viernes, 5 de octubre de 2012

COLUMNA

La Jaula de Dios


Jesús Pintor Alegre


TIERRA CALIENTE DEPAUPERADA


Este tramo de la historia duele en verdad en esta tierra del calor
, otrora de gran pujanza y vertical orgullo por ser área productora, de gente trabajadora, que ahora, los niveles de pobreza han llegado a puntos de la vergüenza. Un caso que pinta exactamente lo que sucede aquí, es lo que viven los ayuntamientos.
En Cutzamala de Pinzón, de acuerdo a datos del presidente municipal, Isidro Duarte Cabrera, de 10 llamadas a su teléfono celular, 8 son para pedirle trabajo, y a la fecha, los que acuden al ayuntamiento para platicar con el alcalde, llevan la intención de pedirle trabajo, casi en su totalidad, pues la angustia ha llegado al límite.
Un caso similar sucede en Pungarabato, en donde el alcalde y el síndico procurador, reciben la metralla de peticiones en la misma línea, urge el trabajo, pues apremia satisfacer los innumerables gastos en los diversos sectores, de los que resalta la educación, con tantas exigencias de los maestros, que muchos padres de familia hasta quieren ya no mandarlos a las escuelas públicamente privadas.
Escuelas públicas donde cobran como si el dinero se defecara, impuestos que se exigen hasta para los gansitos, médicos que a pesar de la merma en la demanda de sus servicios, siguen cobrando como si tal cosa, de tal suerte que hay gente que prefiere sanar con la bendición de Dios, antes que dejar un dinero en los médicos, pues la gente lo necesita más.
La falta de trabajo es galopante, y que se tambalea ante el anuncio de la reforma laboral, que se encuentra en estos momentos en el Senado de la República, en donde se anuncian los beneficios calderonistas para el capitalismo contumaz.
Aparte, es verdad que Cochoapa el Grande, de acuerdo al Coneval, es el municipio más empobrecido del país, y que se encuentra en la Montaña de Guerrero, pero Acapulco se ubica en el tercer sitio de esta pobreza que se engulle al mexicano, Acapulco depauperado como resultado de una política priista, a cargo de Manuel Añorve Baños, a quien le dieron en premio, una diputación federal, y a su esposa, Julieta Fernández, una diputación local.
Así es como se pagan los compromisos políticos, sin importar las condiciones en que dejen a los habitantes, la cuestión es seguir pegado a la ubre, lo demás es lo de menos. Sólo hay que imaginar que más de la mitad de la población acapulqueña, son pobres y no cuentan con acceso a los servicios de educación, salud y alimentación. Que no saben siquiera si habrán de comer dos veces al día, y algunos, que ni siquiera si comerán.
En la Tierra Caliente, una región orgullosa por su capacidad productora, en estos momentos se encuentra sumida en la más espantosa de las angustias, ya el presidente municipal de Pungarabato, Reynel Rodríguez Muñoz, durante su campaña, había dicho que había gente en la cabecera municipal, que se estaba muriendo de hambre.
Tal vez no habría que tomarlo tan literalmente, pero hay colonias de la cabecera municipal más poderosa económicamente hablando, que se deshacen en su desesperación, fabelas mexicanas, arrabales que se engullen en nuestras propias vergüenzas.
Calentanos que nadie cuenta, y que escasamente asisten, que no enlistan para apoyos y que mucho menos se acuerdan de ellos en momentos de angustia, en esta turbulencia descorazonadora. Y si esto sucede en la cabecera del municipio de mayor desarrollo, qué sucederá en otros municipios, comunidades, y más aún, en esas poblaciones en donde ni una bendición les llega.
Nada es eterno, de cierto, nada es para siempre, incluso ni la eternidad parece entenderse como inacabable en los momentos en que los conceptos bailan en la relatividad. Pueblo de lucha, de amor a su tierra, de ser y estar. Allí sigue, asido de su esperanza que no acaba de llegar, pero que parece que serán de manera definitiva, la sangre nueva quien se encargará de lo que los adultos no han sido capaces de hacer.

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