lunes, 4 de noviembre de 2013

COLUMNA

Cosmos

Héctor Contreras Organista

 Sumamente interesantes resultan las actividades que en fechas recientes lleva a cabo el Sindicato Único de Servidores Públicos del Estado de Guerrero (SUSPEG), en virtud del cambio de directiva que habrá de darse este fin de mes, mediante proceso electoral.

En un ambiente y escenarios muy distintos a los conflictos que hace cuatro años se presentaron al interior del sindicato, podría decirse que el aspirante a suceder a David Guzmán Sagredo en la secretaría general, el profesor Adolfo Calderón Nava, cabalga en caballo de hacienda.
Hace cuatro años, el actual secretario general  tuvo que disputarse mediante acalorado y fangoso proceso, el liderazgo. Eso ocurrió porque dicen que metió mano sucia don gobierno del estado, y entre que sí y que no, Héctor Acevedo Rivera se quedaba con la secretaría general y en Conciliación y Arbitraje oscilaba el péndulo hasta que se definió a favor de David Guzmán Sagredo.
Toda persona que tiene noción de lo que política y laboralmente representa el SUSPEG, sabe que además del poderío que significa por la fuerza laboral y numérica de quienes lo conforman en sus bases, es un bastión históricamente importante en la vida de Guerrero y que, ser elegido por los trabajadores para llegar a tan digno sitial de ser parte de la estructura de gobierno interno, siempre, desde la época de don Benjamín Mora Chino, es y será un gran honor.
Por eso, a diferencia de aquella expresión antiquísima y burda si se quiere, pero certera, no cabe en este sindicato la frase de “Muera el Rey Viva el Rey”, porque en el seno y conciencia de los trabajadores, sí se sabe lo que es gratitud y se agradece al que se va y se da la bienvenida al que viene, aunque obviamente, no se trate de reyes.
Y es que en estos tiempos no puede ser de otra manera. Más de 70 años avalan la vida sindical de los trabajadores al servicio del estado y en  toda la geografía guerrerense ellos pasan por los mismos valladares. Se duelen de que sus aportaciones sindicales se convirtieron en “la caja chica”de los políticos inescrupulosos para sus campañas; saben y conocen perfectamente de todas las artimañas y porquerías que se han cometido para que no haya dinero en el ISSSPEGRO para sus préstamos a corto plazo y de vivienda, ni servicio médico. Rechazan enfáticamente la conducta soberbia de los funcionarios sindicales cuando los trabajadores llegan a las oficinas de Chilpancingo, venidos de lugares distantes. Y ahora muchos de ellos ya no asisten a sus labores (y siguen cobrando) pero es que alegan que andan en campaña, aunque nadie los invite.
Y todo eso y más, se lo dijeron a Guzmán Sagredo y todo eso y más se lo están diciendo por todas partes a Adolfo Calderón Nava, con la salvedad, esta vez, que no hay otro candidato más que él y a él le tocará bailar con la más fea si el 29 de este mes los trabajadores le dan el voto. Y él, escucha y actúa con humildad pero con mucha firmeza diciendo que su responsabilidad será actuar conforme a la Norma porque quiere poner un nuevo sello a partir de que se le dé la confianza.
Cuando dice, micrófono en mano, a sus compañeros en todas las secciones del estado que “solo no lo voy hacer”, mucha atención deben prestar y atender quienes pretenden seguir pegados a la ubre suspegiana. Son los trabajadores sectoriales quienes se quejan y lo dicen a grito pelón, que ya están hasta el cuello (dicen otra palabra, claro) de tanto soberbio endiosado como funcionarios del SUSPEG. 
Seguramente que si Adolfo Calderón Nava da paso a las quejas, a las voces y a la solicitud de que trabaje como él dice, “con un nuevo sello”, no pocos de los ilusos que andan ahora atrás de él tendrán que irse ya a sus centros de trabajo, a concentrarse a lo suyo, laboralmente hablando, y dejar a Calderón Nava toda la libertad para que elija a la gente que habrá de trabajar a su lado.
Es decir: Si los trabajadores y el mismo Adolfo quieren ver un nuevo rostro de ese sindicato, habrán, en primer lugar, de sacudirse a las lacras que desde hace años anidan como ratas en las oficinas del SUSPEG. Y, en otros casos, hay muchos ejemplos de sindicaleros que sólo se aparecen en campaña, a bordo de carros lujosos y carteras llenas a pasar “lista de presentes”, pero en el resto de los cuatro años de labor, jamás se vuelve a saber de ellos. Todos los conocen. Todos saben quiénes son.
Qué bueno que la parientita del gobernador que quería ser “lideresa” del SUSPEG, echó reversa y que el diosito del ISSSPEGRO reflexionó a tiempo de que ha sido incapaz de sacar la perra del agua, porque los trabajadores no han recibo de él más que su soberbia e indiferencia, y eso no vale ni tres chiles verdes. 
Por cierto habría que ocuparse en otro espacio acerca del funcionamiento del Conjunto Jacarandas y en qué quedó lo de Balcones al Mar, reproche que a flor de labios traen muchos trabajadores de las costas Grande y Chica.
David Guzmán Sagredo se va pero, antes que otra cosa, deja un ambiente de unidad. Adolfo Calderón Nava arribará bajo ese clima y ambiente de unidad que en mucho ayudará a la buena marcha y funcionamiento del próximo periodo sindical. Y si a todo ello se le agregan los principios que identifican a Adolfo, tanto los personales como los que ahora expone ante sus compañeros trabajadores, tal vez logre dar un giro histórico al SUSPEG que, como hemos anotado, desde su nacimiento ha sido la ambición no sólo de algunos cuantos sino de los truculentos que allá en casa de don gobierno saben lo que significa y lo que vale.

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