lunes, 5 de enero de 2015

COLUMNA

Lectura Política

Noé Mondragón Norato


Murillo Karam y su eventual salida de la PGR
Más allá de ser cierta o falsa, la versión que involucra a mandos castrenses en la desaparición de los 43 normalistas de Ayotzinapa, le pega muy duro a la credibilidad de las instituciones y la propia federación tricolor. Y si la PGR no ha querido que la investigación alcance a la tropa, esto tendría como fondo la protección deliberada a los mandos militares que sabían presumiblemente, no solo la forma de operar del grupo delictivo Guerreros Unidos en el municipio de Iguala de la Independencia, sino que, al eludir su responsabilidad para frenarlos, se percibieron como cómplices de ese nocivo estado de cosas. Y de ahí se abren algunas lecturas.

HECHOS Y FONDOS POLÍTICOS.- Si se mira bien, desde la tarde del 26 de septiembre en que comenzaron a generarse los hechos de violencia en Iguala de la Independencia, tanto el Ejército mexicano como la Policía Federal, se abstuvieron de intervenir. Y la policía municipal preventiva tuvo cancha abierta para operar no solo la represión, sino la desaparición posterior contra los normalistas. Lo que ocurrió después se lee desde distintas ópticas. Incluidos desde luego, los fondos políticos que subyacen tras este inédito señalamiento contra las fuerzas castrenses: 1.- Parece  muy claro que el Ejército mexicano y la Policía Federal no quisieron intervenir en los hechos de Iguala. Y la PGR tampoco indaga esas razones. Le interesa simplemente, que los cargos sean únicos y directos contra el ex edil igualteco, José Luis Abarca Velázquez. Y que el crimen organizado aparezca como el aliado de éste último. Hasta ahí quiere la PGR que tope la investigación en torno a los 42 estudiantes desaparecidos. Pero es obvio que sin protecciones de otro nivel, estos grupos delictivos simplemente no pudieran moverse. Y en este carril, la dependencia federal no ata todos los cabos. Ni agota puntual, las líneas de investigación más escabrosas de este siniestro entramado. Eso huele muy mal. 2.- El golpeteo político se ha dirigido con insistencia, hacia el titular de la PGR, Jesús Murillo Karam. Porque se entiende que aparece en el centro de los reflectores públicos por el caso de los estudiantes desaparecidos en Iguala. Y no ha dado los resultados requeridos por los padres de familia agraviados tras esos condenables sucesos. Ni por algunos líderes radicales de la Ceteg que han aprovechado este lamentable y sobreexplotado acontecimiento, para llevar recurrentemente, agua a su molino. De hecho, al arribar a su segundo año de gobierno en diciembre pasado, el presidente Enrique Peña Nieto, debió realizar las purgas, cambios y enroques obligados dentro del gabinete presidencial. Pero no lo ha hecho. Estira la cuerda hasta el máximo, pero sin pretender reventarla. Parece no tener prisa para concretar cada uno de esos movimientos. Y una de las cabezas que se tambalean marcadamente, es justamente la de Murillo Karam. Su indolencia para dejar fuera de las investigaciones del caso Iguala, a los militares y a la Policía Federal, formarían parte de sus puntos más vulnerables que explicarían la eventual salida de la PGR. Pero sobre todo, el acumulamiento de los desgastes naturales por el caso de los normalistas de Ayotzinapa. 3.- Trasciende que uno de los personajes que ya se anotó para suplir eventualmente a Murillo Karam en la PGR, es el coordinador de los diputados federales tricolores, Manlio Fabio Beltrones Rivera. Y se entiende: Beltrones estaría en la senda de ofertar sus conocimientos en materia policial, abrevados de las lecciones de su finado tutor y policía político del sistema priísta durante varias décadas, Fernando Gutiérrez Barrios. Además, la coyuntura así lo estaría obligando a moverse. Porque a partir de septiembre próximo concluirá su papel como diputado federal tricolor. Y no puede quedarse sin canicas que jugar. Es de los eternos trapecistas del PRI. Y también es obvio que Manlio Fabio no le pierde la vista a la candidatura presidencial del PRI para la elección de julio de 2018, que en 2012 declinó a favor de Peña Nieto. Va a cobrar esa factura. Y necesita mantenerse con vida en todo lo que resta del actual sexenio priísta. La PGR podría convertirse en su tabla de salvación política, producto de una negociación con el equipo presidencial. Ello implicaría atravesar por el necesario sacrificio político de Murillo Karam. Porque en política los hombres son como los pañuelos desechables: su usan y se tiran a la basura.
HOJEADAS DE PÁGINAS…Lo admitido por el gobernador Salvador Rogelio Ortega, en el sentido de que algunos líderes lucran con el movimiento normalista de Ayotzinapa, no es nuevo. De hecho, la mayoría de esos liderazgos se han nutrido intermitentemente, de eventos sangrientos masivos a fin de obtener beneficios personales. La cultura de la lucha social en Guerrero ha tenido siempre, esa característica. Y ningún gobernante la ha erradicado con firmeza, decisión y estrategia. dragonato@hotmail.com

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