lunes, 14 de mayo de 2012

COLUMNA

Efecto Peña Nieto

Apolinar Castrejón Marino

 Los panegiristas del Partido Revolucionario Institucional (PRI), son muy inclinados a utilizar términos y conceptos reduccionistas, que abrevian la realidad, y permiten dar una interpretación sesgada de cualquier escenario.
Se les llenaba la boca diciendo que había un «Efecto Peña Nieto», atribuible al ex gobernador del Estado de México, el cual indicaba cierta inercia provocada por el señor de los copetes, que empujaba a la sociedad a simpatizar con toda la cauda de aspirantes a puestos de elección.
Desde luego que tal cosa no existe, pues de ser así, no habría individualidad.

Las características de Enrique «gel boy» Peña, son sólo de él, y los demás candidatos tendrán que ganarse su lugar según sus propias prendas. Otra falsedad es eso de que las encuestas son un medio mágico para conocer lo que piensan los mexicanos con respecto de quien quieren que los gobierne.
 Cada actividad o propósito, tiene una herramienta adecuada para efectuarse: para hacer un pastel, cortar el zacate o pintarse las mejillas, se utilizan un molde, un machete y una brocha, respectivamente.
Por convencionalismo, usted no puede comprar cinco metros de frijoles, porque sería poco práctico acomodarlos para medirlos.
Así es el caso de las encuestas. Son una herramienta para tratar de conocer el saber y sentir de las personas.
Ante la imposibilidad de preguntar a toda la gente, se elige una muestra o un grupo de personas que representen a la totalidad. Cuando los encuestadores se ajustan a las reglas aritméticas, los resultados son veraces y claros, pues los números no mienten, son los encargados de dar a conocerlos, quienes lo hacen con inclinaciones y perversiones.
Los resultados retorcidos que publican los líderes de opinión, con respecto a las elecciones 2012 son tan falsos como una moneda de barro, y cambian de una semana a la otra, como cambia como el color del cabello de las mujeres.
Entre la sarta de falsedades que dijeron la semana pasada en torno al debate de los candidatos presidenciales, podemos destacar que Quadri es quien superó a todos, y que «creció» proporcionalmente comparado con sus adversarios.
Otra falsedad que han sostenido todo este tiempo de elecciones y campañas es que Quique Peña lleva una gran delantera y es inalcanzable. Pero ahora resulta que el gigante tiene pies de barro, y como consecuencia del debate, en cada lugar donde se presenta, hay gente que le grita y le reclama algo de su trayectoria política.
Y aunque los medios de difusión han tratado de minimizar el asunto, se han podido apreciar fotografías de Peña con el rostro descompuesto por el miedo, como una rata acorralada por el gato.
 El candidato más copetudo, se encuentra a punto del Knok Out.
Todo el dinero gastado en su campaña desde que era gobernador del Estado de México, tanto tiempo de cuidar escrupulosamente su imagen y los pagos cuantiosos entregados a sus asesores, no han servido de nada para suavizar su encuentro directo con la sociedad.
 Pero también estamos convencidos los mexicanos de que Obrador no quiere ser Presidente… porque así no se puede.
Nadie en su sano juicio, puede querer como mandatario a un retardado que no puede hablar «de corrido». ¡Qué flojera da escucharlo con esas pausas y esa sonrisita que revela a un «cabeza hueca»! Puede tener buenas ideas, y buenos propósitos para ser Presidente, ¡pero así no se habla en público!

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