COLUMNA

Cosmos


Héctor Contreras Organista


Paisanos jubilados que con frecuencia acuden a descansar en la plaza central de Chilpancingo y con quienes de vez en cuando platicamos en alguna de las bancas que ocupan alrededor del quisco, comentan el nulo intento de poner orden en algunas áreas que deberían ser motivo de preocupación de la administración municipal
Citan, por ejemplo, que en la entrada a la plaza central, sobre la avenida Álvarez, desde que se construyó se colocaron dos enormes bloques de cemento que reducen el acceso a través de los adelgazados pasillos que convergen en la plaza principal de la ciudad, uno que pasa frente a la tienda Superla y el otro que da a un costado del edificio municipal. «Esos bloques de cemento impiden entrar o salir con facilidad al centro, además hay unos postes en la esquina de la calle Colón que complican el paso. Y los bloques de cemento sólo sirven para sostener los semáforos».
Refieren que «el mercado central está convertido literalmente en una bomba de tiempo». Indican que ya han ocurrido incendios de los cuales se ha publicado que se han debido a la pésima distribución del cableado eléctrico o al descuido de los comerciantes que en sus puestos dejan velas o veladoras encendidas por las noches. Pero, añaden, está también el peligro que representa la instalación de los sistemas de surto de gas a los comercios que necesitan ser revisados constantemente.
Opinan que lo que es inadmisible es que en los pasillos del mercado se ha permitido en forma anárquica la instalación de vendedores que han reducido los espacios de acceso y salida, y lo mismo sucede en las escaleras, en los pasillos interiores del centro de abastos, amén de que los propios comerciantes se han adueñado de los estacionamientos de vehículos lo que complica a los consumidores estacionar sus vehículos.
«Tal vez exista algún posible convenio entre los líderes del mercado que son quienes imponen su ley vendiendo espacios y permitiendo la anarquía en contubernio con las autoridades municipales, porque es increíble que a pesar de los problemas constates y quejas de la ciudadanía no se haya resuelto nada y se complique más el buen funcionamiento del mercado», opinan.
Nuestros paisanos y amigos, gente mayor y en su mayoría jubilados dicen que si se pidiera la opinión de toda la ciudadanía sobre cada problema latente en Chilpancingo, las autoridades municipales siempre serán calificadas de ineptas porque sistemáticamente se niegan a resolver los graves problemas que padecemos en la ciudad de Chilpancingo «y que cada día aumenta».
-¿Por qué?, les preguntamos.
Respondieron que «por ineptitud, por falta de autoridad, por compadrazgo, amiguismo y familiarismo: Porque no llevan a los cargos públicos a profesionales capacitados sino solamente a los amigos, familiares o allegados aunque no sepan nada. Y sin embargo, los políticos regresan como candidatos y la gente les da el voto, como es el caso de Héctor Astudillo Flores y de Mario Moreno Arcos que otra vez regresa como presidente municipal y nos preguntamos: ¿a qué?».

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