lunes, 1 de julio de 2013

COLUMNA

Entre la verdad y la ficción

Jorge Luis Falcón Arévalo


 MANIFIESTO SIERREÑO
“Los últimos años de la vida se asemejan al final de un baile de máscaras en que se dejan caer las caretas”  
                                                           -Arthur Schopenhauer-.
De la guerrilla y los falsos redentores.
Cuando los pueblos reconocen sus derechos y sus deberes, ante la opresión de la oligarquía, se rebelan. En México, brotan muchos grupos llamados de "guerrilla" y, buscan irse a la selva o la sierra, lo que les quede más cerca. Desconociendo que existen aparatos detectores que se usan en la localización de pozos petroleros o minas, que descubren yacimientos entre cinco y seis kilómetros del subsuelos.
¿Cómo no habrán de encontrar a éstas personas que se cobijan en una palmera, un platanar o debajo de la mota, con el uso de esa alta tecnología? Otros en el mismo México, imitan a los hombres que empuñaron armas en actos de fe, pero sucumbieron, sin lograr concretar su sueño; mucho menos dejar constancia de sus logros en pos de ese sueño "libertario". Los más, cuenteros y apostatas,  piratean hechos y frases de esos "luchadores" y pretenden manipular a  jóvenes encaminándolos a la rebelión ficticia e inexistente. Manoseando de manera perversa a esas mentes llenas de ilusiones; y, desvirtuándolos en caminos del pandillerismo, el terrorismo, y la violencia ciega. Lumumba, emprendió su lucha sin imitar a nadie; lo mismo Mao, Ché Guevara. Luego entonces, por qué desde las Universidades no se da lustre a la academia y dejar a un lado el falso heroísmo.
Y como en todo momento, esos manipuladores, son los delatores. ¿Cuántos chivatos, quedaron después de la muerte de Lucio Cabañas, Ernesto Guevara o Martin Luther King? Los que acompañaron a estos personajes, nadie osó usar el arma, la palabra u otra herramienta para lograr los objetivos del extinto. Pero, eso sí, se han beneficiado. ¿Y, que han aportado a sus lugares de nacimiento, todos esos “herederos” y lucradores? 

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