martes, 1 de octubre de 2013

COLUMNA

Tixtla sumida en la desgracia

Apolinar Castrejón Marino 

El pasado 27 de septiembre se cumplió un año más de la consumación de la Independencia Nacional, pero no hubo oportunidad de festejar tan magno acontecimiento, en primer lugar porque a los encargados de las actividades cívicas solo les importa celebrar el inicio de la guerra de independencia, el 16 de septiembre de cada año.
En segundo lugar, la población de Tixtla, que es la cuna del consumador de la independencia, se encuentra inundada debido a las torrenciales lluvias de los ciclones “Manuel” e “Ingrid”. Ignacio Manuel Altamirano llamó a la laguna de ese lugar, “Espejo de los Dioses”, y ahora es el espejo de la destrucción, pues creció tan desmesuradamente que invadió los barrios de “El Santuario”, Cantarranas y Santa Cecilia.

Además de Vidente Guerrero e Ignacio Manuel Altamirano, nacieron en Tixtla, el militar y patriota Vicente Jiménez, la heroína Antonia Nava de Catalán y el músico Margarito Damián Vargas. Además muchos tixtlecos han cobrado fama como pintores, dibujantes y muralistas de nivel internacional. Otros son trovadores, cancioneros y bailarines.
Pero aun siendo un pueblo con gran tradición cultural y política, Tixtla se encuentra en el abandono, a pesar de que se localiza a solo 15 kilómetros de Chilpancingo, Ciudad Capital del Estado de Guerrero. Mucho les gusta a los políticos declamar la frase “Mi Patria es Primero” atribuida a Don Vicente Guerrero pero solo son alardes retóricos.
El 8 de septiembre de cada año, Tixtla se llena de algarabía, con la celebración de la feria en honor de la “Virgen de la Natividad”, que reúne a miles de creyentes y pobladores de la región. La mayoría de “puestos” de venta ya se habían quitado, pero los enormes juegos mecánicos aún no se iban, cuando iniciaron las intensas lluvias, que en pocas horas cubrieron de agua sucia y fangosa.
La plazuela y el atrio del “santuario” de la Virgen de la Natividad alcanzó un nivel de un metro y medio sobre el suelo, igual que las calles de “Insurgentes”, que es por donde se ingresa a la población, la avenida Guerrero, que une la Iglesia del Santuario con el centro, y la calle Morelos que es la salida hacía Chilpancingo.
De este modo, una cuarta parte de la población se haya cubierta de agua. Los estragos son pérdida de las cosechas, derrumbe de las casas y pérdida de todo el patrimonio doméstico. La mayoría de las casa de son de adobe y tejas, y son de una sola planta, por lo cual la gente ha tenido que abandonar sus casa, lo cual ha facilitado la rapiña y el robo. 
El Presidente Municipal Gustavo Alcaraz, que es profesor de educación primaria y arribó al poder amparado con las siglas del Partido del Revolución Democrática (PRD) ha demostrado toda su incapacidad, al no poder resolver ni un solo problema de los muchos que aquejan a la población.
Tixtla es un valle cerrado, y toda el agua de las lluvias que cae en los cerros del rededor fluyen hacia la laguna, la cual sigue creciendo e invadiendo más casas. A pesar de ello, ni el Presidente, ni nadie de su comuna formada por “grillos” perredistas y arribistas que le fueron impuestos por los caciques del Partido Revolucionario Institucional (PRI) regionales, aciertan a hacer nada.
Así los tixtlecos ven pasar las horas con impotencia, esperando que se caigan sus casas o que contraigan alguna de las enfermedades que ya han empezado a brotar como el dengue, diarreas y parasitosis.

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