jueves, 18 de abril de 2013

COLUMNA


Cosmos

Héctor Contreras Organista

El oficio de «engaña-pendejos» comenzó en las trasmisiones de futbol por la televisión.
No cuando don Fernando Marcos o don Fernando Luengas lo narraban. Mucho menos cuando entraba en acción el docto, inteligentísimo y habilidoso cronista don Ángel Fernández.
Comenzó después de ellos, porque los Azcárraga, visionarios como el viejo Vidaurreta se dieron cuenta que podían engatusar al auditorio «cautivo», al aficionado simplón y descerebrado y venderle cuanta basura comercial pudieran promocionar en esas transmisiones futboleras.

Se trataba de que al aficionado bobo se le metiera en la mollera el «deporte» de las patadas por medio de transmisiones inverosímiles que luego la empresa convirtió en vellocino de oro. 
Pasó a ser una industria dominante  llena de vicios, de canalladas y de cachirules pero siempre aplastante. ¿Cuál fue el ingrediente para que todo este negocio «prendiera» entre los aficionados? ¡El engaño, la mentira, la falsedad, la burla, la bobería y la estupidez! Todo en la misma olla.
El aficionado al futbol estaba y está observando en la transmisión lo que sucedía y sucede en la cancha, pero a la vez estaba y está escuchando que el cronista decía y dice otra cosa. Hay que checarlo el próximo sábado cuando el Atlas le gane al Guadalajara en el clásico tapatío.
No había ni hay ni habrá congruencia entre lo que sucede en la cancha, con lo que ladra el narrador. Este «hace» con su crónica el partido a su manera y así quiere que lo entienda la gente, encajarlo a modo en la mentalidad del televidente, aunque se esté viendo otra cosa en la cancha.
Una desgracia social que «los medios» no se atreven a abordar con el interés que el caso requiere. Es posible que en las escuelas de periodismo tal asunto ya se haya analizado a detalle por parte de maestros y alumnos honestos y pensantes. Eso sería magnífico porque se devolvería dignidad al oficio del informador, en este caso en el rubro de cronistas.
Desgraciadamente esa engañifa criminal procreada por los dueños de «la tele» no se quedó en el futbol. Pasó automáticamente al box, a la lucha libre y sentó sus reales en la actividad política, directamente en los pe-rió-di-cos… con extensión a la tele y el radio, para cobrar fortunas al gobierno.
Es «normal» que cotidianamente sucede algún acontecimiento, digamos, por ejemplo, la protesta de los Maestros contra la criminal componenda del gobierno para privatizar el sistema educativo en México. Los periódicos, en lugar de informar con ética, responsabilidad, honestidad y vergüenza periodística sobre la realidad de la protesta, queman incienso al gobierno.
Atacan con rabia al magisterio calificándolo de todo, como si esos cínicos «periodistas» hijos de puta y puto hubieran aprendido a leer y escribir por sí mismo: «periodismo sin maestro» e intentan ridiculizar al gremio magisterial.
Claro, para eso les pagan, para que en sus «noticias» degraden a quien lucha no por su salario sino por el futuro de la educación en este país. Porque en esta lucha magisterial singular e histórica, a diferencia de otras muchas que hemos visto, los profesores no están exigiendo en las calles aumento salarial o aumento al aguinaldo o prestaciones, no.
Están luchando porque el gobierno no se apropie de la enseñanza y se pase por la entrepierna el artículo 3° de la Constitución y al rato la entregue en bandeja de oro a los grandes consorcios nacionales y extranjeros y a la santa madre iglesia con todo y su «Che Pancho» de Roma para que siga habiendo «colegios de monjitas» y particulares donde como sucede en las transmisiones de futbol en la tele, enseñen a no pensar o «pensar» como ellos lo indiquen… 
La lucha magisterial es heroica porque se enfrenta a la demencia oficial, al babeante obcecado y nefasto vestido de diputado «de izquierda» y de derechueco tricolor o uniformado de bestia con escudo y tanque de gases en ristre o de orador que ignora el nombre de la capital de Veracruz. 
Los maestros luchan siempre contra la ignorancia pero ahora con más vigor y valentía contra el interés bastardo local y extranjero. Desgraciadamente sucede entre la comunidad y sobre todo entre el gremio de periodistas vendepatria lo que ocurre al televidente aficionado al futbol, «todavía» no quieren abrir los ojos para darse cuenta de la triste y terrible realidad en las intensiones del dinosaurio: Borrar la educación, hacer añicos la Constitución.
Mientras tanto, a Peña se le despeñan en alaridos de protesta «sus» programas de «transformación» a la educación y otros similares intentos contra México. Esa cruzada contra el hambre no es otra cosa que una mascarada para conseguir votos para las elecciones venideras.  Por cierto: ¿Cuántos votos han perdido a la fecha el PRI y el PRD con este movimiento magisterial?
Los Maestros no están solos. 
Si hablamos de 50 mil o más guerrerenses en protesta en la mega marcha del 10 de abril, son 50 mil votos menos para esos partidos. Pero como los maestros no están solos, hay por lo menos cinco personas por cada maestro o profesora que no votarán por el PRD ni por el PRI. Entonces, ¿por quién?
Los adversarios de los maestro no han medido bien a bien el agua a los camotes. De eso no hay duda. La lucha es lucha y las nuevas generaciones magisteriales han retomado una vez más banderas de un pasado no muy lejano que dio un cambio radical a la política de este país. Los años 70 en el sur de México siguen latiendo y ese pequeño gran detalle debe atenderse.
Si a ello se agrega lo que se sabe por medio de columnistas honestos que hablan de que el gobierno de Ángel Aguirre está fragmentado y que hay «varios gobernadores» en el Palacio de Gobierno, la cosa pinta color de hormiga, porque dicen –no me consta- que mientras Humberto Salgado Gómez, «general» secretario de gobierno a  quien califican de anciano decrépito, político «a la antigüita» y funcionario en decadencia, «no levanta», don Jorge Salgado Leyva se afianza como señor de horca y cuchillo, blandiendo madres y otras prepotencias contra su «jefe Layo». Ta’cabrón. 

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