miércoles, 3 de abril de 2013

PRIMERA PLANA


Siempre debe haber equidad
de generó en el SUSPEG:BG 

 -Tercera de 4 Partes- 
Héctor Contreras Organista.—Siempre debe haber una equidad de género, al menos en mi periodo siempre hubo mucho respeto hacia las mujeres, nadie fue mal atendida, siempre estuvimos al pendiente de lo que se podía hacer, recordó el ex secretario general de la sección VII del Sindicato Unico de Servidores Públicos del Estado de Guerrero (SUSPEG), Luis Daniel Bautista González.

Entrevistado por La Crónica, Vespertino de Chilpancingo, añadió: «Recuerdo de algunas compañeras que estaban ahí de embarazo y hay situaciones que se complican, y esos son los asuntos en los que tiene uno que ir con jaloneos y todo, buscando las incapacidades o que tiene que estar ya en cama porque está en una situación muy crítica y son situaciones que tiene uno que ir viendo».
-En cuanto al sostenimiento económico del sindicato, ¿cómo se da?
«Mira, las cuotas sindicales, al trabajador le descuentan quincenalmente una cuota. Esa cuota va al comité central, directo. Y el comité central es el que se encarga de administrar las cuotas sindicales, que en este caso les da a las secciones sindicales lo que considera que va a necesitar, aun cuando los estatutos marcan cincuenta y cincuenta, así lo marcan los estatutos…»
-Pero no se respeta
«Muchas veces por las mismas necesidades del Comité Central. El comité central tiene muchas más necesidades a lo mejor que un comité seccional, entonces ahí donde uno tiene que atacar esa situación y ya el comité central lo que considera de aportar sin problemas te lo da».
-Sí, porque por ejemplo la sección Séptima no tiene un edificio propio, las necesidades múltiples para realizar sus gestiones.
«Sí, mira, en este asunto quien lleva dineros siempre piensa y especula, en ese sentido es decir, primero: cuando nosotros llegamos a la sección llegamos a una oficina exageradamente raquítica, pequeña, etcétera. La atención a la gente era tenerlas ahí paradas, optamos por buscar un lugar más amplio donde se pudieran incluso hacer reuniones con los compañeros. Conseguimos el lugar sin problemas y como líder siempre tienes que buscar el beneficio de la propia sección, nunca hay dinero que alcance. En ese sentido tienes que buscar también a los amigos, a algunas gentes que te puedan ir ayudando, vas buscando quien te pueda dar a lo mejor papelería, algunas cosas las tienes que comprar y otras que conseguir y ahí te la tienes que llevar de tal suerte que el compañero trabajador no se vaya con ese deseo de  no haber tenido ni siquiera dónde sentarse cuando va a la sección. Entonces ahí nosotros pudimos comprar dos salas que yo dejé incluso, e hicimos muchas cosas. Reitero, nunca, aparte del dinero, hay cosa que alcance, siempre hay más necesidades todo los días y los tienes inteligentemente que ir consiguiendo».
-Pero dignificaste la atención a tus compañeros, por así decirlo.
«Claro, mira yo siempre manejé el respeto con toda la gente. Yo me puedo pasear por todas las oficinas sin que hasta este momento alguien me pueda atacar de corrupto por haberles pedido algo a cambio de alguna prebenda que en la misma sección siempre se los dije: es mi obligación hacerlo, es mi obligación trabajar para ustedes. Entonces me saluda toda la gente sin problemas porque siempre los traté con mucho respeto, sino como llegaron, cuando menos se fueron más tranquilos con la posibilidad de que su problema se pueda resolver. Y creo que en este momento las cosas no son iguales, pero, bueno, ahí la gente es la que está valorado, la gente dice cómo los tratamos, porque la gente compara, la gente en este momento ya comparó y dice cómo los tratamos nosotros y cómo los están tratando ahora».
-Platícame en cuanto a la equidad de género. Sabemos que en un porcentaje mayor en las oficinas de gobierno, tradicionalmente son mujeres. ¿Cómo trabajaste ese aspecto con los compañeros y con las compañeras?
«Yo empiezo este comentario con algo que a mí me pasó. Tuvimos ahí compañeras, líderes naturales. Tenemos, siguen estando, muy combativas y duras. Nos mentaban hasta la madre. De allá para acá uno tiene que recibir todo, pero siempre con respeto, siempre buscando ese equilibrio y por supuesto siempre dándoles el lugar que merecen. En ese sentido y también ellas lo puede decir. Cito un ejemplo, la compañera Balbina que incuso fue candidata en esta pasada elección, compañeras como ella y como algunas otras que siempre han estado atentas a las necesidades de los compañeros y que lo van a seguir estando y eso es bueno, es agradable. Saber que muchas mujeres, bueno, la que dirige actualmente es mujer; entonces, en ese sentido, saber que a las compañeras mujeres les interesen estos espacios siempre es agradable buscar esto y también buscar ese lado que a veces el compañero trabajador ve en un hombre muy ríspido, a lo mejor en una mujer lo puede ver diferente, que aunque en la actualidad las cosas son totalmente contrarias pero bueno. Entonces, así es como yo puedo decirte mi opinión en cuanto a eso, siempre debe haber una equidad, al menos en mi periodo siempre hubo mucho respeto hacia las mujeres, nadie fue mal atendido, en el caso de mujeres y de hombres también , siempre estuvimos al pendiente de lo que se podía hacer, porque también hay que decir que había por ejemplo algunas situaciones. Recuerdo de algunas compañeras que estaban ahí de embarazo y hay situaciones que se complican, y esos son los asuntos en los que tiene uno que ir con jaloneos y todo, buscando las incapacidades o que tiene que estar ya en cama porque está en una situación muy crítica y son situaciones que tiene uno que ir viendo y en algunos otros casos no se pudo por las mismas condiciones que las propias trabajadoras a veces tienen».
-¿Qué problemas te planteaban con mayor regularidad tus compañeras y compañeros trabajadores, cuáles eran los más recurrentes?
«Fue de todo, no podemos decir que esto fue más o que esto fue menos, fue de todo. Recuerdo un caso que nos llevó más de un año, un solo caso pero lo sacamos porque todos los días estábamos en la oficina del jefe, no voy a decir nombres, pero todos los días veíamos al jefe. No sé si lo cansé, no sé si lo choqué pero siempre con argumentos de la situación que se vivía en esa oficina, pero repito, no voy a dar nombres pero la carga de trabajo era exagerada para la compañera. Venía la compañera de Tixtla y todos los días durante veinte años y con una carga de trabajo exagerada de tal suerte que la compañera hasta se ganó enfermedades, se ganó muchas cosas con ese trabajo y nos pidió el apoyo y le dijimos que la íbamos a ayudar, la compañera en su momento ya muy desesperada porque veía que no podíamos conseguir nada, sin embargo al paso del año logramos este acuerdo porque incluso lo llevaron, lo sometieron a pleno de una oficina hasta que determinaron algunos magistrados, bueno, ya dije por dónde, pero determinaron con documentos que la compañera tenía que salir y a la compañera la cambiamos de adscripción, ella vive en Tixtla y buscamos el acomodo en Tixtla para que no viajara. Entonces, son situaciones muy complicadas pero aquí el asunto era lo incansable que nosotros estábamos haciendo, la constancia, la frecuencia con que estábamos todos los días. Compañeros que por alguna circunstancia tenían que salir o separarse en ese momento de su oficina que al jefe no le parecía. Recuerdo por ahí en Desarrollo Social un director que les mandó un oficio a todos los trabajadores de su área en donde, así decía el texto: No podían ni respirar en la oficina. Prohibido hasta respirar. O sea, prohibido ir al baño, prohibido todo, todo, todo estaba absolutamente prohibido. Entonces, cuando nosotros fuimos así muy tajante el señor nos dijo: Y a mí el sindicato me hace los mandados. Entonces me conduje con mucho respeto y le dije: Mire, yo le pido que mejor se guarde sus comentarios porque aquí vamos a salir mal, yo vengo en una postura de saber cuál es el problema. Si usted está mandando un oficio es porque usted debe tener un argumento. Este asunto lo tuvimos que llevar hasta el secretario general de gobierno porque definitivamente el señor estaba en una actitud muy intransigente y gracias a que nosotros nos pudimos plantar para resolver esta situación, es decir, no salimos de esa oficina hasta que no nos dijeran por qué de su actitud. Nunca nos dijeron, nada más lo despidieron. Entonces son situaciones que todos los días pasan en muchas oficinas y se tiene que estar pero siempre de una manera tal que nos dijeran cuál es el problema, que nos explicaran y de esa forma fuimos avanzando y otros compañeros tienen otras situaciones de problemas, enfermedades, reconocer que hay muchos compañeros y compañeras que tienen enfermedades del alcoholismo y que bueno, eso a veces no lo entendemos hasta que lo vivimos, no porque yo sea así, simplemente porque me tocó ver muchos casos, que si el compañero alcohólico tenía que estar encerrado dos o tres meses, teníamos que buscarle su incapacidad y buscarle que no le fueran a descontar, era todos los días y nos llevaban muchos casos de estos».
-¿Acoso sexual?
«Sí, cómo no. Por ahí tuvimos dos casos fuertes. Un delegado administrativo de la Secretaría General de Gobierno que afortunadamente en ese entonces logramos calmar las cosas con quien fue secretario general de gobierno, el licenciado Guillermo Ramírez que también falleció, que en paz descanse, entonces las cosas estaban muy calientes ahí, valga la expresión, el señor estaba muy exageradamente… no sé si no lo atendían o quién sabe, pero mal. Logramos negociarlo y las cosas se calmaron. Es el mismo caso con dos personas, o sea que había enfermedad».
-Oye, qué difícil. Te conviertes no solamente en secretario general del sindicato sino en líder, en dirigente, en un momento dado hasta en consejero matrimonial, en abogado y hasta en el doctor corazón… disculpa la expresión pero creo que así es.
«Sí, mira, esta experiencia que nos tocó estar y vivir obviamente no se repite, siempre hay situaciones que son únicas y que bueno pudimos dar lo que hasta donde nuestras fuerzas y también hasta donde nos permitieron tanto autoridades como compañeros ofrecer, porque aquí teníamos que buscar equilibrios entre autoridad, entre patrón y trabajador, que si las cosas no podíamos conciliarlas ahí, entonces sí surgía la necesidad de cambiar al compañero. Cuando las cosas eran muy ríspidas y se salían de control, bueno, teníamos que buscar alternativas y sí, como dices, te conviertes en todo porque los famosos préstamos, van compañeros y no hombre, que sacan las lágrimas porque tienen la necesidad de algo que en ese momento les cayó un rayo y se cayó su casa y necesitan dinero y cómo le haces. Ante esa circunstancia tiene uno que ponderar y sobre todo resolver, que eso es lo que la gente quería. O sea: A mí, ayúdame, necesito dinero, ¿cómo le podemos hacer aquí? Y lo peor de todo, Héctor, que aun en contra de las normas se pudo ayudar a mucha gente porque una de esas normas es que no puedes descontarle al trabajador más del 30 por ciento de su salario, y hay compañeros que cobran en su salario neto 200 o 300 pesos y esa es otra de la situaciones a las que nosotros nos enfrentamos porque el compañero tiene la necesidad y tiene uno que entenderlo, por eso nos tuvimos que poner la camiseta del trabajador. No podíamos nosotros interrogarlo o decirle algo o negarle ese derecho porque por alguna circunstancia se endeudó, pero también en este momento tiene otra necesidad, y bueno, nosotros hubiéramos haber tenido el dinero en la mano para estarles prestando pero tampoco podíamos, pero lo que se pudo se sacó y se les dio. Habrá compañeros en este momento que a lo mejor pueden decir que no está agradecida conmigo porque no les pudimos haber conseguido un préstamo y digo, la misma naturaleza de la propia sociedad así es. Tú ayúdale a la gente todo el tiempo y el día que no le puedas ayudar, nunca le ayudaste y esa es una realidad y que no podemos ni ocultarla ni mucho menos encararla, es una manifestación y un asunto que tienes que aceptar y que tiene uno el sentimiento y la idea de que así es esto».

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