miércoles, 29 de enero de 2014

COLUMNA

Cosmos

Héctor Contreras Organista

 “Compartiendo Esfuerzos” es un programa creado hace varios años en la ciudad de México por la Secretaría de Salud y la Central Mexicana de Alcohólicos Anónimos. 
El objetivo es que durante la tercera semana de enero de cada año se despliegue una campaña de información en todo el país colocando módulos para ese propósito en lugares estratégicos.

En pueblos y ciudades donde existen grupos de Alcohólicos Anónimos, que por fortuna los hay en casi todos lados, participan a las puertas de universidades, edificios de gobierno y plazas públicas.
En los tres años más recientes el gobierno federal se ha encargado de colocar en los módulos mantas alusivas al evento y en ellas se lee el propósito y se exhiben logotipos de participantes.
Los grupos AA aportan en abundancia trípticos, folletos, libros y revistas en los que se informa que su programa de recuperación es una de muchas posibilidades para que deje de beber.
Hay literatura en la que se explica el procedimiento mediante el cual se puede dejar de consumir alcohol, va dirigida a todo público pero hay folletería especial dirigida a jóvenes y mujeres.
En esos módulos permanecen de lunes a viernes de 9 de la mañana a la una de la tarde miembros de AA y también médicos, enfermeras y psicólogos que explican al público el fin de la campaña.
Este año fue sorprendente enterarse que el número de personas adictas al alcohol son mujeres. Es decir, que en los diez años más recientes ha aumentado el número de alcohólicas en el país.
Los grupos de Alcohólicos Anónimos también han aumentado. Es muy sencillo localizarlos. A las puertas del grupo hay un logotipo de color azul, un círculo, un triángulo al centro y las letras AA.
Para llegar no hay ni que tocar la puerta. Se entra y siempre los AAs están atentos a dar la bienvenida a quien los visite. Dan información de lo que es AA y ahí se puede dejar de beber.
También hay otros lugares donde se puede dejar de beber: El hospital, la cárcel, el manicomio o el panteón. La gente que no quiere acabar sus días en esos lugares acude en pos de ayuda a AA.
Lo que no es nada fácil es que quien sufre, padece o agoniza a consecuencia del alcoholismo quiera dejar de beber. -Oye, deja de beber. “No, ¿cómo crees? ¡Tanto que me ha costado!”.
Y siguen bebiendo hasta que se los lleva la Canuta. Es decir, la flaca, es decir: La muerte. En Chilpancingo antes de 1975 los borrachos se morían así por así, no había grupos de AA locales.
Desde entonces mueren de alcoholismo los necios, quienes no llegan a reflexionar y a hacer conciencia de que si se quiere se puede dejar de beber. ¿Quién dice que no se puede?
Ha aumentado el número de borrachas porque les encantan los antros, los jueves de pozole, los mariscos, reunirse con las amigas no para cultivarse o hacer deporte sino a embriagarse. 

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