viernes, 19 de junio de 2015

ARTICULO

La otra cara de la historia


José Omar Tirado
En toda narración de carácter histórico, los autores tratan de destacar aquellos aspectos que consideran imprescindibles para enaltecer la imagen del héroe, o magnificar las acciones gloriosas que se llevaron a cabo en determinado espacio y tiempo; pero el visto bueno siempre lo ha dado la clase dominante; es decir, la que tiene la sartén por el mango. Sin embargo, a veces escapan algunos hechos circunstanciales que dejan ver ciertos detalles un poco difíciles de soslayar y que alguien, tarde o temprano, los descubrirá y sacará a la luz pública.

Algunas personas podrán estar de acuerdo con las teorías de Don Carlos Marx, otras no, pero lo cierto es que, cuando escribió su obra “El XVIII Brumario” no se peló cuando dijo: “Los hombres hacen su propia historia, pero no lo hacen según el deseo de su iniciativa ni de las circunstancias libremente elegidas; ellos  están obligados por las circunstancias del momento tales como los han creado los acontecimientos y la tradición” Acogiéndonos a este postulado, echemos u vistazo a algunos casos:
EL NEGRO PRIMERO
Vamos a ubicarnos en 1821, año en el cual se llevó a efecto la batalla de Carabobo, donde se logró la independencia de Venezuela. Comencemos por decir que nadie puede negar la fortaleza y valentía del Negro Primero en aquellas luchas que se dieron en los distintos escenarios de la guerra. Pedro Camejo - su verdadero nombre, y a decir de la abuela de mi abuelita, eran “parientes”, nacidos en el mismo pueblo de  San Juan de Payara, lugar de nacimiento del héroe, y de apellido Camejo; bueno, a lo mejor sería verdad porque en aquella época no habían mucha gente que llevara tal apellido en un pueblo tan pequeño -  Ese apodo se lo ganó porque fue el primero en dar la pelea frente a los lanceros apureños del General Páez;  precisamente, es este quien relata que el 24 de junio de aquel año, en los fragores de la batalla,  observa que viene de regreso un hombre a caballo y le grita: -¡No huyas Negro cobarde! -  y este le contestó –¡No huyo, mi general, vengo a decirle adiós, porque estoy muerto!
Si nos acogemos a la lógica, lo primero que se nos viene a la mente es que los muertos no hablan. Segundo; un hombre que viene herido de muerte, no debía tener muchas ganas de andar dando discursos patrióticos; pero en honor a la verdad, vaya uno a saber. 
UN MENSAJE A GARCIA  
Corría el año de  1889, era una tarde del mes de febrero, cuando el periodista norteamericano Elbert Hubbard, para llenar un espacio en el periódico en el cual trabajaba, escribió un artículo sobre la eficiencia y responsabilidad de un hombre ante la tarea encomendada. La pequeña reseña muy pronto dio la vuelta al mundo; se imprimieron millones de copia y se distribuyeron entre soldados, obreros y empleados de grandes y medianas corporaciones. Dicho artículo relataba la siguiente historia:
Durante la guerra por la independencia de Cuba, el presidente de los Estados Unidos de Norte América William McKinley, necesitaba enviarle una carta al revolucionario insurgente Calixto Gracia, quien se encontraba luchando en las montañas de la isla. Alguien le comentó al Presidente de un oficial que podía encargarse de la tarea: su nombre Andrew Rowan. Dicen   que Rowan se presentó en el Despacho;  recibió la carta,  la guardó en una mochila de cuero, se la metió dentro de la camisa y se marchó sin preguntar: ¿Quién era García? ¿Dónde se encontraba? ¿Cómo hacia para entregarle la carta?. Lo cierto fue que Garcia recibió la encomienda.
Hasta aquí la historia de este hombre excepcional; tema de discusión en las aulas universitarias, academias y círculos políticos; pero más tardes pudimos conocer que el tal Rowan, no era ningún tontaina, sino  un oficial del ejército, de la marina o algo por el estilo; con perfecto dominio del idioma español y de la situación cubana. La carta la recibió de manos del Secretario de Guerra, quien lo puso en contacto con Palma Estrada, un jefe revolucionario en el exilio; este a su vez, lo instruyó para que al llegar a la isla fuera a entrevistarse con el teniente Fernando Bonett, encargado de llevarlo hasta el campamento de Bayome. Una vez instalado en el campamento, se reunió con el Coronel Cosme de La Torriente quien lo condujo ante la presencia del revolucionario Calixto García para que pudiera hacer entrega de la célebre carta.  
No podía ser de otra manera, La jungla cubana era muy extensa y solo muy pocos sabían dónde se encontraba Garcia.  Aún en pleno siglo XX, otro alzado de nombre Fidel Castro se encontraba peleando en unas serranías cubanas y, ni siquiera el Dictador de aquel entonces Fulgencio Batista, pudo dar con su paradero. Cabe destacar que tampoco este “revolucionario” dio libertad a Cuba, sino que se encargo de llevarla a la ruina, el fracaso y a la miseria.
EL LIBERTADOR SIMON BOLIVAR,  Y UN TAL HUGO CHAVEZ
Todos conocemos que en  cualquier régimen de naturaleza monárquica, democrática, comunista y  totalitaria pululan a su alrededor muchos adulantes y  cagatintas que se dedican a ensalzar y  glorificar a tales gobernantes; aún no teniendo meritos para merecerlo; algunos llegan a traspasar ciertos los límites, como el caso de aquellos monjes chinos que cuidaban los niños herederos al trono del Imperio, y olían sus heces como si fuera un delicado perfume francés. Adulantes de la misma calaña son los que están proponiendo que a Hugo Chávez  se le confiera, - post morten- el Titulo de “Libertador”. Cuando aún vivía este individuo, llegó un señor de la Madre Patria y sugirió que se le llamará “Libertador de la Venezuela Moderna”; desde luego, esta recomendación le dio pingües ganancias al profesor Monedero.
El señor Hugo Chávez - para abreviar lo trataremos como HCH -  lo que hizo durante todo el tiempo fue imitar, de una manera burda,  al Padre de la Patria, Simón Bolívar – a quien también haremos mención como SB.
El joven SB juró en el Monte Sacro un 15 de agosto de 1805, delante de su maestro Don Simón Rodriguez, no darle descanso a su brazo ni reposo a su alma hasta tanto no rompiera las cadenas que nos oprimían del poder español.
El señor HCH juró frente al tronco de un viejo árbol el 17 de diciembre de 1982, junto a sus camaradas militares- más tarde cómplices en un golpe de Estado-, que acabaría con el hambre y la corrupción en el país. La historia pasó a demostrar que ha sido el régimen más corrupto de la América Latina, y donde la escasez de alimentos campea por todo el territorio nacional.
El General SB. Llevó justicia, paz y libertad a los pueblos de Colombia, Ecuador, Venezuela, Perú y participó en la creación de la nueva República de Bolivia.
El teniente coronel HCH trató de exportar su Socialismo del Siglo XXI, disfrazado de “Revolución Bolivariana”, a varios países latinoamericanos. Tuvo relativo éxito en Bolivia, Ecuador y Nicaragua, donde apadrinó y financió las campañas electorales de Evo, Correa y Ortega; pero en Colombia peló gajo porque tenían un Presidente como Alvaro Uribe, con los pantalones bien puestos, y un pueblo siempre dispuesto a votar en contra de cualquier candidato financiado por el gobierno venezolano.
El Libertador SB. Logró la independencia de La Gran Colombia el 7 de agosto de 1819 en la gloriosa  Batalla de Boyacá.
El Dictador HCH, estuvo en un tris de declararle la guerra a Colombia, cuando en febrero de 2008, el  ejército colombiano mandó para el otro mundo al número 2 de las FARC, el guerrillero Raúl Reyes; bueno, el hombre se puso como un energúmeno, berreó, pataleó, agarró 10 batallones militares y los mandó, listos para el combate,  a la frontera que compartimos con la hermana República.
Después del triunfo en las batallas de Junín y Ayacucho en 1824,  la municipalidad de Lima   obsequió al Libertador Simón Bolívar una magnifica espada elaborada en oro de 18 quilates, con incrustaciones de piedras preciosas en la empuñadura, la cual SB guardaba con mucho celo; pero; cuando  llegó Hugo Chávez al poder,  creyéndose la reencarnación del Padre de la Patria, se apoderó de ella y la desenvainaba en cualquier acto público, mitin o desfile militar; blandiéndola como si fuese un machete conuquero, lo que hacia recordar a Manuel Noriega –un dictador panameño -  cuando, durante sus  discursos contra los gringos, esgrimía con violencia un machete que cortaba el aire.
 Muchas replicas de la espada del Libertador se mandaron a fabricar, y no hubo dictador que llegara a Venezuela sin que se llevara una de ellas como obsequio del gobierno. Estos actos ceremoniales, considerados en el pasado como de gran solemnidad, pasaron a convertirse en una especie de representación teatral pueblerina, o en una barata función de circo.
A un hombre como HCH, quien trató de tergiversar la historia argumentando que SB, no había nacido en Caracas, sino por los lados de Barlovento; que era zambo y bembón como él; que no había muerto de tuberculosis como han dicho los historiadores, sino envenenado por la oligarquía colombiana; que trató de borrar de la memoria colectiva la figura de José Antonio Páez, verdadero fundador de la Republica de Venezuela, según Decreto del 13 de enero de 1830;  para un hombre así, una cuerda de lamebotas (por no decir otra cosa) están solicitando se le confiera el Título de “Libertador”
¡¡Una vaina de locos, pues!!
 Http:// cronicadeloabsurdo.blogspot.com
Caracas. Venezuela. Mayo de 2015. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Muchas gracias por leer La Crónica, Vespertino de Chilpancingo, Realice su comentario.