COLUMNA

Juan Alvarez y el poder

Apolinar Castrejón Marino

El 4 de octubre de1855 el general Juan Álvarez fue nombrado Presidente Interino de la República, por la Junta de Representantes de los Estados.

Desde 1849 se había dedicado a la conformación del nuevo país, empezando por la creación del Estado de Guerrero en el sur, tierra donde había nacido, el 27 de enero de 1790.

Heredero de una buena fortuna, con la cual se convirtió en cacique de la región llamada Costa Grande en las proximidades del puerto de Acapulco. Debido a sus ideas liberales y su fina visión de futuro, vio la conveniencia de participar del lado de los insurgentes, en los movimientos armados de La Independencia y Reforma.

Se hizo correligionario de Morelos, ante quien se presentó el 17 de noviembre de 1810 para enlistarse como soldado. De inmediato participó en las batallas contra los españoles en Aguacatillo, Tres Palos, Tonaltepec y la Sabana, lo cual le permitió ascender a sargento. También fue recompensado por sus aportaciones de dinero a la causa de la Independencia con el grado de capitán, y por su aportación de peones para que pelearan como soldados.

A fines de 1810, recibió un balazo que le atravesó las piernas, salvando la vida gracias a su compañero y amigo Eugenio Salas, quien lo sacó en hombros. En recompensa de sus heridas fue ascendido a Comandante del Regimiento de Guadalupe. Y ya con este grado participó en el asalto de la plaza de Tixtla, saliendo otra vez herido, y como en ocasión anterior, recibió el grado de coronel.

Morelos le confió el resguardo del Cerro del Veladero, pero el 15 de octubre de 1821 vio llegado el tiempo de su venganza y tomó victorioso la plaza de Acapulco, convirtiéndose en autoridad civil y militar. Al consumarse definitivamente la Independencia, fue nombrado comandante general de Acapulco y gobernador de la plaza. En esa calidad, se declaró republicano, federalista y liberal, se afilió a Guerrero y a Bustamante para combatir el Imperio de Agustín de Iturbide.

En el México Independiente, Álvarez

En julio de 1830 fue ascendido a general de brigada, para que luchara en Venta Vieja, Acapulco, El Manglar, Dos Arroyos y Chilpancingo. En 1831 se enteró de las traiciones que se fraguaban para liquidar a Vicente Guerrero, pero no pudo adelantarse a la traición de Picaluga.

Combatió el centralismo de Bustamante, en 1833 luchó contra el Plan de Escalada, de «Religión y Fueros». En 1838 ofreció sus servicios contra los invasores franceses y en 1841 fue ascendido a general de división. En 1842 los pueblos de la sierra y de Chilapa y del Guerrero, y Álvarez logró su pacificación por su prestigio imponiendo su fuerza y poder, hasta que pudo formar un enorme cacicazgo en la región de lo que ahora forman parte Michoacán, Guerrero, el sur del Estado de México, Morelos, y Oaxaca.

En 1844 vuelve a combatir el centralismo y el gobierno de Santa-Anna y en 1847 luchó contra los norteamericanos al frente de la División del Sur. Fue nombrado jefe de la caballería, y comandante general de Puebla. El 27 de octubre de1849 al declararse la Erección del nuevo Estado de Guerrero, Álvarez fue nombrado gobernador interino, y en 1850 consiguió ser electo gobernador constitucional.

Se opuso a la dictadura Santa-Anna. En marzo de 1854 proclamó el Plan de Ayutla. Después del triunfo de dicho plan fue nombrado Presidente de la Republica el 4 de octubre de 1855 y renunció el 15 de septiembre de 1856.