martes, 5 de mayo de 2015

ARTICULO

Falcotitlan

Trabajo
Hugo Falcón Páez
Trabajar es un asunto sagrado, fortalece el espíritu y atrae nuestro dinero.
México fuera de control. El viernes, Jalisco se incendió en diversos puntos. Ardieron carreteras, vehículos, gasolineras, locales comerciales, sucursales bancarias y un helicóptero de la Sedena. Heridos y muertos en las zonas metropolitana, turística y urbana. Incluso en Guadalajara suspendieron campañas los candidatos, ya que la violencia se convirtió en Código Rojo. Un protocolo que somete a vigilancia extrema y seguridad inteligente el delicado estado en que se encuentran los ciudadanos, también los daños abarcaron las entidades de Colima, Guanajuato y Michoacán. Es decir, hasta ahora el control es del Ejército, Marina, PGR y Cisen, coordinadas con las autoridades estatales y federales.

El viernes representando un fin de semana largo, se festejó el Día Internacional de los Trabajadores o Primero de Mayo. Los habitantes que forjan con exceso sacrificio una forma de vida, celebraron la jornada de la clase obrera. Ese movimiento que surgió para reivindicar a los trabajadores contra los gobiernos represores, autoritarios y patrones que tras la imposición de una ley, la del amo, han logrado nada más paliar o menguar un lastre que es la esclavitud. En todos los prismas del ámbito antropológico, sociológico y psicológico es un hecho. Los citadinos expuestos a tan delicada situación marchan como si fueran corderos, el miedo se traduce en pancartas, gritos e insatisfacción sobre las calles más transitadas de cada municipio, desde cada vivienda se observa, en cada lugar de nuestra nación. Por ejemplo, hemos sobrevivido entre carencias, hurtos y desabasto alimentario, médico, social, agrario, industrial, turístico, político, laboral, académico, artístico, cultural, empresarial, marítimo, ecológico y económico. Nos orillan a crear un novo modus vivendi en un escenario no muy lejano, me refiero a tener un jardín fortificado, un vergel o huerta en cada hogar. Donde sembremos y cosechemos nuestros alimentos, poder dar a la República Mexicana un futuro. Obtener de forma honesta comida, tal como los granjeros, los campesinos o los labriegos. Un nuevo oficio híbrido, una nueva clase media surgiría con el sólo hecho de obtener biósferas en cada colonia con sus respectivos invernáculos o invernaderos, para cultivar los vegetales, frutas, legumbres, verduras. Un asunto agropecuario ultramoderno, para diseñar una megatendencia urbanizada y sea parte del compuesto socioeconómico. Un grave problema debe traer como consecuencia una idea con soluciones grandes y magno trabajo. No los aparatos y dependencias que supuestamente ayudan al más necesitado, se convierte en un mito el auxilio con tantos personajes que ofertan esta postura cobrando altos porcentajes. Con candados insustanciales burocráticos, sistemáticos y legislativos.
Aquí los más inútiles, los ineptos e ignorantes, son los que cursan en la clase alta. Por ello siempre he dicho, que Latinoamérica es un cúmulo de serviles consumidores, por su portentosa manera de ser y hacer solapadores. Para ocultar y suprimir las buenas intenciones de quienes desean voluntariamente una mejor sociedad. Estamos trepados en un muro donde los impostores y falsos políticos traen una frase, sólo eso. Los mediocres de centurias que ganan salarios o algunos poniendo las manos para unas cuantas monedas, son los que extinguen al nuevo mexicano. Ese que con su espíritu atraen el dinero, porque es el fiel reflejo de ese asunto sagrado que es el de trabajar.
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