viernes, 8 de febrero de 2013

PRIMERA PLANA


Despotrica y amenaza un funcionario 
aguirrista contra Crónica y Matutino 

 Al sostener una reunión, fuera de agenda, con un grupo de Asesores Acompañantes del Programa Nacional de Lectura (PNL), el coordinador estatal de esa dependencia, Juan Antelmo García Castro, prácticamente perdió los estribos al «denunciar» los férreos ataques que ha sentido ante las críticas vertidas ante este medio informativo, La Crónica, Vespertino de Chilpancingo y su similar, el Semanario El Matutino de Guerrero, pues al parecer se siente intocable porque también es periodista y habrá de responder, en su momento, a través de los medios de comunicación; «ahora no, porque soy funcionario» educativo, reiteró.

Alrededor de las 9:00 horas de este jueves, uno a uno, los asesores del PNL de la Región Centro, comenzaron a congregarse en las inmediaciones del llamado Teatro Hundido, ubicado en la Alameda «Francisco Granados Maldonado» para, minutos después, llegar en conjunto a las instalaciones de la Coordinación Estatal, ubicadas a unas cuadras del Zoochilpan, llevándose la sorpresa –para algunos no tanta –de que García Castro no se encontraba en sus oficinas; sin embargo, uno de sus subalternos, de inmediato, se comunicó con él, asegurando que 15 minutos más tarde se presentaría a su centro de trabajo.
Efectivamente, minutos después hizo su aparición su poderosa camioneta y el encargado de la seguridad de las oficinas, rápidamente acudió a abrir el portón, de donde bajaron unas bolsas y luego se dirigió hasta la gente que lo esperaba.
Al llegar, saludó a Osbaldo Magaña Galeana, coordinador del PNL en la Región Centro, así como a varios de sus colaboradores y al llegar a donde estaba este reportero, prácticamente le fue imposible no tender la mano, movimiento que imitamos, simplemente por cortesía.
Entró a las oficinas y saludó a todos, para ir a refugiarse a su privado, adonde llamó a Osbaldo Magaña Galeana, como tratando de evitar a los demás que ya se habían acomodado en las sillas dispuestas en derredor de las mesas de trabajo que suelen utilizar en sus «Círculos de Lectura» que, para nuestra sorpresa, ya no son cada ocho días, sino ahora serán cada quince.
Magaña Galeana le explicó que los compañeros de base, los asesores de escuela, querían hablar con él y que llevaba un oficio con sendas peticiones; al vernos entrar con otros compañeros, no tuvo remedio que aceptar salir a que lo conocieran, pues la mayoría no sabía de su persona, pues no lo han invitado de manera formal, a través de un escrito, a ninguna de las reuniones regionales que se desarrollan cada mes.
Ya ante los asesores, el «señor coordinador», al ver la cámara fotográfica, prácticamente se escondió tras la «figura» de Osbaldo Magaña y pidió que no se tomaran fotos, pues ya había sido demasiado balconeado a través de «un periodiquito» que apenas sí se vende y que solamente lo leen dos personas, un asesor y «una compañera de esta Coordinación Estatal», vociferó.
Ya entrado en el tema, García Castro afirmó que «hay personas que no conocen las reglas de operación», insinuando que los presentes no sabían las cuestiones del Programa para el que trabajan, siendo que ya llevan varios años y él, ni siquiera ha cumplido los doce meses.
Su ignorancia lo llevó al traste al sostener que, «en este año, no nos han enviado las Reglas de Operación», como si éstas cambiaran año con año; luego arremetió contra sus detractores al decir que «personas de mala fe, y aquí está presente este señor (señalando a quien esto escribe), ha estado golpeando insistente, despiadada, infamemente, muy irresponsablemente, al Programa Nacional de Lectura y eso no se vale, maestro Osbaldo; (…) el señor y otra compañera que está aquí, en este programa, trabajan en un medio de comunicación que nada más ellos leen, afortunadamente, y sus amigos; un periódico sucio, que se dedica al chantaje, a la calumnia», explotó.
En medio de su desfachatez, Castro García señaló que «la compañera que trabaja aquí, me exigió dinero, lo expreso públicamente porque ustedes son personas de calidad (…) una suscripción para este periódico que se ha dedicado a golpear», tras lo cual, reconoció que a él se le «resbalan esas calumnias, pues no les hago caso, estoy tan ocupado en las actividades de aquí del programa, que a mí no me lastiman, no me lesionan y no voy a caer en ese juego, para que yo vaya a Radio Universidad, donde este señor ha utilizado esa tribuna de libre expresión y yo no voy a caer en ese juego perverso (…) porque han estado golpeando a este programa diciendo que aquí hay fuga de recursos, que no se manejan con transparencia los recursos, que yo, el dinero me lo estoy robando… No tengo necesidad de robar, creo yo, tengo un salario digno y decoroso»; después amenazó con que «algún día, porque también estoy dentro de los medios de comunicación, voy a responder a esas injurias, a esos vituperios, con elegancia; hoy no puedo, porque estoy comisionado».
Después de haberse semidesahogado, el «señor coordinador» del PNL-Estatal expresó uno y mil pretextos para evitar comprometerse limpiamente a apoyar a los asesores de escuela, a los enlaces de sector y supervisión, asegurando que el programa no maneja ningún recurso y que todo llega «etiquetado» desde el gobierno federal; además de que se dijo fastidiado, «me quiero ir del programa; lo intenté hacer en diciembre, pero mis compañeros de aquí de la Coordinación no me dejaron»; esa inquietud, afirmó, «ya se la dije al subsecretario y lo expresé en la reunión del Paradisse, donde estuvo el maestro (Osbaldo Magaña) como testigo de calidad.
Añadió que ha hecho las gestiones necesarias ante la Subsecretaría de Educación Básica, donde ha pedido equipos de cómputo y la respuesta ha sido, en la práctica, negativa; afirmando que ha dicho a Silvia Romero Suárez, titular de la dependencia educativa, que «el Programa Nacional de Lectura está abandonado, que no hay apoyo», señalando que «al único que no se lo he dicho es al gobernador», Ángel  Heladio Aguirre Rivero.
Aseguró que ha realizado las gestione necesarias para dotar de los equipos necesarios a las coordinaciones regionales y «no es porque yo sea negligente, no es porque no quiera responder, no es que yo no tenga capacidad de solución; (simplemente) no tengo los recursos».
Afirmó que irá a la Ciudad de México para exigir que se le dé «un trato preferencial para Guerrero» y que todas las escuelas tengan su biblioteca, «para que no me estén sacando en los periódico, que yo no les quiero dar bibliotecas, yo no soy el Conaliteg».
Mandó abrir las puertas del Área Operativa, asegurando que ahí no tenía libros, que no había libros para repartir, olvidándose que él mismo dijo que los libros a granel los había utilizado para «un evento del señor gobernador», realizado un par de semanas antes.
Lugo vino la pifia: Olvidó el nombre de la Estrategia «11+5 Acciones», por lo que trastabilló diciendo «5 más…», a lo que varios lo corrigieron a coro.
Se quejó que también a ellos, los de la Coordinación Estatal, les hacen falta materiales, que sus subalternos tienen que usar sus computadoras personales y que tienen que imprimir en los Ciber’s que se ubican en la ciudad.
García Castro parecía llevar la «espada desenvainada», pues en cada una de las participaciones se sintió agredido y asumió respuestas contestatarias; incluso, perdió la compostura cuando alguien comentó que la gente que fue a la Feria Internacional del Libro Infantil y Juvenil, realizado en la Ciudad de México, solamente había ido a pasear.
Es más, García Castro pidió al Coordinador Regional que lo invitara formalmente a las reuniones mensuales que llevan a cabo, con un oficio para que él les firme de recibido.
En su oportunidad, la asesora de la Escuela Primaria «Primer Congreso de Anáhuac», señaló que era preocupante que el coordinador estatal del PNL solamente se preocupe por el reparto de los calendarios de la Estrategia «11+5 Acciones», pues el trabajo del programa va más allá de andar repartiendo libros en las escuelas.
Pidió que el Área Académica realice trabajos de calidad que repercutan en el trabajo que hacen los asesores en las escuelas, «tristemente, por el Área Académica han pasado muchos compañeros, pero los frutos no se ven, es lamentable».
Indicó que desde hace años, los asesores han pedido que sean capacitados con talleres, como La lectura en voz alta, Cuentacuentos, entre otros, pues pese a llevarlos a cabo, «nos faltan los elementos teóricos fundamentales» y, respecto a la certificación, a la que se refirió Castro García, afirmando que se perdieron alrededor de cien mil pesos porque la gente no fue a certificarse, eso «es un compromiso personal».
En el aspecto de la difusión de las actividades del programa, resaltó que «los que ya llevamos mucho tiempo en el programa, hemos tenido la oportunidad de que, los eventos que se realizan en cada una de nuestras escuelas, se difunda a través de ese periódico tan sencillo, tan barato, de papel no tan de calidad, pero fue el único periódico que nos abrió las puertas para difundir nuestras actividades».
Recalcó que, en la escuela donde labora, «hemos pedido que nos lleven cada mes, porque los niños, cada que realizamos una actividad, van y los entrevistan, a los padres, a nosotros mismos, los niños ven que algún medio se está interesando; ningún medio, ningún otro periódico le apuesta a difundir actividades culturales».
Lamentó que al programa llegue gente que no se ponga la camiseta, que busque comisionarse en el Programa Nacional de Lectura, el cual solamente es utilizado como trampolín para no irse a trabajar en las comunidades, por lo que invitó al propio coordinador estatal para que se ponga la camiseta pues, en Guerrero, el PNL, «en lugar de ir para arriba, va para abajo, (porque) ya ni siquiera material de oficina nos quieren dar» a los asesores.
También se refirió a que, en la Feria Internacional del Libro, llevado a cabo en Guadalajara, Jalisco, a varios delegados de Guerrero les preocupaba ir a comer a un restaurante donde dieran facturas, lo que denotaba que no iban para aprender de los eventos ahí realizados.
En contraparte, Castro García volvió a rechazar «las calumnias frías, infames, reiterando que él fue a Guadalajara, a la Feria Internacional del Libro, «y no fui a pasear»; así fueron las respuestas, un tanto tirantes, sin el afán de limar asperezas, sin conciliar; denotó faltó de política laboral, de trato hacia sus semejantes; toda participación la tomó como una agresión hacia su persona.
Sobre los recursos que recibe el programa, primero dijo que el millón 200 mil pesos que recibió el año fiscal 2012, todo se gastó, pero después aseguró que tuvo que regresar unos 35 mil pesos, que bien pudo haber invertido en la compra de equipos de cómputo para cada una de las coordinaciones regionales, pero que no le fue permitido por la Federación.
Además, demostró que los Planes Anuales de Trabajo, PAT, los mismos que se diseñan en el mes de julio, no son tomados en cuenta para realizar el Plan Estatal de Lectura, PEL, pues –afirmó –no hay actividades para realizarse durante los próximos meses, de enero a julio.
Reiteró que, en el mes de enero se llevó a cabo la primera reunión del Ejercicio Fiscal 2013, donde pidió a los coordinadores regionales, las propuestas de actividades para los próximos meses, siendo que éstas están plasmadas en el PAT, del Ciclo Escolar 2012-2013, lo que oportunamente le fue recordado, por lo que se justificó «mostrando» la documentación de las gestiones realizadas durante los meses que ha durado su administración en la dependencia.
Evidentemente, el PNL-Guerrero carece de un verdadero proyecto estatal, no existen propuestas de actividades para que la lectura se lleve a cabo en las instituciones educativas y que éstas repercutan en el aprendizaje de los estudiantes; pese a todo, afirmaron los asesores, las acciones se llevan a cabo, aunque habrán de analizar si asumen la misma actitud de los integrantes de la Coordinación Estatal, en el sentido de que, si no hay recursos no habrá trabajo.
El único compromiso que asumió Castro García fue el de acompañar al coordinador regional, Osbaldo Magaña Galeana, para entrevistarse con el subsecretario de Educación Básica, José Villanueva Manzanárez, a fin de plantear las inquietudes de los asesores acompañantes de escuela.
No tan convencidos, horas después, los asesores acompañantes del PNL en la Región Centro salieron de las instalaciones, algunos desconcertados, pero con la certeza de que se va de mal en peor, de que no tiene caso la existencia de esa Coordinación si solamente sirve para simular que se trabaja en la lectura de los infantes.

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