lunes, 15 de octubre de 2012

COLUMNA


La Jaula de Dios


Jesús Pintor Alegre


 De entre la búsqueda de soluciones en este desastre que nos dejan nuestras autoridades, ya al cierre de este caótico gobierno federal, hay una muy sui géneris que propone El Chamuco, una revista igual de irónica que el vocero de Vicente Fox cuando salía al quite para decir: «lo que el presidente quiso decir…».
Es perentoria dar a conocer la propuesta ante la exigencia de soluciones, y se explica que el método infalible para salir de todas las broncas, es apoderarse de Estados Unidos, la nación más poderosa del mundo, y en donde gira prácticamente la vida terrenal, y se tazan precios y vidas.

Y la pregunta de rebote es ¿cómo?, y la respuesta que parece descabellada es sencilla: declarándoles la guerra, así en esos tonos calderonescos de una guerra contra fantasmas, y que no obstante, va perdiendo, con Lazkas y Chapos Guzmanes, o acaso contra Terminator y hasta Kalimán con todo y Solín.
Una guerra, contra Estados Unidos que sería bajo el mismo pretexto que utilizó la Unión Americana contra Irak, sólo habría que decir que tiene armas químicas que de un momento a otro puede utilizar contra México. La preocupación que sigue es ¿con qué Ejército se va a invadir a los gringos?
Pues en la memoria histórica, el Ejército nacional tuvo acción en la fragorosa batalla de la plaza de las Tres Culturas en Tlatelolco en 1968, contra poderosos estudiantes que los atacaron con piedras y flores, y dice El Chamuco «como nuestro Ejército sólo es bueno para reprimir indios y estudiantes, pues nos damos por derrotados».
Ya prevista la derrota contra el Ejército más poderoso del mundo, Estados Unidos invade México, destruye lo que tenga que destruir, y México se convierte en otra estrella más de su bandera, como «Jaguai», Puerto Rico, o incluso Alaska.
El autor de la propuesta, el maestro Rius, dice que de esta forma, los mexicanos ya no necesitarán Visa, la moneda sería el dólar, ya no habría indocumentados, se acabaría la deuda externa, de igual manera que la corrupción, ya no tendríamos que medirnos contra Estados unidos en la copa del mundo, y sobre todo, se acabaría la guerra anti-Narco.
Los gringos morenitos y chaparritos como seriamos en promedio, seriamos la raza más envidiada y la más deseada, de paso como no queriendo, Texas, Nuevo México, Arizona y California, se sumarían al poder azteca gringoide.
Y lo más mejor, como dirían los paisas que envían remesas, los gringos salvarían la agricultura, se mejorarían las finanzas, no habría partidos políticos ni copetes con pejelagartos, los chuchos serían artistas de farándula, clientes de Paty Chapoy, y los dinosaurios priistas, actores de Steven Spielberg.
En los Congresos no veríamos propuestas jaladas, no habría maiceos, el ingreso per cápita se elevaría de manera extraordinaria, y el Producto Interno Bruto sería en verdad bruto, y bueno, de ser país en vías de desarrollo que como tal se ha considerado desde que en el mundo sólo había Pangea, México formaría parte del Primer Mundo.
Los votos no se comprarían al por mayor, ni habría tarjetas sorianas y mucho menos cumplidoras, no existirían los Guerreros Seguros y policías heroicos que enfrentan a peligrosos estudiantes. México sería en verdad lugar de cabríos y arengas, pero cada 4 de junio, día de la Independencia gringa.
Allí la propuesta, jalada vista de manera somera, pero si se analiza, es respetable, parece cuerda y sensata, o lo que es mejor, la única salida de los problemas que este pueblo pasivo y dormido, de Oportunidades y Progresas, tiene para sacudirse los días de dolor y de lagrimeos.   

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