martes, 10 de febrero de 2015

COLUMNA

La educación pervertida

Apolinar Castrejón Marino

¿Usted creé que ser maestro carece de importancia? ¿Creé usted que cualquiera puede dar clases y educar a nuestros niños?
No puede ser así, pues la educación en la escuela, es la principal generadora de conocimiento, y la que proporciona herramientas para que los futuros ciudadanos enfrenten con éxito las vicisitudes de la vida. Los niveles más definidos para los maestros y maestras son: educación básica, que incluye primaria y secundaria, nivel medio que incluye preparatoria y bachillerato, y nivel superior que se refiere a las carreras de licenciatura e ingeniería.

Pero a la sociedad en general lo que más le importa es que sus hijos tengan los servicios educativos adecuados. Para empezar, exigen que toda persona que se pare enfrente de un grupo, posea los conocimientos y el entrenamiento necesarios. Todos los que se digan “maestros” deben haber cursado la normal básica, y ocasionalmente, después podrían estudiar una especialidad, licenciatura o maestría.
Actualmente, hay muchas escuelas fraudulentas, como los jardines de niños que ofrecen cursos de inglés, las que ofrecen cursar la preparatoria en 6 meses, y las “maestrías” en ciencias ocultas, que de tan ocultas ni se ven.
También hay muchas instituciones de altos estudios que han pervertido su función en la formación de profesionistas. Por definición, una universidad es una institución de educación superior que expide títulos, a quienes han cumplido con un programa de visión universal, impartido por profesores con altos grados académicos. Sus antecedentes son las escuelas catedralicias y monásticas europeas.
En México se ha inventado las Universidad Pedagógica Nacional (UPN) para que se especialicen maestros de educación primaria en el ejercicio de su profesión, en temas relacionados con la educación en el nivel básico. Desde luego, no puede formar médicos, ni ingenieros, ni arqueólogos.
Tampoco tiene por que contar en sus aulas, a jóvenes recién egresados de la preparatoria o el bachillerato, porque no es una escuela normal. Solo debe tener como alumnos a maestros en funciones, como tampoco puede formar docentes para nivel de secundaria. La UPN que da clases de normal básica, y los alumnos que se encuentran estudiando para profesores ahí están completamente fuera de la norma. 
En el mismo caso se encuentra otra institución que las autoridades educativas crearon para la formación de profesionistas de nivel superior: los Centros de Actualización del Magisterio (CAMs). Usted sabe que un maestro de primaria, no puede dar clases en una escuela secundaria, ni preparatoria. Entonces surgieron los CAM, para atender a los maestros de educación primaria, que querían especializarse para impartir clases al siguiente nivel, de secundaria.
Ahí se formaron maestros especializados en materias de los programas oficiales para impartir clases en secundaria, y ocasionalmente en preparatorias y bachilleratos. Pero ahora, en esas instituciones hay alumnos que se encuentran en formación para ser maestros de primaria, lo cual es completamente arbitrario, pues para eso están las escuelas normales. 
Pues aunque al gobierno le parece que sí, los padres, a quienes compete. Atliaca es una localidad del municipio de Tixtla, donde los padres de familia de los alumnos de la escuela secundaria, se tomado muy en serio la seguridad y la integridad de sus hijos, y exigen que solo den clases a sus hijos, maestros especializados y titulados, es más, si un trabajador o trabajadora administrativo o de intendencia, estudia y terminar una carrera, no se le permite dar clases.
Para ellos, quien entró como intendente, o como secretaria, no podrá cambiar su categoría a docente. Ellos dicen que si ese trabajador quiere dar clases, que se vaya a otra escuela. Este reglamento parece muy exagerado, pero en la práctica, ha mantenido la calidad de la educación, y ha cerrado el paso a la corrupción evitando que el director y el supervisor, concedan horas de clase a cambio de dinero o de favores. 

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