lunes, 6 de agosto de 2012

COLUMNA

Destiempo


Francisco Rangel

—Las malas decisiones del PRI


Para los priistas guerrerenses la culpa de que se haya perdido en las elecciones todos los espacios ganados en las elecciones del 2008, reparando con ello la terrible derrota ocasionado por el efecto «Peje» que hizo ganar en aquel entonces la gobernatura y casi el carro completo en las diputaciones federales y locales, fue porque quienes manejan las decisiones copulares de ese partido político han tomado malas decisiones al escoger a sus candidatos a los puestos de elección popular.

Algunos de manera cínica, aseguran que los viejos caciques deben de quedar a un lado de esas decisiones, mientras otros le echan la culpa al comité ejecutivo Nacional del PRI que fue quien dictó «la línea» de escoger a Manuel Añorve Baños en lugar de un Ángel Aguirre Rivero, que enojado se arrojó a los brazos de un deteriorado PRD, acabado por las elecciones internas de su partido y las dirigencias nacional y estatal impugnadas por los mismos perredistas, que no tenían siquiera posibilidades de ganar y obtuvieron en bandeja de plata la gobernatura y el apoyo para que ganaran a fin de cuentas casi el carro completo de las dos senadurías, 9 diputaciones federales y hasta el momento 20 diputaciones locales de 28 de mayoría, así como buen numero de presidencias municipales.
Lo cierto es que los verdaderos culpables, más allá del dinero usado para la compra de votos, no por el PRI, si no del mismo mandatario estatal, que sin hacer mucho ruido empezó a ofrecer las tarjetas «La Cumplidora» que eran el contrato con las tiendas Soriana, que ahora detectan y acusan los seguidores de Andrés Manuel López Obrador, como un invento del PRI para comprar votos, cuando ya antes en su campaña Aguirre Rivero ofrecía ese tipo de apoyos a cambio de que votaran por él.
Hasta el principio de su gobierno solo habían entregado una 10 mil tarjetas y hace poco la encargada de las mismas andaba recorriendo estaciones de radio y haciendo conferencias de prensa para pedir a quienes no la habían recogido que fueran por ella o serían destruidas. Era eso o es que se querían deshacer de las evidencias que ponían en mal al gobierno de Angel Aguirre Rivero, justo cuando su partido a nivel nacional y su candidato a la presidencia de la República, neceando en conseguir en la mesa lo que no pudo conseguir en las urnas, acusó el uso de esas tarjetas en varios estados, pagadas por sus gobierno y en esa lista se encontraba Guerrero, pagadas por un gobernador perredista quien también uso las tarjetas para que los electores se animaran a votar y hacerlo ganar la titularidad del gobierno del estado.
Fue gracias a ese astuto movimiento de Aguirre Rivero en contra quienes ahora se sienten dueños del PRI, los cambios de dirigencias en malos momentos y la traída de un vende candidaturas, como Víctor Valencia de los Santos delegado especial con funciones de presidente estatal del PRI, hasta un mes antes de que fueran las elecciones, dejando deshecho un partido con candidatos que nadie quería ni apoyaban realmente.
Eso ya se sabe. Pero lo que no se sabe es que en las elecciones los candidatos se apartaron a los dirigentes de los sectores y las organizaciones sociales al interior del partido, que antes siempre le daban la certidumbre de conseguir los votos corporativos, que junto con los aliados de otros partidos podían enfrentarse las coaliciones de la izquierda y los candidatos que se fueron del PRI a apoyar a su gobernador y a su nuevo partido el PRD.
Lo que los priistas deben de observar es que es un todo de esas cosas lo que le llevaron a la derrota de sus candidatos y la pérdida de espacios políticos y por tanto del poder en las distintas cámaras, senadores, diputados federales y diputados locales, rompiendo la hegemonía de un estado que antes era de las mayorías priistas, para convertir al PRI en Guerrero en el nuevo partido de las minorías.
¿Así que para qué perder el tiempo en busca de culpables? Mejor habrá que ponerse a trabajar en reconstruir los egos lastimados y los raspones presupuestales sufridos por los candidatos que perdieron, que se hagan análisis y se formen cuadros nuevos de priistas que tienen la dura tarea de recuperar la confianza de los electores.
Pues los electores son los que saben quienes y con cuánto los «promotores» del PRD, consiguieron convencer a la gente para que recibieran apoyos de todo tipo que les diera el PRI de que se iba a p perder para que como ratas abandonaran la nave a punto de naufragar, por lo que hay que aprovechar por sacar a quienes traicionaron a su partido y darle el espacio a quienes de verdad hayan trabajado por la gente y su partido. Las malas decisiones, esas fueron la causa de las derrotas del PRI.

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