COLUMNA

La Jaula de Dios

Jesús Pintor Alegre

Este día 15 de mayo, señalado como festejo y reconocimiento al maestro, donde cerca de 1 millón 400 mil hay como población magisterial en el país, y unos 65 mil en Guerrero, que a pesar de todo lo que se diga en su honor, nos siguen debiendo, lamentablemente.

Este día habrán de festejarlo en esos rictus de decencia y honestidad y como para variar, con una marcha para protestar contra Enlace, el pacto por la educación y la evaluación universal, de cierto es que hay un gran error, pues sucede un fenómeno extraño: los profesores anhelan esos tiempos donde la plaza era automática, que se entiende que se obtenía al egresar, y por el hecho de haber cursado una escuela normal.
Quieren regresar al tiempo en que las plazas les pertenecían y podían heredarla o venderla, según su estado de ánimo, quieren regresar a los tiempos de la grilla y el escándalo, donde se exige todo y se da casi nada.
Con 90 días de aguinaldo, prestaciones diversas, y hasta puentes al gusto.
Tal vez en algo tengan razón, como en eso de pedir plazas para egresados de normales, pues las áreas administrativas se llenaron de profesionistas de tal y tal, y sin ton ni son, hasta saturarlas, donde hay un ingeniero que se hace cargo de carrera magisterial, o un abogado que se encarga de escalafón.
Profesores improvisados y echados al campo de la educación, gracias a los amigos y a las influencia, pero también hay que ver, que en esas áreas administrativas, hay jovencitos y jovencitas recién egresados de normales, que tienen como gracia, ser bellas y disponibles, o de tener a parientes poderosos.
Ya se ha sido testigo de casos de nepotismo, como con el gobernador Angel Heladio Aguirre Rivero, quien había hecho de su gobierno, un gobierno familiar, y que al parecer en estos tiempos, está rectificando, con el despido de 10 ex funcionarios de su gabinete, dos de ellos, parientes suyos.
Pero en el campo magisterial es un caso excepcional, ser maestro era algo parecido a ser indestructible, tener un nivel de privilegio entre la burocracia, y aún exigir más canonjías.
Hoy este día, sin embargo, y en copia a los periodistas en la era de René Juárez Cisneros, quienes se agruparon para protestar contra la relación tramposa de periodistas a modo y gobierno.
 Allí donde en un una caricatura de certamen de periodismo llamado orondamente «Ignacio Manuel Altamirano», en honor al literato y periodista indígena que renegó de sus orígenes, certamen en el que se premiaba a los incondicionales y periodistas arrastrados, y esos periodistas, ya no asistieron a esos encuentros de la burla, hasta obligar al gobierno del estado, a desaparecerlo.
En esa tesitura están los profesores hoy, como en esa luz revolucionaria de Lucio Cabañas Barrientos, de Genaro Vázquez Rojas, profesores que se llenaron de pueblo e hicieron pueblo, profesores que trataron de reinventar el camino de los educandos y de la sociedad misma, donde el profesor era todo; hasta cura y médico, era consejero del pueblo, su abogado, era una voz de gran calidad moral.
Ese cuadro llegó a desaparecer y que debiera, por vergüenza propia, recuperarse, dejar de pedir tanta prebenda n esta etapa de los sueños de nuestros candidatos de esto y lo otro, verde, amarillo, azul, rojo o marrón, que prometen defender al pueblo con sus enaguas blanquiazules; que ya no quieren andar en helicópteros porque amarillo no se ponen, amarillo es su color; o que ahora sí al poder llegará el Ironman tricolor.
Es pues necesario que nuestros profesores, esos del apostolado y el reto de llevar por el camino del desarrollo a nuestra sangre nueva, al cambio, en ellos descansa el mayor peso, pero por favor, que ya se dejen de tanta simulación y tanto agarrón de greña y berrinches baratos. Que la decencia que les queda, sea bien invertida.

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