miércoles, 9 de mayo de 2012

COLUMNA

La Jaula de Dios


Jesús Pintor Alegre


Es increíble la transformación que se observa en algunos de nuestros políticos locales precisamente en este tramo del proceso electoral. Y resalta esa personalidad en los personajes que de repente se marean con el posible poder que aún no tienen, porque es cuando la hipocresía como fenómeno inducido, es cuando se da con más fuerza.
Así los vemos tomándose fotos con los desprotegidos, el sector de población menos afortunada, se observa en los medios, y se platica, de esos candidatos que se toman las fotos o videos, con niños de la sierra, ancianitos, mujeres de rancho, líderes populares, se dan pues su baño de pueblo.
Y eso, pudiera ser válido, donde inclusive se llega al extremo de vestir la ropa autóctona de la gente local, cargar a niños meados, chiquillos peloncitos en fase difícil de sus enfermedades. La idea es entregar al posible votante, el mensaje de un ser protector casi mesiánico.
Pero de cierto, hay quienes se salen de ese arquetipo, pero lo hacen de una manera digamos escandalosa, un ejemplo es la candidata del PRD para la alcaldía de Tlapehuala, Anabel Balbuena, quien de acuerdo a los reportes recogidos de la misma gente que se aglutina en eventos donde se cuelga de otros o viceversa, ha mostrado su verdadero rostro.
La presión es mucha, y eso debe entenderse en varios abanderados, y quizá eso pase en esta mujer, quien en la era de Aurelio Santamaría, fungió como secretaria general del ayuntamiento, y el entonces alcalde tlapehualense, en cada oportunidad resaltaba la actitud humana y de alto servicio social de Balbuena.
Situación que ahora parece ha dejado de existir como característica, pues la misma gente de su equipo ha comentado que se conduce hasta de manera grosera con ellos, se irrita muy fácilmente, y adopta una actitud poco amigable, algunos hasta se han atrevido a decir que es porque Anabel Balbuena ya se siente alcaldesa de Tlapehuala.
Una actitud rijosa parecida es la que se observa en el regidor de Arcelia, Adolfo Vergara de la Paz, quien por todo y por todos, brinca, tal vez mal asesorado en materia de comunicación social. Despotrica en contra de Nelson Flores, quien parece ya se le ha adelantado sin mucho ruido en eso de la candidatura a la diputación local 18 por el PRI, plaza que también disputa o se ha colgado Vergara.
En casos extremos, este mismo personaje, espera cualquier espacio para aclarar notas que nadie ha leído, y hace ruido en lugares donde pasma la tranquilidad. La actitud del priista parece que se deshace en su propia intimidad. Y bueno, uno de los iconos perredistas que también se le tiene en ese modelo, es el del perredista Miguel Ángel Albarrán Almazán, quien busca la alcaldía de Pungarabato.
El hombre del partido amarillo, tal vez quiera cambiar, o tal vez lo haya hecho ya, pero la gente lo ha ubicado como un político rijoso e intolerante, y eso, de acuerdo al precepto de crea fama y échate a dormir, no se requiere de mucho para que la actitud de intolerancia por más pequeña que sea, se engrandece.
No es difícil poner ejemplos. Todos recuerdan cuando el secretario de organización del PRD de Pungarabato, Daniel Basulto de Nova, intentó reclamar el cargo de presidente de partido en un evento proselitista de Albarrán, donde por cierto, presenció la titular de Desarrollo Social, Beatriz Mojica Morga.
Daniel Basulto dramatizó todo, se dejó caer cuando apenas lo tocaban quienes trataban de calmarlo, se iba hacia adelante o hacia atrás, y trastabillaba de manera teatral, algo que fue evidente y que sin embargo, al publicarse el caso en un diario local, los mismos perredistas como Martin Mora, entre otros, condenaron la actitud de Albarrán Almazán cuando en realidad no había tenido que ver.
El mareo de nuestros políticos locales, parece que tiene un amarre que llega a niveles mayores. Nadie puede soslayar que la presencia de Elí Camacho Goicochea, candidato a la diputación local 17 por el PRD, representa también rijosidad, rechazo al pueblo, no obstante la risa fraterna que pudiera ejercitar en esos momentos.
Una actitud que se encuentra en gente como Nicanor Adame Serrano por el PRD; o Gustavo Juanchi Quiñones por el PRI, sólo por poner algunos ejemplos; o tal vez Francisco García «Tintín» por el PAN, que emanan una actitud francamente fraterna. La actitud del priista Abel Montufar que a casi todos apapacha, se enreda en la modorra del perredista Rey Hilario Serrano.
La actitud amigable del priista Egdy Julián Gómez, a ratos se tropieza con la mirada adusta de un Daniel Torres García, perredista que busca la alcaldía totolapense de nueva cuenta: o un Raúl Ríos Núñez con la presencia hosca de un Raymundo Flores Castañeda.
Es fácil entender la actitud hipócrita de varios políticos en este tramo del proceso electoral, aunque hay algunos que no saben actuar, se desnudan en su real personalidad, y mandan mensajes de la forma en que habrán de conducirse en caso de que logren el cargo que buscan. La realidad de este punto a un día del festejo a las madres, es que hay políticos que son a toda madre, y otras, que lástima Margarito, no tienen.

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