viernes, 10 de octubre de 2014

COLUMNA

Lectura Política

Noé Mondragón Norato

 Sucesiones gubernamentales sangrientas o la mano que mece la cuna
La víspera de las tres últimas sucesiones gubernamentales en Guerrero, han estado marcadas por el calentamiento político a su más alto nivel, del ring electoral. Y la sangre y la muerte aparecieron como factores inherentes a las despiadadas emboscadas políticas. Es obvio que hay fuertes intereses de poder escondidos tras esos terroríficos acontecimientos. Pero las autoridades investigan lo que ocurre en la superficie, nunca lo que subyace en el fondo. Los autores intelectuales camuflados dentro del poder público como inofensivos  personajes, sencillamente no caen. Ni se abre investigación alguna en su contra. Aunque en secreto y en las conversaciones en corto, el común de los ciudadanos intuyan, de quién o quiénes se trata. Y como no hay investigación ni castigo, se fomenta en consecuencia, la redición puntual del fenómeno. Enquistándose la impunidad y los excesos. Esos personajes son metafóricamente, la mano que mece la cuna. Nadie los puede ver ni tocar. Literalmente, son entelequias políticas que dejan su rastro de sangre. Los hechos son tercos.

SUCESIONES SANGRIENTAS.- En política la casualidad no existe. Porque lo que está en juego, es el millonario manejo del presupuesto estatal. El control y dominio de las relaciones de poder. En su disputa aparece en consecuencia, el fuerte olor a sangre y muerte. Se desglosa así: 1.- En 2003, la sucesión gubernamental en el PRI –partido que estaba en el poder estatal en aquellos tiempos-, se había adelantado. El calendario ubicaba la elección constitucional hasta el 7 de febrero de 2005. Pero el presidente de la Comisión de Gobierno y coordinador de la fracción tricolor en el Congreso local, Carlos Sánchez Barrios, se empecinó en ser el candidato a la gubernatura, arropado por la cobija del ex gobernador René Juárez Cisneros. Sin embargo, los planes eran otros. En la puja apareció el ex senador Héctor Astudillo Flores, como uno de los más fuertes aspirantes. Pero Sánchez Barrios se aferró. La amenaza de un cisma político en el PRI se agrandó sustancialmente. Y así, la mañana del 2 de julio de 2003, Sánchez Barrios sufrió un extraño accidente en el municipio de Cochoapa, El Grande. Tripulaba una cuatrimoto que se quedó sin frenos y derrapó. Presentó un edema cerebral convertido con el paso del tiempo, en hemiplejia. Convaleciente y sin poder recuperarse, el también ex edil de Zumpango quedó fuera de la competencia priísta por el gobierno estatal. 2.- En 2009 faltaban también, dos años para la elección de gobernador. Pero el diputado local perredista y presidente de la Comisión de Gobierno del Congreso local, Armando Chavarría Barrera, le pisó con fuerza al acelerador. Su cacicazgo e influencia política en el PRD eran ya desbordadas. Y eso se convirtió en una amenaza para todos sus adversarios políticos. Dentro y fuera de ese partido. Así, la mañana de jueves 20 de agosto de ese año, un par de pistoleros lo esperó a que saliera de su casa en Chilpancingo, para acribillarlo a balazos. La sangre a diferencia de 2003, se convirtió en muerte. Fue un episodio de altos decibeles mediáticos. Surgieron acusaciones contra el ex gobernador perredista Zeferino Torreblanca Galindo. Pero el punto es que el crimen no se aclara. Y los escenarios del poder se modificaron por completo. 3.- A fines de septiembre de 2014 faltan nueve meses para que se desarrolle la elección de gobernador del 7 de junio de 2015. Parecía que, a diferencia de las dos anteriores sucesiones gubernamentales, esta vez la sangre y la muerte se quedarían guardadas. Y que los intereses siniestros del poder serían neutralizados. Porque el proceso democrático se notaba más consolidado. El presidente Peña Nieto vendía hacia el exterior, la imagen de un país moderno y en constante desarrollo, gracias al proceso de reformas en su gobierno. Todas aprobadas en las cámaras de diputados y senadores. Pero los planes de la mano que mece la cuna en Guerrero, eran otros. El desplazamiento de un centenar de normalistas beligerantes de Ayotzinapa a Iguala –donde operaba un grupo de la delincuencia organizada como autoridad-, la matanza de seis personas y el secuestro de 43 estudiantes, formó parte del coctel explosivo orientado a modificar de golpe y a fondo, los escenarios de la elección del 7 de junio del 2015. Como en 2009, la sangre y la muerte volvieron a mostrarse de cuerpo completo. Y la mano que mece la cuna debe estar riendo sardónicamente y frotándose las manos.
HOJEADAS DE PÁGINAS…A estas alturas, todo mundo en el PRD, busca deslindarse del ex edil de Iguala, José Luis Abarca Velázquez. Entre ellos, el senador Armando Ríos Piter, quien reniega de la foto en la que aparece con Abarca y su esposa. Así como lo hizo cuando se difundió otra polémica impresión fotográfica, donde posaba al lado del narcotraficante preso, Rogaciano Alba Álvarez. Lo único cierto es que la PGR debe investigar a fondo a todos los aspirantes a gobernador que proyecten sospechas de tener acuerdos con el crimen organizado. ¿O le apostará Peña Nieto, el PRI y el PRD, a la redición de otro Igualazo pero a nivel estatal?
dragonato@hotmail.com

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