viernes, 26 de junio de 2015

ARTICULO

El positivismo 
de la Juventud

César González Guerrero
A propósito de las clausuras y egresad@s de los diferentes niveles de educación en Guerrero.
Ser joven es una de las etapas más importante del ser humano, es la edad que, según la Organización Mundial de la Salud (OMS) se ubica entre los 10 y 24 años,  otros la ubican entre los 15 y 35 años, mientras que, para otros, fluctúa entre los 18 y los 30, no importa la precisión, lo interesante es que en este periodo, el hombre o la mujer, destaca la inquietud y rebeldía, la búsqueda del porque de todas las cosas y por si esto fuera poco, en la juventud se encuentra lo mejor de un futuro de cualquier sociedad. La juventud es energía, vigor y frescura. Todo ello, bien encauzado da buenos frutos. Eso me consta.

Independientemente de todo, son aproximadamente 20 años que la juventud, a veces por desconocimiento, la mayoría no aprovecha esta etapa. O mejor dicho, no se le aprovecha. Es considerada como la etapa más difícil, en virtud de que, los mismos padres de familia, en muchas ocasiones, se declaran incapaces de controlar. He ahí el problema que se presenta con los jóvenes. Para ellos nada está bien y siempre están en contra de las ideas de los mayores. En una gran parte de ellos, contradictoriamente, sus ideas son de cambio pero sin rumbo. Son muy escasos los jóvenes que destacan y que llegan al final. Por ello es muy difícil encontrar jóvenes que destaquen en las diferentes áreas del conocimiento y la profesión. Es asunto dialéctico que se considera muy natural.
Para empezar, en esta etapa de la juventud, y debido a que se carece de conocimientos y de experiencias, que son parte fundamental para obtener un empleo, obviamente se le rechaza, casi en todo. En varias ocasiones se ha dicho, en el ámbito de la política principalmente que, cuando un joven aspira a un cargo de elección popular se le contesta que “estas muy joven” y, años más tarde, cuando reitera su aspiración, se le contesta  que “ya estás muy viejo”, “eso lo debiste haber hecho en tu juventud”. Quien los entiende. Sin duda, son pretextos de los “viejos” para evitar que los jóvenes accedan al poder y, desde luego, sean desplazados. 
Como sea, ser joven es sinónimo de fuerza y de voluntad al cambio que bien se debería aprovechar y optimizar, si es que queremos un Mejor futuro para nuestro país. Los gobernantes de los tres niveles Federal, Estatal y Municipal tienen la obligación de abrir espacios a la juventud si es que en verdad se aspira a una nueva sociedad. Desde luego, también se requieren jóvenes preparados, responsables, con capacidades y habilidades para enfrentar y superar los retos actuales.
En México existe, de acuerdo con las cifras oficiales, una población juvenil que rebasa los 30 millones, quienes tienen un sin número de problemas que hacen urgente su atención. Y algunos de ellos son, precisamente, el empleo y la seguridad. Sin embargo, en esta ocasión el presente artículo no tiene este propósito. Ya habrá otro espacio posteriormente.
Ejemplificando la problemática juvenil, con mi modesta experiencia, en el aspecto educativo, yo recuerdo cómo después de culminar mis estudios de primaria en mi natal Copala, en el año 1967, tuve que salir, junto con mis hermanos y amigos de la época y, desde luego, con la tristeza y el enorme esfuerzo y sacrificio de mis padres,  a la ciudad de Acapulco para continuar la educación secundaria, en la legendaria escuela Secundaria Federal Numero 1 y, años después en 1970, avanzar a la ciudad de México para estudiar en la histórica Vocacional 5 de ciudadela, y en seguida en 1973, ingresar a la inolvidable y rebelde Escuela Superior de Economía del glorioso Instituto Politécnico Nacional. Eso se dice fácil. Pero sobrevivir más de 10 años lejos de la familia y sin el apoyo económico básico para estudiar, se presenta un problema más en esta etapa juvenil, la falta de empleo. 
Sin ninguna pena, al menos yo, y creo la mayoría de los jóvenes estudiantes hijos de campesinos pobres de nuestros tiempos, tuvimos que buscar algún ingreso realizando actividades que, para algunos pudieran ser vergonzantes, sin embargo con dignidad las realizamos, yo si lo hice. Desde el pequeño cargador de canastas en el mercado central, de 5 a 9 de la mañana, primero; después como vendedor de los  periódicos la verdad, trópico, revolución, etc., con el mismo horario; y luego como  ayudante de mecánico. Esto en Acapulco.
En la ciudad de México, la cosa siguió igual, vendedor ambulante en las calles de Coruña, en donde me empleaba mi amigo y paisano Tachito Pérez; enseguida, en el turno matutino, durante los días hábiles,  como vendedor de periódicos, libros y revistas con mis amigos José (PEPE) y el “Yucateco”, en los pasillos de  la Escuela de Ciencias Políticas en Ciudad Universitaria; actividad que los fines de semana (sábados y domingos) trasladábamos a la Casa del Lago en el parque de Chapultepec. Todo el material que vendíamos era de carácter político, filosófico y de tendencias marxistas, maoísta, trotskista y leninista. Literatura de moda y de mucha demanda. Así sobreviví y sufragué mis estudios de Vocacional. No puedo omitir que también mis padres y mi hermano Javier aportaron una buena parte de dinero para seguir estudiando. Debo señalar que ahí también conocí a mis amigos “El Chilo” y mi paisano Baloy Mayo Ventura. 
Finalmente, mi amigo Luis Sánchez Álvarez, “el matador”, me dio la oportunidad de trabajar como ayudante de mecánico de cámaras fotográficas, durante los primeros 2 años de mi carrera, y enseguida el destacado maestro matemático  Arquímedes Caballero Caballero, me apoyo con una plaza de Prefecto de la Escuela Secundaria Federal 187, con la cual logre terminar mis estudios superiores.
A todos, y a otros que por falta de espacio no menciono, o que involuntariamente se han borrado de mi mente,  agradezco su respaldo en esos tiempos tan difíciles. 
Sin su apoyo jamás hubiera llegado a ocupar los modestos espacios que la vida, y mis amigos, me han deparado durante el periodo 1967-1977. Después de ello, ya como profesionista,  será otra historia. Conste, solo es para ejemplificar que, para la juventud, todo es posible. Adelante jóvenes guerrerenses.

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