jueves, 7 de junio de 2012

COLUMNA

La Jaula de Dios

Jesús Pinrtor Alegre

Y bien, hoy es el día de la libertad de expresión, un evento expresivo por antonomasia, donde todos, así: todos, tienen el derecho constitucional de decir lo que desee, bajo la idea de estar en un país libre… al menos ello en teoría, con sus artículos sexto y séptimo.

Hablemos por parte y con la masa en la mesa: el día 3 de mayo, es el día internacional de la libertad de prensa, el 4 de enero, el día del periodista, y ahora, 7 de junio, el día de la libertad de expresión, que por la misma costumbre, se le festeja a los trabajadores de los medios de comunicación, digamos que de manera incorrecta.
Esta vez no cuestionemos si existe o no, la libre expresión, pues de facto ya conocemos la respuesta, esa libertad de decir y escribir es acotada, tiene intereses, no, lo que importa es saber qué se debería festejar.
Y aquí, en verdad se dice, caben las redes sociales, que son las que han permitido realmente esa libertad, aunque debe decirse, de pronto se ha descubierto que si bien no es total, no hay sujeción bizarra como con los medios convencionales.
Y es que hay que ver la laxitud del caso: los medios de comunicación tanto escritos como electrónicos, no se abren a todas las expresiones, en la televisión comercial, por poner algo de ejemplo, están las llamadas vacas sagradas, quienes tienen casi la verdad absoluta, y si bien dicen que se deben al público, en verdad no lo parece.
En el mismo Facebook los del movimiento «Yo soy 132, se han dedicado a descubrir los altos pagos que reciben supuestos comunicadores, por inclinar la balanza informativa de tal o cual personaje, y por el contrario, para acabarse al otro, devorarlo, una cuestión que ya ha detectado la gente, politizada en serio.
Pues esa libertad de expresión, que compete a todos, no sólo a los que trabajan en un medio de comunicación, pese a que se les festeja en un acto abstracto, y lleno de claroscuros, desde el gobierno del presidente de la República, Miguel Alemán Valdés, precisamente el 7 de junio, pero de 1951.
 Escribe alguien perdido en las redes sociales, «la lucha por la libertad de expresión nos corresponde a todos, ya que es la lucha por la libertad de expresar nuestro propio individualismo.
Respetar la libertad de los demás a decir cualquier cosa, por más ofensiva que la consideremos, es respetar nuestra propia libertad de palabra».
Pues bueno, allí la cuestión… el día de ayer se obtuvo una experiencia agradable en este tenor y que vale la pena subrayar.
En el periódico Despertar del Sur, el delegado del Medio Ambiente, René Romero, criticó a los presidentes municipales quienes no festejaron el día mundial del medio ambiente por estar más ocupados en las campañas, o algo por el estilo.
Por esa situación al delegado se le criticó en este mismo medio, es decir, recibió crítica a su crítica, porque pues bueno, criticar como acto, es de lo más sencillo del mundo, más cuando se trata de destruir, pero el delegado lo tomó como constructivo, y por la noche se comunicó agradeciendo el gesto, que fue, dijo, para aprender… eso es tolerancia, y eso es resaltante, más cuando estamos en un mundo donde todos tenemos la piel muy sensible.
Ahora bien, la libertad de expresión, ya lo han dictado las redes sociales, es de cuidado, si no se controla, se sale de orden, allí el ejemplo de Enrique Peña Nieto y sus tres libros que lo han hecho tan famoso, su hija que salió al quite, empujada por su novio, y que desató una serie de comentarios en contra.
Las redes sociales han acabado con vidas pues han puesto en evidencia a las personas.
Se ha dicho por analistas, que si no existieran las redes sociales, todo lo que se ha dicho de los candidatos en los medios de comunicación, se tomaría como única verdad, y la creación de superhéroes y dioses o semidioses, serían tomados linealmente o por la gente, pese a algunos descontentos dispersos.
Deallí parte que esta libertad de expresión se va más allá de los que trabajan en los medios de comunicación, pues deberíamos felicitar a todos, a los mismos fesibukeros, tuiteros, todos los que se atreven a decir algo, con su margen de condena en algunos casos.
Otro ejemplo más de esta libertad, es la encuesta, que hacen por allá empresas mediante por supuesto, un pago, en el Facebook, se realiza otra, que habla de números contrarios a los que dictan las televisoras y supuestas encuestadoras serias, y son contrarias en serio.
 Con todo este colorido, no queda sino decir: felicidades a todos los que se atreven a decir y escribir algo, y más loable es cuando lo hace sin atender lo tendencioso y más aún, cuando es constructivo, eso es loable, sin dudas.

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