miércoles, 7 de noviembre de 2012

ARTICULO


Los peligros del facebook 

Apolinar Castrejón Marino 
Muy conmovidas se dijeron las autoridades norteamericanas y las canadienses, por el suicidio de una jovencita que era acosada a través de Internet por un individuo que entró en contacto con ella a través de Facebook y que le exigía fotografías donde posara desnuda para él.
Igualmente, en México los maestros y padres de familia se dijeron indignados por ese tipo de sujetos depravados que solo procuran hacer daño a nuestras hijas, hermanas, sobrinas y demás pequeñas inocentes.
Amanda Todd sufrió 2 años de persecución y maltrato de sus vecinos, amigos y compañeros de escuela, hasta que no pudo soportar la hostilidad y el repudio, y decidió terminar con su vida. 

Lo dramático del caso es que antes de suicidarse, grabó un video de 9 minutos en el cual narró el sufrimiento y remordimiento que la atormentaban. Lo hizo por medio de 65 tarjetas de papel en las cuales había escrito de manera clara y precisa cuales habían sido las acciones por las cuales era rechazada por la gente.
En su video, Amanda no culpa a nadie de su decisión y solo lamenta que las personas sean poco tolerantes y comprensivas con los problemas que aquejan a los jóvenes. El sufrimiento: ansiedad, depresión, desorden de pánico. Su última frase: «No tengo a nadie, necesito a alguien».
La historia de Amanda puede ser como la de cualquier niña que conozcamos y que tal vez sea nuestro familiar. Sin otra cosa mejor que hacer, ingresan fácilmente al universo de oropel de Internet.
En este mundo se construyen una «personalidad», se rodean de «amistades» y se integran a una «vida social» intensa y divertida. Lo malo del caso es que las otras personas con las cuales se «relacionan» también son falsas y fútiles.
Amanda Todd, vivía en una pequeña localidad cercana a la Ciudad de Vancouver, Canadá donde estudiaba la educación secundaria. Aficionada al Facebook, se hizo «novia» de un joven como ella, que decía quererla mucho y que la halagaba con cumplidos y piropos. Ambos decidieron subir la intensidad de su «relación» y como una prueba de su «amor» ella le envío unas fotografías en las cuales le enseñaba sus senos desnudos.
Pasó algún tiempo, y la «relación» se enfrió hasta que dejaron de comunicarse. Un año más tarde Amanda volvió a recibir un mensaje por medio de Facebook de su antiguo «novio». Pero ahora le pedía más intensidad y quería que ella posara completamente desnuda ante la cámara de su computadora.
Amanda se negó, pero él no se conformaría tan fácilmente. Entonces decidió obligarla a cumplir sus deseos morbosos, diciéndole que si no hacía todo lo que le pedía, haría públicas las fotografías de sus pechos desnudos que le había dado.
Amanda no creyó que fuera capaz de causarle daño, ese joven que había asegurado que la amaba y que ella era «su princesita». Pero no era un joven, era un hombre grande, perturbado, caprichoso y obstinado, que tenía toda la información de sus hábitos y sus gustos, y conocía a sus compañeros y amigos de la escuela.
Ella había cometido el error muy frecuente, colocar en Facebook las fotografías, nombres, direcciones y toda la información de sus amigos, sus padres y maestros. La presa se había puesto en manos de su depredador.
Por medio de esa inmensa  red social, el acosador envió a sus amistades, familiares y compañeros de colegio, las fotografías comprometedoras de Amanda. No conforme con eso, los colocó de manera que todos los suscritos a esa red en cualquier parte del mundo pudieran verlas.
La reacción fue inesperada, en el pueblo empezaron a tratar a Amanda como una libertina y zórpila (Zorra, piruja y lángara). Fue insultada y humillada. En el colegio recibía groserías de toda clase. La presión llegó a ser tanta que se refugió en el alcoholismo y las drogas. Abandonó la escuela, y gracias al apoyo y comprensión de sus padres, cambiaron a vivir a otra localidad de nombre Port Coquitlam. 
Buscando rehacer su vida, volvió a incursionar en Facebook en busca de amistades. Por lo que se ve, no sabía otra forma de relacionarse, y lo que le había pasado no era suficiente para escarmentar. Y volvió a andar por el mismo camino.
Fue feliz cuando encontró a otro joven que le aseguró que la comprendía y que quería ayudarla. Era de la misma localidad y se habían visto en el colegio. Ella sabía que él tenía novia, pero cuando le pidió que tuvieran una relación durante las vacaciones, cuando su novia salía de viaje con sus padres, ella aceptó.
Al terminar las vacaciones, la novia regresó, y luego se enteró de las correrías de su amado y sin más decidió dar un escarmiento a su rival. La sorprendió a la salida del colegio, y junto con varias compañeras, le dieron tremenda paliza a Amanda. Todos los que presenciaron la agresión se burlaron de ella y nadie entró en su defensa. 
Por el contrario, algunos chicos grabaron la golpiza con sus teléfonos y luego colocaron el video en Internet. Todo esto fue narrado por la propia Amanda antes de quitarse la vida.

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