jueves, 17 de mayo de 2012

COLUMNA

La Jaula de Dios

Jesús Pintor Alegre

Sin dejar de emocionarse por la capacidad indescriptible de nuestros profesores para esto de los descansos que se siguen de largo en varios casos, además de su enorme capacidad de casi convertir las escuelas públicas en particulares por lo que cobran, poco y más y hasta para respirar, no podemos soslayar de paso, la enfermedad que padecemos llamada campaña política.

Es en estos momentos en los que el pueblo se llena de virus de las promesas, se invade de sueños y de invenciones del disparate, trucos de los candidatos que se enredan a sí mismos, con gente aviesa en sus quehaceres, con ideas casi eructadas de una novela de terror.
Así podemos ver gente intoxicada con tacos de arroz con huevo, historias de telenovela, Paulettes, avionazos, accidentes de autobuses de gente que va a mítines, atentados, marchas de inconformidad, persecución y rechazo de estudiantes a candidatos, como esa emprendida al del copete de tres colores.
Con noticias de extrañas muertes, y que muchos han puesto en esa bandeja, la de Carlos Fuentes Macías, nuestro Nobel no premiado, quien falleció convencido de que este país no debería regresar al pasado, y que Enrique Peña Nieto no le convenía al país en ese mismo tono.
Fuentes, también hizo votos para ya no continuar con el mal de estos 12 años, ocasionado por un partido que en vez de arreglar algo, terminó enterrando al país, y que lo ha dejado sumido en la más terrible de las pesadillas. Intelectuales de la talla de Fuentes coincidían con esta premisa, pese a que hasta ahora, no ha habido político que realmente demuestre trabajar por el pueblo.
Este día, hay un amago más, de acuerdo a la prensa, ayer en el puerto de Acapulco marcharon, dicen, unos 2 mil militantes del PRI, para rechazar las candidaturas de regidores y para pedir espacios para las mujeres, si no hay respuesta, se manifestarán este viernes cuando llegue precisamente el hombre del copete.
Debe ser muy clara la intención, que nuestros políticos quieran seguir pegados a la ubre del presupuesto, ya que allí es donde se observa que se trabaja poco o de plano no se trabaja, y de ejemplo los diputados, que cuando dicen que trabajan, realmente buscan llevar agua a su molino.
Pues bueno, se ha observado a últimas fechas una inquietud ciudadana que crece con el paso del tiempo, casi se palpa, e invade el espacio, la tensa calma que se vive es clara, pues ya la llenaron de chupacabras e influenzas, ya la hartaron de guerras contra el narco, de barbarie, ya la coparon de abusos y de agujeros para las regaderas.
No se puede soslayar esta realidad que vivimos, enverdad, el empacho ciudadano, al menos en este tramo de lo que dicen los candidatos a cargos federales se llama campaña proselitista, se deja sentir la verdadera intención del pueblo.
Ya lo decían los analistas, en estos momentos hay tres personajes que tienen hasta el copete a los ciudadanos. Y ellos son, sin más: los policías, los maestros, y por supuesto, los políticos, gente que ha dejado deinspirar confianza, gente que ha dejado de ser verdaderamente útil, y que ha dejado más malas experiencias que buenas.
No se puede seguir viviendo así, por supuesto, cuando el vaso se derrama, la supuesta tranquilidad se rompe y los escándalos y el caos hacen su aparición.
Se ha dicho por separado, y como para explotar estos sentimientos del pueblo, que se requiere una revolución, como la que dijo la que quiere ser senadora porque quiere llegar al Senado.
Y añade la sobrina de Carlos Salinas, Claudia Ruiz, como para colorear lo incoloreable: pero una revolución en las urnas, es decir, no se sale del parámetro egoísta al pensar que todo gira en derredor de ellos, seres inútiles por antonomasia.
¿Qué se podría dejar venir este primero de julio? Muchos al recurrir a esas figuras metafóricas, hablan del fin del mundo, un fin que ya está aquí, y que no tenemos por qué soñarlo siquiera.
El primero de julio está abriendo muchas expectativas, pero igual muchos agujeros negros, que hacen que se pierda la dimensión de lo que llamamos realidad.

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