jueves, 14 de febrero de 2013

ARTICULO


Tu… ó El….

Felipe Zurita 

Tras una careta un corazón triste. 14 rosas marchistas y con ellas millones de sueños olvidados que se borran con segundos y se destejen como pétalos de aquellas palabras que no tienen significado ni futuro.  Amanece, el canto de los pájaros anuncia el tiempo para amar. Es 14 de febrero y en la cama sexo que huele podrido y en la mano tus dedos como un puñal que busca herir  para sanar con la boca  besos del más agrio veneno que el tiempo tiene para matar al amor. 

Tu como has muerto este 14 de febrero…? No respondas. Solo guarda silencio para entender que el tiempo te mata solo. Solo llegaste y solo entiendes que solo has de morir y solo sin amor. En una gota de miel. Cuántas gotas de amor cabrán…? No sonrías. En esa  gota solo hay hiel, no te confundas. En el sabor es igual al de un beso, con saliva que teje engaños. No te confundas no es amor, ni miel ni hiel. Eres tú o él  
Detén tus sueños cuando sientas que eres feliz. No hay tiempo para eso. El reloj solo marca el paso de la arena en el mar. Sabes la existencia de este mundo. Claro que no... el tiempo se escribe en polvo cuanto polvo arrastras que no te ha dejado sentir el amor. Es 14 de febrero, el año no importa. Siempre lo mismo 14 flores, 14 rosas pero hoy fueron 12 orquídeas que representan la eternidad. El secreto, del principio y el fin. 
El amor puede ser eterno
alimentado con verdades
sin egoísmos, sin secretos
nutriéndose de la claridad
del amor traslucido por el alma
reposando en el dulce ceno
agitado de tu corazón, al…
reposo de mis labios.
Alimento de la inocencia
y perfume delatante…
mezcla perfecta del cuerpo
y los latidos del corazón
por besarte, por gritar
que el amor es eterno.
Como la profundidad
de mi verdad 
ante el grito silencioso 
de cada frase de amor sigiloso
a tu corazón.
     Sonríe corazón. Susurraste esta mañana cuando me despertaste con un beso, en el corazón donde dormías tranquila y sin miedos. Hoy tienes todo el tiempo para escribir es 14 de febrero y puedes hacerlo desnudo en mí. El rezo de tu oración, calmó mi sueño. El perfume que despide el sexo tomado entre las manos, es como higo que alimenta la carne y acomoda palabras de amor en tus sentidos.   

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