jueves, 30 de agosto de 2012

PRIMERA PLANA

Primer lugar Guerrero en
muertes maternas:MSN


Rosario García Orozco.—
Martha Sánchez Néstor, de la Coordinadora Guerrerense de Mujeres Indígenas, lamentó que sigan las deficiencias en el sector salud, lo que propicia que en la entidad se hayan registrado 36 casos de muerte materna en este año y que Guerrero siga en primer lugar de incidencia, sobre todo de mujeres indígenas de 10 a 12 años de edad.
Esas dificultades tienen que ver con la falta de difusión efectiva sobre los métodos anticonceptivos y sobre todo que exista un real abastecimiento de ellos en los centros de salud comunitarios, para evitar que las mujeres jóvenes que se embarazan sin haberlo planeado interrumpan su gestación con «recetas» tradicionales que generalmente son elaboradas a base de hierbas.
Y es que de acuerdo a las cifras del Consejo Nacional de Población del 2010, la interrupción inducida del embarazo representa la tercera causa de defunción materna.
Las condiciones de pobreza y vulnerabilidad como las que enfrentan las mujeres indígenas provoca que la práctica del aborto clandestino adquiera un nivel mayor de riesgo de muerte.
De acuerdo con datos del programa federal Arranque Parejo en la Vida (APV), en Guerrero muere una mujer cada cinco días por complicaciones del embarazo, parto o puerperio, lo que representa el doble de la media nacional.
Y es que el 54.1 por ciento de las embarazadas en esta entidad es atendido por personal no calificado, mientras que en la media nacional es el 15 por ciento; por lo que es indispensable la capacitación para las parteras que son las primeras en atender en las zonas indígenas a las mujeres en el alumbramiento.
El programa APV indica que las causas de muerte materna son: una deficiente calidad de la atención durante todo el proceso; bajos niveles de cobertura de los programas de planificación familiar y redes de atención débiles y desarticuladas.
Otros factores de riesgo son: que no hay un control prenatal adecuado; no hay cobertura hospitalaria suficiente; muchas de las madres son adolescentes y otras mayores de 45 años; hay una baja escolaridad –menor a nueve años–, sobre todo en las regiones Costa Chica y Montaña, y en los cinturones de miseria de las ciudades, lo que dificulta concientizar a la población sobre las ventajas de la anticoncepción.
La muerte materna tiene un alto costo social, según la misma fuente: el año pasado 229 niñas y niños guerrerenses quedaron en la orfandad; el o la recién nacida tiene un alto porcentaje de riesgo de morir al carecer de cuidados adecuados; la hija mayor asume las tareas maternas y trunca su proyecto de vida; las adolescentes quedan expuestas al acoso sexual o al incesto, y se incrementa la posibilidad de deserción escolar.
Muchas de esas niñas, ya sin el apoyo de la madre, son vendidas por sus padres para ser explotadas laboral o sexualmente, y de acuerdo a información proporcionada por el DIF estatal, hay quienes pagan entre 10 y 50 mil pesos por ellas, y mientras más jóvenes su valor es más alto.
Esta problemática aunada a que no hay médicos y enfermeras suficientes para atender las 24 horas del día, los 365 días del año los centros de salud de las comunidades y a que persisten las malas condiciones de caminos rurales, lo que dificulta el traslado de pacientes de comunidades a un hospital con el equipo básico para atención emergente; es lo que propicia que se sigan dando los decesos por la maternidad; sostiene Sánchez Néstor.
De ahí que Guerrero mantenga el primer lugar en muerte materna; aunque en este sentido, el secretario de Salud en Guerrero, Lázaro Mazón Alonso, reconoció que sí son muchos los casos de muerte materna registrados en la entidad por complicaciones durante el embarazo, el parto o el puerperio, pero aclaró que el año pasado se registraron 72 casos; y que de enero a la fecha se tiene una estadística de 36 casos, por lo que confió terminar el 2012 con menos decesos para que Guerrero se coloque en cuarto lugar en lugar de mantenerse en primero.
Martha Sánchez Néstor mencionó que otro factor que influye en los altos niveles de mortalidad materna es el machismo que impera en la entidad, pero en especial en las mujeres muy jóvenes, ya que en su mayoría se casan o viven en unión libre desde muy temprana edad, entre los 11 ó 12 años sobre todo en las regiones de la Costa Chica y Montaña.
Muchos hombres salen a trabajar a otras ciudades y dejan a la joven mujer en la casa de la suegra, con la consigna de no salir del hogar sino para lo indispensable; de tal modo que si se presenta alguna complicación no se les autoriza a los médicos de los centros de salud trasladarlas a clínicas u hospitales que cuentan con el equipo elemental para atender una emergencia provocada generalmente porque se embarazan a muy temprana edad y su cuerpo no está lo suficientemente maduro para traer a sus hijos al mundo.
La activista indígena explica que para abatir esos índices de mortalidad por la maternidad la Secretaría de Salud se ha comprometido a crear en la región de la Montaña de Guerrero una escuela de parteras; que sería la primera en el estado y la segunda de su tipo en el país; para que puedan atender a las mujeres en sus propias comunidades y en su lengua, lo que podría reducir los decesos por esa causa.
Las parteras o comadronas son un recurso valioso, ya que conocen a los habitantes y pueden hacerlos entrar en razón cuando es necesario, hablan la misma lengua y su oficio es atender los partos en las casas de la mujer embarazada, donde llegan a asistir con efectividad a las futuras madres incluso cuando se presentan hemorragias o alguna otra complicación pequeña.
Habitualmente, han aprendido a desenvolverse en estas tareas gracias a la experiencia propia. Con frecuencia, esta función pasa de madres a hijas, de ahí la importancia de mejorar su formación ya que, a menudo, en las poblaciones rurales las mujeres embarazadas sólo reciben la atención de las comadronas de su comunidad, pues en algunos casos de extremo machismo, no se permite que un doctor toque «las partes íntimas» de su mujer.
Sánchez Néstor explicó que con esa escuela se pretende becar a las parteras indígenas para que puedan estudiar y ayudar a las mujeres embarazadas en las comunidades con conocimientos básicos para atender los partos, ante el rezago de médicos y enfermeras.Pero, dijo, hasta el momento todo ha sido mero discurso, a pesar de que el gobierno de Ángel Aguirre ha tenido un gran acercamiento y mucha iniciativa de mesas de trabajo, «pero sin presupuesto no hay nada».
Mencionó que 15 municipios de Guerrero se están vinculando con el Instituto de Liderazgo Simone de Beauvoir, para que se promueva la sensibilización sobre la muerte materna y si el gobierno no lleva a cabo acciones concretas, pues que los organizaciones hagan algo por las mujeres de sus comunidades.

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