lunes, 20 de agosto de 2012

COLUMNA

Cosmos

Héctor Contreras Organista


Hace algunos ayeres se decía que Chilpancingo era una ciudad de burócratas. Así se le calificaba por el hecho de ser la capital del estado y en consecuencia porque aquí era el asiento de los tres Poderes del Estado: Ejecutivo, Legislativo y Judicial y en cada uno de esos poderes se requería la asistencia laboral de cientos de trabajadores a los que se calificaba como burócratas y que después su sindicato denominó como Servidores Públicos. De la burocracia se pasó al servicio.
Simple juego de palabras, es cierto, porque para el caso del desempeño laboral dan en lo mismo Chana que Juana, porque lo fundamental es el salario, las prestaciones, los beneficios que a esos trabajadores debe otorgarles el patrón, que en este caso el señor gobierno y los señores ayuntamientos y entre esos beneficios ofrecerles la celebración de «su día», el llamado Día del Burócrata que en el calendario fue ubicado el día 28 de agosto de cada año, el mero día de San Agustín.
Pero como el patrón es el Patrón y el que paga manda, los semidioses que hace años gobernaban nunca respetaron la fecha que los trabajadores escogieron como «su día», hubo ocasiones en que el «patrón» hasta noviembre se acordaba que había que celebrar a sus esclavos y en alguna fondita les mandaba hacer un pozole, les regalaba mezcal a pasto, los emborrachaba, los atarantaba con mezcal y con un discurso ramplón y jamás el gobernador convivía con los empleados, mandaba en su representación «a la fiesta» al Oficial Mayor.
Y ahí era cuando los líderes de los trabajadores tenían la oportunidad, única oportunidad en el año de hacer reclamos o caravanas al patrón, según el grado de dignidad o de lambisconería de los dirigentes, pero casi siempre todo quedó en palabras que el viento se llevó hasta que empezaron a aterrizar en las Secciones Sindicales y en la propia dirigencia estatal algunos secretarios generales (muy contados por cierto) que daban la cara por sus compañeros y eran de carácter y luchadores sociales y se bronquearon con los poderosos mandones, pero éstos siempre pusieron trabas para esos líderes e intentaron minimizarlos. Pero aún así, algunas luchas se ganaron.
También hay que reconocer que como dice el refrán, «no todo está podrido en Dinamarca» porque llegaron gobernadores que asumieron la gran responsabilidad de apoyar a sus trabajadores y hubo uno que inclusive les regaló sus casas en Chilpancingo por medio de su esposa cuando la señora acudió a un convivio con los empleados y ella anunció la donación y los beneficiados se quedaron con el ojo cuadrado cuando les dieron la noticia. A nivel estatal ha habido líderes de esos trabajadores cuyos nombres merecen ser escritos con letras de oro porque en las luchas pusieron en riesgo su vida, no se rajaron y sabían a lo que se exponían, pero alcanzaron mucho a favor de sus compañeros trabajadores.
Ojalá que el próximo 28 de agosto haya mucho que recordar y mucho que celebrar entre nuestros paisanos trabajadores del gobierno y sus tres poderes. Ojalá que haya anuncios de muchos y magníficos beneficios. Ojalá la mayoría o todos se sigan preparando profesionalmente para alcanzar categorías superiores… Ojalá que la pasen muy bien y que sean muy felices. Va un abrazo.

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