lunes, 1 de junio de 2015

COLUMNA

Los animales
 también votan 

Apolinar Castrejón Marino


En un descuido de su dueño, un búho se había escapado del cautiverio en que había estado mucho tiempo. Sus instintos lo llevaron a refugiarse en la selva, y en poco tiempo se adaptó, y hasta se hizo amigo de otros animales.
Le gustaba contarles muchas cosas que había aprendido acerca de los humanos, por ejemplo, que los hombres realizaban competencias con los artistas, para saber quiénes eran los mejores en cada disciplina: pintura, dibujo, escultura, canto, etc.

A alguien se le ocurrió la idea de trasplantar costumbres humanas, y de inmediato se organizó un concurso de canto, en el cual se anotaron rápidamente, desde el jilguero al rinoceronte.
Desde luego que el búho, quien se llamaba “Lencho”, fue el encargado de establecer las bases del concurso. Así, se decretó que el concurso se definiría por el voto universal, directo, y secreto de todos los presentes, que de esta manera serían el propio “jurado”. De suerte que nadie propuso que hubiera un Instituto Electoral de la Selva.
El día del concurso, todos participaron, cantando lo mejor que pudieron, y recibieron el aplauso de la audiencia, por su esfuerzo. Los asistentes metieron su voto en una urna que había colocado el búho.
Cuando llegó el momento del recuento, el búho abrió la urna para hacer el recuento de voto por voto, ante la mirada de todos, como un ejemplo de vocación democrática, como había escuchado decir a los políticos en las ciudades.
El búho sacó el primer voto y, ante la emoción general, gritó:
-¡El primer voto, es para el burro!
Se produjo un silencio, y luego, unos tímidos aplausos.
-¡Segundo voto: burro!
-¡Tercero... burro!
Todos comenzaron a mirarse sorprendidos, y cuando seguían apareciendo votos para el burro, los votantes empezaron a sentrse culposos y avergonzados de sus propios votos. Todos sabían que no había peor canto que el rebuzno del cuadrúpedo. Sin embargo, les iba ganando a todos.
Terminado el escrutinio, quedó decidido por “libre elección” del “imparcial” jurado, que el desafinado y estridente grito del burro era el ganador ¿Qué había sucedido? El búho aseguraba que cada concursante, considerándose a sí mismo con cualidades reales de ganar, había dado su voto de compasión, a quien consideraban menos calificado de los participantes y que no representaba amenaza alguna.
La votación fue casi unánime. Sólo el burro, consciente de su propia falta de arte, había votado sinceramente por el jilguero.
 ¿Sabe usted qué es el “voto duro”? entonces sabe que la familia del candidato, sus amigos y compadres, inequívocamente van a votar por él. Los dirigentes de tal o cual partido, los simpatizantes y los afiliados, son votantes seguros para su organización política. 
 De los partidos políticos, dependen muchas gentes porque las han colocado en el trabajo, o se comprometen a conseguírselos, porque hacen valer sus “influencias” para facilitarles trámites, gestiones y diligencias: pago de impuestos, ingreso a escuelas, conseguir contratos, etc. Todos estos beneficiarios cuentan como “voto duro”.
 Los ciudadanos libres, desinteresados e imparciales, son presuntos votantes para la elección del próximo 7 de junio. Pero todos los sondeos, encuestas e instrumentos de exploración de la intención del voto, indican que no van a votar, a pesar del alud de anuncios en la televisión, la radio y los periódicos.
 La gente no es tan tonta, como parecen creer los candidatos y los dirigentes de los partidos. Mucha gente conoce la trayectoria oscura de los candidatos, y sabe todas las trampas que hizo para llegar a obtener su candidatura. Y lo sabe por ellos mismos. De su boca han salido insultos, descalificaciones y denuncias contra sus rivales.
 En el Estado de Guerrero, Armando Ríos Piter “El Jaguar” “se descoció” hablando mal de sus correligionarios. Lo menos que dijo es que le propusieron que fuera candidato a la gubernatura, pero que se comprometiera a no ejercer acción en contra de Ángel Aguirre.
 Los priistas son más mesurados ante los medios de comunicación, pero “en corto” el presidente municipal de Chilpancingo, quien sentía que era el candidato “natural” para ser gobernador, en un abrir y cerrar de ojos, se vio rebasado por otro más coyote, Héctor Astudillo.
 Y lo peor es que las campañas de todos los candidatos de cualquier partido, se basan en “echar tierra” a sus antecesores. Betty Mojica, candidata del PRD ofrece a los votantes “Honestidad y firmeza”, seguramente porque piensa que es lo que le falta a la población…porque no se lo dio el gobierno anterior.
 Héctor Astudillo, candidato del PRI ofrece “Un Guerrero con orden y paz”, después de que por más de 50 años, su partido colocó una larga lista de gobernadores que sumergieron al Estado, en la pobreza, la corrupción y la delincuencia.
 Luis Walton, va contando los días, y dice que faltan muy pocos para que llegue al poder su partido, y que las cosas cambiarán completamente. Este panzón, cínicamente, ofrece lo que no pudo hacer en Acapulco durante los 2 años en que fue presidente municipal. 
 ¿Por quién va a votar usted? No se olvide que si recibe un tinaco, lámina cartón o aunque sea una despensa, con ese solo hecho ya está validando la elección de quien lo va a jinetear durante 3 años mínimo.

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