muerte materna son: una deficiente calidad de la atención durante todo el proceso; bajos niveles de cobertura de los programas de planificación familiar y redes de atención débiles y desarticuladas.
Y a ello se agrega factores de riesgo como que no hay un control prenatal adecuado, no hay cobertura hospitalaria suficiente; muchas de las madres son adolescentes y otras mayores de 45 años; hay una baja escolaridad –menor a 9 años- sobre todo en las regiones Costa Chica y Montaña del estado y en los cinturones de miseria de las ciudades; lo que dificulta concientizar a la población en riesgo sobre las ventajas de la anticoncepción y por si fuera poco: el 80 por ciento de las cifras de muerte materna son personas que no tienen percepciones económicas por ningún concepto; así que el factor económico se agrega a este listado.
Esas defunciones tienen un alto costo social según la misma fuente: por lo menos en el año 2011 fueron 229 niños guerrerenses los que quedaron en la orfandad, naturalmente ello infiere desintegración familiar; el recién nacido tiene un alto porcentaje de riesgo de morir al no contar con cuidados adecuados; la hija mayor asume las tareas maternas truncando su propio proyecto de vida; las hijas adolescentes quedan expuestas al acoso sexual o al incesto; se incrementa la posibilidad de deserción escolar; lo que es tierra fértil para el aumento de la delincuencia y la prostitución.
Todo lo anterior ha sido motivo de preocupación para Martha Sánchez Nestor, indígena amuzga; originaria de Xochistlahuaca, municipio de la Costa Chica de Guerrero; integrante de la directiva estatal de la Coordinadora Guerrerense de Mujeres Indígenas (CGMI), de la Convención Estatal Indígena y Afromexicana (CEIA), coordinadora de la Alianza de Mujeres Indígenas de Centroamérica y México y miembro de la organización Petateras Articulación Feminista.
En su actividad gestora ha logrado recursos para la capacitación de grupos de mujeres indígenas en temas como la gestoría y en ese sentido, por ejemplo recientemente se impartió un taller para habitantes del municipio de Acatepec, de la región Montaña de Guerrero; para bajar buscar las vías de financiamiento para la construcción de una Casa de la Mujer Indígena; en donde se proporcione orientación a las indígenas y de esa forma combatir el alto porcentaje de mortalidad materna que padece el municipio: cada año se reporta el fallecimiento de mil 200 mujeres por causas obstétricas, dato no registrado de manera oficial.
Sánchez Néstor ha documentado una importante cantidad de niñas de las regiones Montaña y Costa Chica de entre 10 y 12 años de edad que resultan embarazadas y por que por su edad tienen mayores riesgos de morir antes, durante o después del alumbramiento. Muchas de ellas son abusadas por sus padres; pero no cuentan ni con el apoyo de sus madres, ni con el de la sociedad.
Por ello, declara: «necesitamos apoyo de los gobiernos federal, estatal y los municipales para rubros como salud y educación, pero en especial salud reproductiva. La mortalidad materna es un grave problema en comunidades indígenas…otro problema es que cuando llegan recursos, éstos no son aplicados a las organizaciones de parteras, promotoras de salud y organizadoras».
Por su parte; el Secretario de Salud, Lázaro Mazón Alonso señala que, ante la preocupación por los altos índices de mortalidad materna, la dependencia a su cargo lleva a cabo los cursos de capacitación «Morbilidad y Mortalidad Materna», dirigido a personal del Programa Caravanas de la Salud que dan servicio en las zonas Montaña y Costa Chica, como parte del reforzamiento de la estrategia para erradicar las muertes maternas.
Explicó que se primer momento el personal capacitado es de las zonas Montaña y Costa Chica, que es donde está el principal problema, pero se extenderá la capacitación a todo el Estado.
Mazón Alonso menciona que entre las estrategias que está aplicando la Secretaría de Salud en Guerrero para abatir la mortalidad materna se encuentra la incorporación de las parteras profesionales como trabajadoras al servicio de la comunidad, mediante la firma de contratos laborales; lo que permitirá que las mujeres no se mueran por falta de atención calificada.
Otra estrategia es la capacitación de «madrinas obstétricas», que son mujeres que tienen liderazgo o arraigo en cada localidad, y su influencia en las familias para convencer a las mujeres embarazadas de que deben vigilar su alimentación y actividad física durante su gestación, y convencerlas a ellas y a sus parejas de ser trasladadas a los hospitales más cercanos a su comunidad cuando presentan alguna complicación.
Indicó que del 60 a 70 por ciento de los casos se atienden en domicilio por las parteras, y algunos son complicados porque presentan eclampsia, hemorragias obstétricas o choques hipovolémicos –pérdida acelerada de sangre y líquidos-, de tal manera que deben atenderse en los hospitales; y muchas veces por sus costumbres o temor a viajar en ese estado no aceptan ser trasladadas a centros hospitalarios.
También, dijo, se está capacitando al personal médico y de enfermería de los Centros de Salud, porque deben tener las habilidades y destrezas para poder identificar los casos complicados o en proceso de complicarse, así como garantizar su traslado oportuno para que reciban atención hospitalaria.
En cuanto a los centros de atención médica, explicó que se trabaja en mejorar la calidad de atención obstétrica, con la instrucción precisa de que no haya más mujeres embarazadas rechazadas en los hospitales, y se ha implementado el Código Obstétrico, con la participación de un equipo multidisciplinario que se activa inmediatamente cuando llega, o está una mujer embarazada con riesgo de morir.
Habló también de la reciente aplicación del Censo Digital de la Mujer Embarazada (CDIME), que permite a través de un semáforo ver qué mujer está en riesgo y requiere una atención inmediata y oportuna.
El Secretario de Salud en Guerrero añadió que el CDIME permite conocer en tiempo real el estatus de una mujer en estado de alarma, ingresando características como edad, peso, si sufre enfermedades como diabetes, hipertensión, obesidad, o signos de riesgo como hinchazón, dolor de cabeza frecuente, con el objetivo de registrar los datos del número de mujeres que necesiten atención médica oportuna, y canalizarlas a través de las unidades médicas y el grupo de expertos que dará seguimiento a cada caso.
Por otro lado, habló sobre la «Brigada obstétrica móvil», que acude a cada localidad donde no se cuenta con especialista gineco-obstetra, y puedan de forma oportuna atender casos que están en riesgo de morir.
Ese programa tiene su origen entre 1993 y 1996, que fue el periodo en que Saúl Alarcón Abarca, fue director operativo de los Servicios Estatales de Salud –ahora Secretaría de Salud-, e inició como «Hospital móvil de campo» y tenía como finalidad llevar los servicios médicos a las comunidades que no contaban con centros de salud, con el objetivo principal de difundir la planificación familiar.
En ese tiempo se enfrentaba la imposibilidad de construir un Centro de Salud por comunidad por razones de peso, como son: presupuesto para la infraestructura y presupuesto para el personal.
Además de que era una petición constante al gobernador en cada municipio que visitaba pues pedían médicos, enfermeras, medicamentos, centros de salud, hospitales, demandas que nunca podrán ser satisfechas, por lo limitado de los recursos económicos.
Además la geografía de algunas regiones del estado, propició que miles de guerrerenses vivan aislados y los servicios médicos de primero y segundo nivel nunca llegaban a sus localidades, unido a ello las rancherías y comunidades estaban muy dispersas y apenas contaban con unos 500 habitantes, las distintas etnias, con sus propias lenguas, en el temporal de lluvias sus caminos son intransitables, son algunos de los obstáculos, para el servidor de salud. Con el hospital de campo una gran cantidad de conciudadanos se atenderán en sus problemas de salud.
De ese modo, el Hospital de campo móvil iba de forma temporal a las zonas de alto riesgo, alta marginalidad, pobreza extrema, donde había una patología que cobrara vidas, altas tasas de morbilidad, mortalidad y natalidad que preocupaban al sistema.
Saúl Alarcón Abarca refiere que además de los padecimientos diarreicos, respiratorios y parasitarios, las comunidades de difícil acceso tenían necesidades también de cirugías por tumores benignos, hernias, traumatismos, embarazos de alto riesgo, deformaciones óseas y sobre todo la salpingoclasia, vasectomía y traslado de pacientes a tercer nivel para su manejo adecuado; eran un sinnúmero de enfermedades que debían ser atendidos por los Servicios Estatales de Salud y que hasta ese momento no había sido posible; pero que lo solicitaban líderes de organizaciones y presidentes municipales de manera constante.
Explica que el proyecto tenía un propósito eminentemente social, dadas las condiciones de áreas campesinas que perciben menos de salario mínimo y a veces nada, un alto porcentaje más del 50% mayores de 15 años son analfabetas, con una alimentación muy deficiente, vivían en su mayoría sin los mínimos servicios de salud.
Así es como se llevaron a las comunidades servicios de medicina preventiva como: vacunación universal a menores de 5 años, control prenatal a mujeres embarazadas, distribución de sobres vida suero oral, orientación nutricional para madres y niños y vacunación antirrábica canina.
En cuanto al fomento a la salud se daban pláticas sobre mejoramiento de la vivienda, apoyos para la construcción de letrinas sanitarias, distribución de cloro líquido y capacitación para su debido uso, capacitación a madres de familia sobre la deshidratación y como atenderla.
También se realizaron trabajos para detección oportuna de enfermedades como determinación de glucosa, toma de muestras de papanicolau, toma de presión arterial, basiloscopías a tosedores crónicos detectados y detección de discapacitados.
Otro de los servicios que se prestaron en ese programa fue la atención curativa con consultas generales y entrega de medicamentos de manera gratuita, desparasitación; atención odontológica, cirugías ambulatorias y referencia de pacientes con traslado en caso necesario.
Por cuanto a la atención médica especializada se proporcionaban consultas de ginecoobstetricia y cirugía general, estudios de ultrasónico y rayos X, salpingoclasias, vasectomías y herniplastias.
Hoy día, Saúl Abarca Alarcón dio su autorización para que se adapte a las necesidades actuales ese programa y sea aplicado por la Secretaría de Salud ahora con el nombre «Brigada obstétrica móvil», pero con el objetivo específico de prevenir la muerte materna, así que será reorientado y de manera inicial por la ginecóloga América Alarcón Herrera.
Esta brigada recorrerá todas las comunidades guerrerenses a donde no llegan los servicios especializados de salud y enfocará sus esfuerzos principalmente en orientar y capacitar a las mujeres en edad productiva para que tengan los cuidados necesarios para llevar a buen fin su embarazo y puerperio.
Además la Secretaría de Salud seguirá con la capacitación sobre morbilidad y mortalidad materna para el personal de la dependencia con la finalidad de erradicar las muertes maternas dijo el secretario de salud; actividad que se extenderá a todas las regiones del estado.
Así como la preparación de las parteras profesionales que permitirá mejor calidad en la atención de las mujeres embarazadas.
Dijo que recién fue aprobada la construcción de la escuela para parteras profesionales que estará instalada en el municipio de Tlapa y será en ese centro donde reciban capacitación constante tanto las parteras comunitarias como las madrinas obstétricas, con lo que se tiene la seguridad de que habrá de abatirse la mortalidad materna en Guerrero.
Finalmente, hizo una invitación a la sociedad en general para que hagan uso de los métodos anticonceptivos de manera adecuada, con lo que será menos grave este problema y explicó que es necesario seguir concientizando a las mujeres y a sus esposos sobre la importancia de planificar la familia, pero además, de acudir a los centros de salud a los chequeos de manera constante a lo largo del embarazo para reducir los riesgos del parto y puerperio.
«Aquí es donde cabe la responsabilidad social, porque por más que se den pláticas sobre planificación familiar, si no hacen caso de las recomendaciones, y siguen con los malos hábitos alimenticios y sin acudir a sus centros de salud para la revisión constante durante el periodo de embarazo, se seguirán disparando los índices vergonzosos de mortalidad materna», dijo el funcionario estatal.
El estado de Guerrero se mantiene en el primer lugar en los índices de muerte materna a nivel nacional; algunas de las razones es que no hay personal capacitado para atender una complicación antes, durante o después del parto en las comunidades más alejadas o de difícil acceso sobre todo en las regiones Costa Chica y Montaña de la entidad y otra es que no han tenido mucho éxito las campañas de planificación familiar.

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