lunes, 19 de enero de 2015

COLUMNA

Lectura Política

Noé Mondragón Norato


 Ortega: ponerle el cascabel al gato
Más que pretender confrontar al pueblo contra el pueblo, el mandatario estatal Rogelio Ortega Martínez, le puso literalmente, el cascabel al gato. Porque si existe algo de lo que poco a poco se cansa la sociedad guerrerense, es de los abusos, los bloqueos carreteros, el atraco a los camiones repartidores de mercancía, el incendio de vehículos oficiales, el asalto impune a los cuarteles militares. Y todo, como una forma de vender el miedo. Dichas acciones se escudan en una protesta que, a estas alturas, se desgasta y vuelve ciertamente inútil: la presentación con vida de los 42 normalistas de Ayotzinapa. Sin embargo, la bandera política debe seguir siendo explotada por la Ceteg y los padres de familia de los normalistas desaparecidos. Y otras organizaciones que nada tienen que ver en el asunto, pero aprovecharon la coyuntura para arribar a ese fin: llegar al extremo de confrontarse con los ciudadanos. Así como acaba de ocurrir en Acapulco cuando los cetegistas fueron expulsados de las oficinas del INE. Pero hay que ir por partes.

PROTESTA QUE CANSA Y SE AGOTA.- Ciertamente, el mandatario estatal, Rogelio Ortega, fue el portavoz del discurso y del sentir de miles de ciudadanos: el cansancio de las protestas y acciones vandálicas de cetegistas y normalistas. Desde luego, ese movimiento lo sintió como un ataque a sus intereses. Porque eso es lo que ellos defienden. Y su movilidad se escuda en varios puntos que por supuesto, niegan a toda costa: 1.- Romper, incendiar, atemorizar, mostrar fuerza, atacar a funcionarios, mantenerse vigentes, parecen ser las consignas de un puñado de anarquistas que hicieron de ese movimiento, su modus vivendi. Es decir, lo van a explotar hasta que tengan bien claro dónde están los 42 normalistas desaparecidos. Y todo hace suponer que ya están muertos. De algún modo, ellos ya lo saben. Pero en aras de encarecer la negociación con el gobierno federal y estatal, continúan con sus actos impunes. Se convirtieron en los detentadores de la autoridad. Un poder fáctico. Como el de las televisoras o los grupos delictivos. 2.- Al responsabilizar al gobernador de lo que pueda ocurrirles a quienes integran este movimiento de protesta, éstos se asumen como víctimas y no como victimarios. Olvidan que a toda acción corresponde una reacción. Y si ellos le atizan a los actos de vandalismo, lo único que encontrarán es una respuesta violenta. Y esta puede venir precisamente no del Estado, sino de los propios ciudadanos agotados por tantos excesos e impunidades. 3.- Este movimiento con claros tintes radicales, le apuesta a la permanencia del conflicto. Es obvio que al aproximarse la elección del próximo 7 de junio, van a mantener viva la flama de la inconformidad. Su fin parece demasiado expuesto: demostrar que tienen la fuerza suficiente no solo para retar y confrontar a las autoridades, sino para abortar el desarrollo de la elección. Con ello ratificarían su condición de autogobierno. Y de que ninguna autoridad tiene el derecho a frenar sus acciones. 4.- El discurso del hartazgo del gobernador Ortega Martínez, fue recibido como debió ser: con el rechazo del movimiento cetegista y normalista. Pero en el mensaje se contradijeron y hasta reconocieron tácitamente, las palabras del mandatario estatal: que a poco tiempo de asumir como tal, ya comenzaba a demostrar su verdadero rostro. La pregunta es ¿cuál de ellos? Porque hasta hoy, autoritario no ha sido con ese movimiento. Ni ha utilizado la fuerza del Estado para reprimirlos como ellos quisieran con el fin de generar un baño de sangre. Lo que advirtió en todo caso el mandatario estatal, es que el común de los ciudadanos ya está mostrando su repudio hacia el conjunto de acciones emprendidas por ellos. Progresivamente, el cansancio llega a comerciantes, empresarios, turistas, prestadores de servicios, transportistas. Y los únicos que no lo advierten son los propios inconformes. Evalúan falsamente, que los apoyos ciudadanos van a ser eternos. Por eso se solazan con su propia impunidad y desafían a las autoridades. No entienden que la dinámica social ya cambió. Que no se puede vivir envuelto en este mismo estado de cosas. Pero tanto cetegistas como normalistas de Ayotzinapa, defienden su propia verdad. Son sectarios. Y eso los puede llevar progresivamente hacia una sola disyuntiva: o incendian a la entidad en su totalidad. O su movimiento se desvanece en la nada.
HOJEADAS DE PÁGINAS…El reconocimiento de los aspirantes a gobernador por el PRD, para admitir la posibilidad de que un candidato externo los abandere en la elección próxima, revela no solo disposición, sino valor político. Y en esa contienda aparecen dos: el rector de la UAGro, Javier Saldaña Almazán. Y el edil de Acapulco, Luis Walton Aburto. A ver cuál de los dos muestra mayor capacidad de operación, olfato y tejido político.
dragonato@hotmail.com

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