COLUMNA


La Jaula de Dios


Jesús Pintor Alegre

 Habremos de acabar de entender a los políticos algún día, sí claro. El caso Rubén Figueroa Smutny es en verdad, todo un caso, pues parece entender como acto mesiánico y de heroicidad inusitada, el hecho de evidenciar a sus correligionarios.

Debemos suponer que el nieto del Tigre de Huitzuco, debe estar feliz porque ya eliminó a Manuel Añorve Baños, lo exhibió como un cerdo político tan bajo, que hasta se roba a sí mismo, por lo que si eso hace, qué no hará con su madre, su esposa y el resto de sus familiares, dejó la lectura, o al menos eso creerá.
Rubén Figueroa Figueroa, el legendario amo de Huitzuco, que deseaba entre sus sueños exóticos, morir con un brasier en la cara y un calzón en el pecho, se habrá de estar dando golpes de pecho y mesando los cabellos ante el ejemplar que logró como nieto, este mismo que ya fue diputado local, faltista por antonomasia, y que tomó el Congreso, como el productor de sus domingos.
Este mismo personaje, Figueroa Smutny, quien su padre, el ex gobernador por tres años y defenestrado por el caso Aguas Blancas, logró imponerlo como diputado por el poder que aún goza, ahora mira hacia otro lado. Como Manuel Añorve, ese hombre del Acapulco de 10, ya no es atractivo para él, ahora busca tumbar y quemar a otro priista más: Héctor Astudillo Flores.
Astudillo Flores, ex candidato a gobernador, ex senador de la República, ex presidente estatal del PRI, ex diputado federal, ex presidente municipal de Chilpancingo por dos ocasiones, y ex diputado local, y ahora, también en el congreso de Guerrero, como coordinador de la fracción parlamentaria priista, parece atraerle más al fósil cachorro de los Figueroa.
Al parecer Figueroa Smutny pretende erigirse como el político de la nueva ola, dinosaurio sí, pero con aires futuristas, es cierto, con todos los vicios de los viejos políticos, hechura del modelo del grupo Huitzuco, pero hacedor de mundos, e inventor de los agujeros para las regaderas.
En las redes sociales, el espacio más recurrido por este adolescente cuarentón, subió que Héctor Antonio Astudillo Flores le ha pedido dinero al gobernador de las mil obras en Tierra Caliente, Ángel Aguirre Rivero, y le ha pedido recursos financieros, para cubrir las deudas que dejó en el ayuntamiento.
Estos anuncios deben divertirle sobradamente al ahora perredista Angel Heladio Aguirre Rivero, quien ya advirtió junto con cinco de sus pares, que irá, no obstante los berrinches de Andrés Manuel López Obrador, quien además ya no es de su partido amarillo de tres colores, a la toma de protesta de Enrique Peña Nieto, el gobernante más intelectual que contará en su historia este glorioso México.
Y bueno, Héctor Antonio Astudillo Flores, un dinosaurio de cepa, ya declaró al respecto del caso Smutny, y aceptó haberse reunido con su ex correligionario y ahora propietario del PRD en Guerrero, pero fue para tratar, dijo, asuntos legislativos, como el bicentenario del Primer Congreso de Anáhuac, la nueva Constitución y los problemas de agua potable en la capital.
Sea verdad, media verdad, o mentira completa, los priistas se tunden a palazos, y se devoran frente a un pueblo cansado de tanta porquería, fastidiado en verdad, y que como consecuencia, no obstante, se encoge de hombros, y deja hacer y deja pasar.
¿Qué entre los perredistas hay porquería?, ¿y quien dijo que los priistas navegaban en la barca de la justicia y la revolución?, no hay que buscarle mucho, el efecto Caín ha alcanzado a muchos, y si bien los mismos hermanos de El Peje lo traicionaron, también en el PRI se observa el asunto. 
Se traban pie, sacan sus trapos al sol, y ponen en casa de cristal todas las vergüenzas de este y el otro, sin Laura Bozo o Rocío Sánchez Azuara de por medio. Por lo pronto el pueblo, pazguato, inamovible, felices con el atolito con el dedo, ¿por los siglos de los siglos?, tal vez.

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