martes, 3 de julio de 2012

COLUMNA

¿Fraude...?

Tino Gatica

 (Para mi amigo Víctor Manuel Martínez Toledo, refrendando mi amistad y afecto).

 Las elecciones federales 2011-2012 resultaron históricas, coincidentes y, en efecto, concurrentes. Los análisis y lecciones que están registrándose en los espacios mediáticos en donde se tiene el privilegio y oportunidad de hacerlo así lo demuestran.
Les guste o no, en el país el regreso del Partido Revolucionario Institucional (PRI) se estaba cocinando con un candidato que posee las cualidades necesarias para esta odisea.

Y por supuesto, el candidato de las «Fuerzas Progresistas», está demostrando nuevamente su senilidad a tal grado que menciona que impugnará los resultados.
Y como siempre, algunos de sus voraces y procaces asesores lo inducen a esos discursos, que ya quedaron solamente para el anecdotario.
Quien dice que el PRI hacía propaganda desde hace tiempo con su proyecto encarnado en la personalidad de Enrique Peña Nieto, se hace omiso en reconocer que el señor Andrés Manuel López Obrador realizaba lo mismo con su Movimiento de Regeneración Nacional (Morena) así como el Partido de Movimiento Ciudadano. Sin embargo, como tirarle al PRI es una especie de pose y tendencia izquierdista, en este tiempo solamente permite identificar un encono «solamente porque sí».
En las campañas antes de las votaciones, algunos políticos, priístas por supuesto, antes de ser detractores del pesebre me dijeron que era más facil ser oposición. Pero se les olvidó que la oposición está en manos un perredista, supongo que prestado, porque más de 30 años de militancia no se echan a la basura.
No quisieron reconocer su vileza, pues en su percepción de la política a la mexicana, las virtudes solamente se identifican con los santos y mártires religiosos.
El mapeo pos electoral que empezó a registrarse indica que en una porción del país será el bastión perredista, mismo que tendrá que ser tomado en cuenta en las decisiones del Gobierno nacional.
Dos temas fenómeno sociales, además de la inseguridad asociada a la «narco-delincuencia», que se suscitaron en este tiempo del gobierno blanquiazul es el de los «ninis» y el #yo soy 132, en donde la juventud modificó la ruta pero no la destruyó, del proyecto priísta, precisamente por la madurez, las tablas y la seguridad que en todo momento demostró Enrique Peña Nieto.
Cierto es que el candidato de las «Fuerzas Progresistas» podrá alegar que impugnará los resultados de este histórico proceso electoral, (por concurrente y voteo en miles de millones de ciudadanos y ciudadanas en edad de votar), porque ésa es su tendencia, pero el impacto que tiene se derriba ante la decisión de una voluntad popular.
Lo anterior se contextualiza en los resultados que se obtuvieron en el estado de Guerrero, en donde los candidatos de estas «Izquierdas Progresistas» tuvieron el carro completo, aunque no se descarta el acarreo, la compra del voto, las amenazas de muerte y levantones y secuestros «exprés» a sus rivales priístas que iban en coalición con el Partido Verde Ecologista de México (PVEM).
Y aquí no se manifestó la exigencia de que se investiguen estas agresiones.
Al menos no como ocurría antes, cuando el perredismo no llegaba al poder. En todo el territorio, en estos momentos el tricolor está de regreso y debe ser tomado con congruencia, con seguridad y tranquilidad de que el destino de México, pues el priísmo debe considerar que la ciudadanía les está dando nuevamente la oportunidad de gobernar.
Y los argumentos son bastantes para su arribo, propiciados por los gobiernos panistas, que así como los perredistas, tampoco saben gobernar.
 Y de esta clase de detalles tampoco se quiere reconocer. Claro, es fácil reconocer la paja en el ojo ajeno, pero sin darse cuenta de la enorme vigueta que portamos en nuestros ojos.

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