lunes, 2 de marzo de 2015

PRINCIPAL DE PRIMERA PLANA

En manos del narco
Iguala, tras Ayotzinapa

--En cuatro días, 14 asesinatos con el mismo modus operandi:Moto
--Ni Gendarmería ni el Ejército reaccionan; la psicosis en la ciudadanía

Texto y fotos:Jonathan Cuevas.IGUALA DE LA INDEPENDENCIA, GRO.--“Iguala no volvió a su realidad. Ahora tiene una realidad más cruel”. Las palabras de un anciano describen la brutal violencia que se ha vivido en esta ciudad desde hace una semana. La gente y la prensa local hablan del ingreso de un nuevo grupo criminal que se avoca a hacer una “limpia” para exterminar a quienes dominaban.

A partir del martes 24 de febrero se desató una ola de asesinatos. La sangre corre entre los cuadrantes más vigilados de la Policía Federal. Se contabilizaban hasta el viernes (27 de febrero), 14 ejecuciones. El hospital general es fuertemente resguardado porque hay al menos cuatro heridos internados ahí, víctimas de los últimos hechos violentos.
La Gendarmería no ha funcionado en Iguala de la Independencia, de acuerdo a la percepción de los habitantes de este municipio. “Están de aparadores y ligando muchachas en el centro”; se quejó el hombre canoso, cuando fijaba su mirada en el cuerpo inerte de una persona que, acababa de ser asesinada a tiros.
A esa hora (14:00 horas del viernes), en los restaurantes más lujosos del centro de la ciudad y sobre algunas fondas del periférico, estaban parqueadas varias patrullas. Los Gendarmes degustaban sus alimentos mientras los ciudadanos se llenaban de temor y se generalizaba una psicosis a consecuencia de los últimos crímenes. Un número menor de policías resguardaba la escena del crimen.
Se empezó a soltar la rumorología. Vecinos de diferentes colonias reportaban detonaciones de arma de fuego o balaceras. Incluso hablaban de más muertos.
En aquella escena del crimen, sobre la calle Mariano Herrera, mientras los uniformados trataban de bloquear el trabajo de reporteros, las personas que curioseaban en el sitio se quejaban de los altos niveles de inseguridad a los que se ha llegado a partir de la llegada de la Gendarmería.
“Cómo es posible que están matando tanta gente mientras los Gendarmes se la pasan comiendo en los restaurantes del centro. Hasta se juntan todos para comer juntos y eso sí, llenan los restaurantes en la mañana, en la tarde y en la noche”; se quejó una mujer.
Y el cuerpo estaba ahí, frente a ella, a unos 50 metros de distancia porque la zona estaba acordonada. Yacía bocabajo afuera de una escuela primaria donde, “afortunadamente no hubo clases hoy”; celebró otra mujer, vecina de esa zona que aún pertenece a la colonia centro.
El crimen ocurrió como a las 13:25 horas. Antes, la víctima estuvo en un pase de lista de la Policía Municipal en la alameda central, a unos 70 metros de donde fue acribillado.
Al caminar después del pase de lista donde no hubo Policías Federales (que generalmente son quienes llaman al pase de lista), un hombre montado en una motoneta tipo BWS, emparejó al elemento municipal que iba desarmado y vestido de civil. El agresor desenfundó un arma corta y tras soltar algunas palabras, disparó en varias ocasiones.
“Se escucharon varios plomazos”, dijeron algunos testigos que se mostraban incrédulos ante la escena que presenciaron.
Después del crimen, la Policía Federal tardó varios minutos en llegar, a pesar de la fuerte presencia que tienen en la zona. Los policías municipales que también acudieron al pase de lista, nada pudieron hacer al verse desarmados. Nadie pudo defender a su compañero ni perseguir a los victimarios, pues tras los hechos del 26 de septiembre pasado, continúan inactivos y sin permiso para realizar acciones de seguridad.
Para las 14:00 horas ya había llegado la familia del occiso. “¡Levántate Juan!”; gritaba una mujer al momento que golpeaba el suelo.
La fémina tenía aspecto humilde y, aproximadamente 30 años. No dejaba de llorar mientras otra de mayor edad le buscaba consuelo al abrazarla, pero ésta también derramaba lágrimas.
Quien yacía sobre el suelo de tierra era Juan Varela Candelario, de 38 años de edad. Un elemento de la Policía Municipal que actualmente está inactiva tras ser suplida por la Gendarmería Nacional.
Casi dos horas después llegó el Servicio Médico Forense (Semefo) y levantó el cadáver para trasladarlo a la morgue. Dentro de la zona de acordonamiento trabajaron policías ministeriales, peritos y el Ministerio Público correspondiente.
También estuvieron los Gendarmes que prohibieron el paso a todo tipo de personas ajenas a la Fiscalía del Estado, incluso a policías estatales y agentes de gobernación de los diversos órdenes de gobierno. Los agentes de inteligencia militar que, generalmente van vestidos de civil, tampoco tuvieron acceso.
Los 14 crímenes en zonas céntricas…
El pasado martes (23 de febrero) fue ejecutado el médico Carlos Erik Adán Almazán. Le dieron un balazo en la cabeza.
Versiones extraoficiales indican que habría levantado junto con un familiar el día lunes en la central de autobuses Estrella de Oro, a unas siete cuadras del zócalo.
Carlos Erik Adán Almazán era originario y vecino de la comunidad de Tierra Colorada, municipio de Tepecoacuilco. Era de profesión médico y laboraba en el Centro de Salud central de Iguala.
Tras ser levantado fue llevado a las inmediaciones de la colonia Tres Marías, al noroeste de la ciudad donde le habrían dado muerte de un disparo en la frente.
El miércoles siguiente, fueron ejecutadas tres personas. Por la mañana, a las 7:00 horas aproximadamente, sujetos armados llegaron al domicilio ubicado en la calle Pineda número 7 esquina con Nabor Ojeda, en la colonia Adolfo López Mateos ubicada dentro del cuadrante del centro de la ciudad.
Ahí dieron muerte con un arma de fuego a Emilio Rabadán Román, de 56 años. Era el Comisariado Ejidal de la ciudad de Iguala. Recibió 6 impactos de bala y su cadáver quedó en el interior de su domicilio.
Para las 8:00 de la mañana, en la calle de Madero que pertenece a la colonia Centro, fue balaceado el ex regidor Gerardo Román Chávez, también es comisariado ejidal. Abrieron fuego contra él en ocho ocasiones y, con vida calló justo a la puerta de su casa. Fue trasladado al hospital general donde minutos más tarde pereció.
Ese mismo día pero por la noche, cerca de las 20:00 horas, fue ejecutado un ex funcionario priista de este municipio. Se trata de Luis Alfonso Acosta Beltrán quien habría llevado su automóvil a un auto-lavado en la calle Álvarez, también ubicado cerca del centro y, a unos 200 metros del punto donde fueron atacados los normalistas de Ayotzinapa la noche del 26 de septiembre.
Estando en ese lugar, Acosta Beltrán fue atacado a balazos por sujetos que al parecer se desplazaban en una motoneta. Por este hecho resultó herido un lavador de autos que, fue trasladado al hospital general. La víctima en tanto quedó inerte sobre unos escalones. Le dispararon con arma 9 milímetros en 18 ocasiones, pero no fueron acertados todos los disparos.
Cabe mencionar que junto al cadáver, los victimarios dejaron un mensaje escrito en una cartulina color blanco: “BAMOS POR TODOS LOS GUERREROS UNIDOS. ATT. Sierra Unida Revolucionaria…”; se leía.
Para el día jueves durante la noche, en dos ataques diferentes fueron asesinados en un modus operandi similar al de los días anteriores, a tres hombres y una mujer. Fueron dos hechos distintos en donde, en uno de estos se encontró otro mensaje: “Si ustedes no pueden, nosotros sí”. Al parecer se trata de un mensaje dirigido a las fuerzas federales que tienen la tarea de dar seguridad en Iguala.
Ese día era 26 de febrero y, se cumplían cinco meses de los hechos violentos del 26 de septiembre cuando, un grupo de policías municipales y sicarios del grupo criminal Guerreros Unidos, persiguieron por toda la ciudad a normalistas de Ayotzinapa dando muerte a tres de ellos, así como a otros tres civiles. Esa misma noche fueron desaparecidos los 43 estudiantes de esa normal que, aún no son localizados.
A las 8:00 de la noche aproximadamente, en la calle Agustín Melgar de la colonia Ricardo Flores Magón, al poniente de la ciudad, tres hombres fueron atacados con armas cortas, por otros dos que se trasladaban en una motoneta.
Dos de las víctimas murieron de forma inmediata mientras que uno quedó herido y fue trasladado al Hospital General. En el ataque perdió la vida Jaime Varú Salinas de 35 años. Era sastre. La otra víctima no fue identificada en ese momento.
Trasladaron al nosocomio a Willy Huerta Silva de 35 años, herido de gravedad.
A las 21:30 horas, hombres armados a bordo de una motocicleta dispararon con armas a una mujer y un joven que estaban sentados afuera de una miscelánea ubicada en la calle Lázaro Cárdenas de la colonia San José. Los dos perdieron la vida a causa de las balas que penetraron sus cuerpos.
La mujer era María Isidra Rosales Ugarte de 41 años y, el hombre Alberto Peralta Rosales de 21 años. Eran madre e hijo según se supo más tarde. A diferencia de los hechos anteriores, al parecer estas personas fueron ejecutadas con armas largas conocidas como “cuernos de chivo”, pero el móvil fue similar; se les acercaron sujetos en una motoneta y descargaron en su contra las armas.
“Esto va para todos los Guerreros Unidos y a todos los que los apoyen, si ustedes no pudieron puto gobierno de mierda, nosotros sí. Att. La meritita verga S.U”; se leyó en una cartulina donde los victimarios plasmaron su mensaje.
El viernes 27 de febrero tampoco hubo paz y, la psicosis entre la ciudadanía se disparó de gran manera. Para este día, el tema central en la mayoría de las pláticas de los ciudadanos tiene que ver con la violencia. Muchos hablan ya de la incursión de un nuevo grupo delincuencia que pretende apoderarse de la plaza y, desplazar a los Guerreros Unidos.
Lo leído en las cartulinas coincide con esta versión, pues un grupo denominado “Sierra Unida Revolucionaria” se adjudicó algunas ejecuciones. Sin embargo, la voz de los ciudadanos habla del grupo criminal “Los Rojos” que operan en Chilpancingo y una parte importante de la Sierra de esta entidad.
El viernes de la semana pasada, cerca de la una de la madrugada fueron atacadas otras dos personas sobre la calle Rueda en la casa marcada con el número 55, en la colonia centro. Los dos cuerpos que fueron trasladados en calidad de desconocidos al Servicio Médico Forense, también habrían sido víctimas de sujetos a bordo de motocicletas.
Al filo de los 8:00 horas fueron encontrados dos cadáveres con evidentes huellas de tortura. Estaban totalmente ensangrentados, con los ojos vendados, golpeados de todo el cuerpo y, con las manos atadas hacia atrás. Presentaban el tiro de gracia.
Los cuerpos estaban junto al puente Zaragoza, junto a una barranca en un lugar de pastizal.
Junto a éstos había otro cuerpo que, en un primer momento se creyó que también era muerto porque incluso presentaba el tiro de gracia y las mismas condiciones de los dos cadáveres, pero éste se movía y tenía pulso, por lo que al descubrirse que la persona estaba viva, fue trasladada al Hospital General donde se debate entre la vida y la muerte.
Cabe destacar que durante la noche, perdió la vida en el hospital la persona que resultó lesionada del ataque anterior en la colonia Ricardo Flores Magón.
Con esto se contabilizaban ya cinco personas muertas durante el día. Cuatro en ataques armados y uno más en el hospital, producto de las heridas que le provocó un atentado pero, un día antes. El último hecho que elevó a seis las muertes durante este día y, a 14 en los últimos cuatro días; fue el del policía ejecutado a las afueras de la escuela Revolución.
Casi todos los hechos tienen similitud en la forma de operar de los victimarios. En la mayoría se habla de sujetos con armas cortas que se mueven en motocicletas. Todos los ataques se han dado en, o cerca del centro de la ciudad que, resulta ser el cuadrante donde mayor presencia de la Gendarmería y Policía Federal hay.
En todos los casos los agresores han logrado darse a la fuga y, los cuerpos federales de seguridad tardan bastante tiempo para llegar, y menos han podido o querido reaccionar. No se ha informado de operativos de búsqueda de los responsables y, el Ejército Mexicano no ha intervenido pese a los dos batallones que se tienen en esta ciudad, también cerca del centro.
Lo que si se ha visto es un increíble reforzamiento de seguridad en las últimas visitas que han hecho los padres de los normalistas desaparecidos a esta ciudad, así como estudiantes de Ayotzinapa. El 24 de febrero, por ejemplo, se enviaron cientos de policías militares y federales para vigilar y perseguir a los familiares de los desaparecidos.
Aquella ocasión se observaron blindados las oficinas de la Policía Federal y las instalaciones del 41 y del 27 batallón de infantería. Fueron bloqueadas por granaderos, las principales avenidas de la ciudad.
Iguala en manos del narco…
La ciudad de Iguala ha sido fuertemente golpeada por grupos del crimen organizado. Desde 2008 se tienen  registros de levantones y, con el paso de los años se fue consolidando el dominio del grupo conocido como Guerreros Unidos.
De acuerdo a datos oficiales, este grupo creó lazos con el gobierno municipal y se avocó, junto a los gobernantes en turno de 2012 a la fecha, a destruir organizaciones sociales y, evitar la incursión de otras organizaciones del narcotráfico.
La Policía Municipal incluso servía al grupo criminal y, había un dominio tal, que se logró, en términos generales, mantener en calma a la ciudad. Aunque había enfrentamientos, asaltos, asesinatos y secuestros, el número de estos ilícitos era menor en comparación de otros municipios de la entidad.
Sin embargo era bien sabido el fuerte arraigo que ese grupo criminal tenía en el municipio, principalmente en la cabecera municipal, por lo que no se vivía en paz. De lo que más sufrieron los igualtecos en los últimos tres años, era de secuestros y desapariciones forzadas. Durante el gobierno de José Luis Abarca Velázquez, hoy preso y relacionado con el caso Ayotzinapa, hubo más de 100 personas desaparecidas (según cifras del Comité de Familiares de Víctimas de Desaparición Forzada).
Pero desde 2008 a la fecha, el comité de “los otros desaparecidos” conformado apenas hace tres meses, tiene registrados más de 370 casos de desaparición forzada. En varios de éstos se ha denunciado la participación de policías municipales, estatales o del propio Ejército Mexicano.
También se ha denunciado la omisión o complicidad del gobierno de José Luis Abarca y de los mandos del 27 batallón de infantería, en varios de los casos. Se cree que la cifra de desaparición forzada en Iguala es mucho mayor a la registrada por este comité, pues se ha detectado que hay familias que se niegan a denunciar.
En torno a los secuestros no se tiene una cifra real de casos pero, es sabido por los ciudadanos que estos ilícitos eran frecuentes. En varios se pagaba rescate y, a algunos se les perdonaba la vida pero a muchos otros no.
El gobierno estatal y federal han ocultado en todo momento cifras oficiales de asesinatos, desapariciones forzadas y secuestros en esta ciudad que convulsionó tras el caso Ayotzinapa, atrayendo la mirada del gobierno, organismos internacionales de derechos humanos y, la prensa de todo el mundo.
Aquí, gracias a la intervención de los gobernantes municipales según cuenta la gente, casi no se registraban casos de extorsión, en específico el cobro de cuotas por derecho de piso, por lo que se teme que ahora se den estos casos y, el comercio se venga abajo en esta ciudad donde abundan los orfebres y comerciantes de oro.
En la actualidad, de acuerdo a sondeos ciudadanos que se han hecho a través de colaboradores de este medio informativo; la gente se siente más insegura que antes de que la Gendarmería y Policía Federal tomaran las riendas de la seguridad.
“Antes se sabía que los municipales eran los malos pero al menos, eso sí hay que decirlo, no permitían los robos, los asaltos, cuidaban a la gente y tenían en calma esto. No había tanto asesinato como ahora, tanta sangre”; renegó un hombre del que, por obvias razones se omite la identidad.
Hoy Iguala ha vuelto al miedo y con mayor intensidad al notarse aquí tantos asesinatos. La gente en lo general tiene un panorama claro que, desde hace tiempo se venía cantando. El gobierno federal atacó al grupo de los Guerreros Unidos tras el caso Ayotzinapa y, debilitó la organización, lo que ha dado pie a que otros grupos tengan la oportunidad de luchar por la plaza.
El cartel de la Sierra Unidad Revolucionaria que habría desprendido también de los Guerreros Unidos, pero aliado con Los Rojos que operan en Chilpancingo, pretende apoderarse de la plaza. La gente dice que se trata de un nuevo grupo y, temen que sea más sanguinario que el que estaba. (API).

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