miércoles, 4 de septiembre de 2013

ARTICULO

      Pedagogía Política

“Siempre será ventajoso para el gobernante incluir en las tareas del gobierno a los ciudadanos capaces, apoyándose en ellos, en lugar de despreciarlos y tenerlos como enemigos”. Sócrates

                    Efraín Flores Maldonado
La formación académica de quienes quieren, pueden y deben gobernar, ha sido preocupación, primero de los filósofos y los teólogos  y en seguida, de las instituciones educativas y más tarde, de los Partidos Políticos. Sócrates y Platón, se preocuparon  cotidianamente de esta tarea, incluidos Jenofonte e Isócrates. El primer filósofo griego se ufanaba de no ser “político”, pero, reconocía que estaba dedicado a la formación genuina de prospectos para el gobierno. En las Obras de Platón  y de Jenofonte están las ideas fundamentales de Sócrates en relación con la política y los políticos. Jenofonte en “Los Memorables”
reproduce los pensamientos de su maestro en diálogos con sus alumnos y con sus adversarios los sofistas. En un dialogo con Antifón, Sófocles recuerda que Sócrates señaló no interesarse por alcanzar espacios de poder, pero que en cambio se dedicaba “solícitamente de hacer capaces en política al mayor número de personas”. Dibujaba una imagen real del verdadero político al que invitaba a  “Ser…  no parecer”, pues quien aparenta lo que no es, simplemente es impostor. Y agrega que “no puede tener perdón quien logra ser nombrado en cargos superiores a sus fuerzas, solo escudado en apariencias”. Liberado de términos medios, Sócrates asegura  que “es un bribón y un sinvergüenza quien careciendo de algún valor llega al extremo de querer convencer a la ciudadanía que es capaz de dirigir una ciudad”. Jenofonte, recordando voces de su maestro Sócrates, dice a la posteridad que el filósofo afirmaba que “el político capaz para mandar, debe poder soportar hambre, velar, madrugar y dominar sus íntimos impulsos”, sobre todo, evitar “ ser cazado por sus enemigos a causa de sus vicios y consumo de bebidas embriagantes”. Porque para Sócrates, el político es un ser excepcional, con experiencia y cultura tal que le permitan poseer “la ciencia de dominar a los adversarios”. Remarca que los políticos viciosos “pierden el conocimiento de los peligros y finalmente caen abatidos por las trampas de sus opositores”. El  político pues, debe hacer uso eficiente de sus capacidades y de su libertad. Ubicar su libertad en un término medio entre señorío y esclavitud. El hombre de poder, para el filósofo, debe ser realista y rechazar las “falsas alabanzas” convencido de que toda crítica puede servirle para ser un mejor hombre de bien. El que otorga empleos públicos, decía, pero sobre todo, el que recomienda para que los poderosos nombren, debe ser justo y cuidadoso, tomando en cuenta que las virtudes se magnifican con el estudio  y la práctica. Así, quien recomienda, debe impulsar a los mejores. Sófocles recuerda que Sócrates le dijo a un solicitante, “si a fuerza de mentiras yo llegara a persuadir colectivamente a una ciudad de concederte el mayor puesto porque te considero como hábil político, ¿a qué males te expongo? y sobre todo ¿a qué males expondrías tú a la ciudad?”. Esto es  estimado(a) lector(a) una síntesis bien intencionada de “pedagogía política” tomada del pensamiento filosófico de Sócrates, contenida en el libro de Jenofonte titulado “Los memorables”. Es todo.

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